Ropa de flores ese día llevé,

me senté a su lado apenas llegué

como cada vez.

El diálogo transcurría

en un debate animado,

me pregunté alguna vez si me querría,

tal vez ahí lo hube confirmado.

No obstante, nunca me percaté

como lo hice aquella vez

de esa manera

en que me había mirado.

En medio de mi emoción

por tan buena conversación

creí atisbar de soslayo

una mirada de admiración.

¿Unos ojos de pasión?

¿Tal vez fue sólo mi imaginación?

No quiero inspirar amor.

Mas un instante después

no quedó rastro alguno

de aquel rostro extasiado

que antes me había observado.

Realmente me había abrumado.

¡Vaya, sensación extraña!

Da miedo inspirar amor.

Fue su descuido de un instante

y mi femenina intuición

la que captó el alma de aquel semblante.

No debo inspirar amor.

Holis! Este poema también está en mi Instagram personal. Dejo acá la imagen del post, la foto del fondo es una planta de flores amarillas que tomé en unas vacaciones en Mendoza, Argentina.