Todo el mundo tiene un vicio a algo, que aunque los destruye lentamente, ellos siguen probando ese néctar de autodestrucción.

He crecido rodeado de vicios, cual he visto como mi alrededor es consumido por él, he visto como todos los que alguna vez quise han muerto en vida.

Todos ellos han matado sus penas, sus sufrimientos entres gotas de alcohol, bebida tras bebida, trago tras trago, se lastiman intentando olvidar algo que les causó tanto daño.

Durante mi infancia caminé rodeado de botellas vacías como el alma de los que se las acabaron.

Rodeado de latas de cervezas, botellas y frascos, de todas las marcas, tamaños y colores que podrían existir.

Durante mi corta edad he visto borracho tras borracho, aunque intentaron alejarme de ellos, yo no podía, ya que era mi padre y familiares los que estaban tirados en el suelo.

He visto que este mundo está muy loco, que un libro es veinte veces más caro que una cerveza, donde se vende felicidad en un frasco de destrucción interna.

He visto como los vicios, destruyen hogares, amistades, corazones, familias, parejas, relaciones, futuros, perjudican hijos, nietos, jóvenes, mentes humanas y miles de cosas más.

Caminé entre valles de vicios, ahora solo miro al pasado, con una sonrisa por que a pesar de todo nunca me consumí estando rodeado entre tanta destrucción.

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