Estrés
A veces puede con todo,
te llena la cabeza de problemas,
maldices, gritas y no te relajas.
¿Por qué vienes a mi encuentro y no soy avisada?
Vete, no te quiero cerca.
Vete, eres mi tormenta.
Huye, bicho del seol;
nadie te quiere ni aunque seas el último dios.
En todos mis retratos, plasmado.
Día a día sin descanso,
la misma monotonía de siempre,
mi espalda duele sólo con verte.
No me dejas pensar...
La comunicación se corta...
No vuelvas, por favor...
Tengo apenas tres horas...
...
...
...
...
Maldito el día en que naciste,
en el que al mundo viniste,
sirves para causar tormento y confusión.
¡El vivo ejemplo de la rendición!
(The Writer)
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