Los humanos no somos capaces de controlarnos.
A veces, es la tristeza.
A veces, es el dolor.
A veces, es la impotencia.
A veces, solo eres inferior.
Pero como dije,
de controlarnos no somos capaces,
de entender por qué corres,
o de simplemente,
de entender lo que eres.

Por ello, sentimos lo malo,
solo el escándalo,
y como en un establo,
estamos atrapados, pero en el recelo.

Yo era así,
yo fui así,
y pensé que sería así,
por el resto de la vida que tan poco conocí.
Lástima que aparecieras tú,
¿no crees?
Cuando creí mi vida conocer,
tú solo me hiciste ver,
que todo lo que pensé saber,
fue lo que en todo el tiempo erré.

Ahora te veo como alguien más,
como alguien que ahí siempre estará,
y nunca me he sentido así con nadie más,
nunca he pensado así de nadie jamás.

Llegaste para cambiar en mí algo que ya había aceptado.
Llegaste para hacerme ver que todavía tengo algo en lo que he de creer.
Llegaste para asegurarte de que cada vez que estuviéramos juntos, pudiera olvidarme del resto del mundo.
Llegaste para eso,
llegaste para más,
llegaste para mí.

Ahora hay algo distinto en mí,
algo que ni puedo describir,
siento que mi vida aún se puede reescribir,
y lo peor,
es que solo lo haría por tí.

¿Tan idiota es pensar,
que quizás y solo quizá,
por fin he encontrado mi lugar?
¿Tan idiota es creer,
que cuando el sol se ha de poner,
mi luna puede aparecer?
¿Tan idiota es tratar de impedir,
que mi destino de morir,
se haya de cumplir?
¿Tan idiota es querer ser el jugador
de mi propia labor,
y nunca ser mayor?
¿Tan idiota es seguir siempre al sur,
solo porque tú, y solo tú,
estarás allí?
Si todo eso es idiota,
entonces deja que yo lo sea.

Porque tú,
y solo tú,
eres quien le dio significado a todo,
quien me hizo valorar lo que adoro,
y quien me recibió antes hasta que yo.

Pero al fin y al cabo,
que te aparezca una pluma blanca,
es sinónimo de que tu ángel guardían está ahí.
Yo decidí,
que ese ángel fueras tú.

Tú le diste un significado a mi vida,
y ahora no puedo vivir sin ella.