Tú, que tienes de primaveras flores,
que cartas viejas en el fuego quemas,
si olvidaste tus pasados amores...
¿quemarás acaso este poema?

Tú, que en la vida tienes la sonrisa,
que siempre en este mundo has de partir.
No sé tal vez si volverás de prisa,
¿me dejarás también sin sonreír?

Tú, dueño absoluto de lo imposible,
que para ti ya nada es realidad.
¿detendrás hoy tu paso indetenible,
alejarás de mí la soledad?

Tú, que tienes quizás la luz de aurora,
que para ti no hay por qué temer.
¿llegarás con mirada turbadora?
¿harás de mí un eterno amanecer?

Tú, amigo siempre de los fuertes vientos,
que vienes tardíamente de un amor,
tú, que sabes quizás lo que yo siento,
¿apagarás la llama del dolor?

Tú, dueño eterno de la fantasía,
que tienes en tu vida un sueño vano...
pues quieres retener el alma mía...
¡a qué no se te cae de la mano!