Cuando veo el sol acostarse entre el horizonte, sus rayos en contacto con el mar, hace reflejar cálidos colores como: claro, un amarillo solar, un tenue rojo rosal, anaranjado radiante, un rosa cerezo, incluso un café que me recuerda solo y únicamente a tus ojos, a tus ojos cafés.

Cuando observo el inmenso e inmarcesible oceáno, en estupor resulto si me pongo a meditar lo profundo que es, por un momento pienso en esta cuestión preguntándome: ¿Habrá algo aún más profundo? Y entonces recuerdo tus ojos, tus profundos ojos.

Cuando escucho a la gente hablar sobre sus adicciones ya sea a cosas visibles o invisibles, algunas mas vagas que otras, me sonrío al recordar mi loca adicción por tus ojos, tus ojos adictivos.

No puedo soportar ni un solo día sin mirar tus cafés, profundos y adictivos ojos. Para mí, se han vuelto una afición empedernida, una adicción sin cura, una perenne obseción. No puedo evitar perderme en el laberinto de tu mirada, aunque, es eso lo que quiero.

Mirarte y delitarme en tus ojos es uno de mis pasatiempos favoritos y me digo a mi misma cuán hermosa debe ser una pintura de tus bellos ojos, sin duda pasaría horas observándola.

Sonrío al sentir que me miras mientras estoy distraída, mirarte y lanzarme de cabeza en tus oceánicos ojos quisiera pero, tu coqueta mirada nerviosa me pone, tanto que empiezo a imaginarme de qué manera salir de allí los dos a un lugar para posteriormente abrazarte.

Amo drogarme con tu aroma y sentir que me tomas de las manos como si fuesen de cristal, entrelazas tus dedos con los míos y siento que con todo esto: tu mirada profunda y adictiva, tu abrazo y tus manos, al cielo voy volando.

¡Dime! ¿Cómo le haces? Dime cómo le haces para que mi corazón se acelere cada vez más. Dime, dime cómo le haces para que quiera quererte mas de lo que te quiero. Dime cómo le haces para que desee tanto amarte incluso besarte. ¡¿Como?! Oh mi poeta, cómo le haces para que me enamore más de ti a cada paso que demos al caminar.