Dices amor y todavía me sorprendo,
de ser dueña de toda esa palabra...
Dices amor, y todavía me asombro
porque amar es vivir maravillada:
con ojos abiertos para ver la vida,
con corazón agitado por sentirlo todo.

Dices amor y siento que sueño todavía,
porque nunca imaginé quererte tanto...
Y te miro a los ojos y te llamo así:
amor de mi vida,
hombre de mis sueños,
compañero del hoy y del futuro...

Te llamo amor y también te maravillas,
porque a veces olvidas que lo eres...
Pero siempre te nombro de este modo,
y en esa hermosa manera de llamarnos,
simplificamos mucho,
resumimos bastante,
pero en esencia lo decimos todo.