Aún recuerdo cuando llegaste,

me erizaste la piel.

Desde aquel día en que tomé un lápiz y puse mi corazón en un papel.

Probé miel, se sintió bien,

como una agradable melodía.

Han pasado más de treinta primaveras y sigues conmigo, poesía.

...

Es una algarabía que brota desde mi diafragma,

una amalgama,

de catarsis que abre enormes ventanas,

y portales, a universos creados mientras me divierto,

y también a dimensiones que han surgido de mis lamentos.

...

No siempre me tratas con ternura,

a veces eres terca y cruel,

pero aunque pierda la cordura,

no me dejas de comprender.

...

Transmites ira como fiera,

pero eres tierna cuando hace falta.

Si mi mente se desespera,

traes caricias al alma.

...

Si estoy naufragando,

eres la luz que me guía hacia la tierra,

y quien me impulsa desde abajo,

cuando quiero tocar las estrellas.