Poema 16 (Extraordinario)
Somos polvo de estrellas y también somos pequeñas partículas de nada, que brillan con estelas de colores en el universo.
Somos tan diminutos, que Dios con una lupa llamada luna nos observa con cautela para ver que tan grande corazón tenemos.
El mundo es tan grande, tan feroz y tan desafiante... Pero aún tengo tiempo de sentarme y ver mi alma reflejada brillando en el lejano cielo.
Cuando llegue allá, tal vez no haya nada, o quizás, esté todo.
Mi destino me llama y un secreto clama: Que todo dentro de mí, vive la luz de un amor inmenso.
Cada estrella brilla como si un alma de aquí abajo la protegiera.
Y la noche, es el deleite para los que de día no escriben con romance un verso.
Luciérnagas, pequeños destellos nos ilumina en las penumbras fieras.
El viento nos cuenta secreto y escuchamos como cada parte del universo tiembla.
La luz se esconde y las nubes juegan con pintura cálida en el cielo. Los colores se despliegan y se trazan antes de que llegue la fría anochecer sin evento.
Los cabellos rojizos de una, los rubios dorados de otra y los morados celestiales de otra nube.
Son las mujeres que pintan el atardecer. Ellas tienen su castillo, viviendo en lo más alto que nuestro arcoiris.
Hermosa pintura es el crepúsculo. Indiscutible belleza e invisible no perderse entre pincelada frágil.
El dulce olor a pino, el fresco aroma de las flores y la delicada sensación de la soledad.
El viento trajo consigo, un recuerdo de los atardeceres y el placer de un gris que solo el cielo da.
Todos moriremos solos, pero no es necesario vivir sin ese alguien que da, no una vida, pero sí segundos eternos de felicidad.
El sol saluda con semblante divino, las hojas siguen sus andanzas y el bosque protege a los espíritus de lo que buscan la paz.
No estoy solo, estoy con él. Estoy con él y mi alma con él va.
Mi corazón es como un río, solo fluye, corre y se deja ser.
Mi amor solo echa raíces y los pequeños retoños de nuestra pasión vive y renace cada vez más fuerte.
La lluvia que cae para aliviar el dolor o ese mal día que tuviste ayer.
Deja que caiga sobre tus hombros y te aligere un poco de la mala suerte.
Quiero ser como una flor que es dueño de su jardinero, pero sin dejar de pertenecerse a sí mismo.
Quiero que la tierra donde forjamos los sueños sea nuestro.
Seamos firmes como los árboles y también como aves para emerger nuestro vuelo.
Quiero eso y mucho más...
Cantar como los ruiseñores y salir de nuestro capullo convertidos en mariposas. Borrar los malos recuerdos de tu vida pasada y soñar al mirar la mayor osa.
Sé que eres la noche y yo el día.
Tú la oscuridad y yo la luz.
Eres la calma y yo la euforia de la alegría.
Tú eres silencio y los gritos son mi virtud.
Ámame en cada día cuando salga el sol, en casa atardecer rojizo.
En las noches de tormenta y en esas sin estrellas.
Seamos un campo de rosas, violetas, girasoles y narcisos.
Cumplamos nuestros propios deseos y metas.
Ya que...
Dos cuerpos brillantes girando en el vacío del infinito.
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