
06
If tasting the poison from your lips takes me to hell, I can boast that I have touched heaven before I come down.
—No. —Tom fruncia sus labios mirándote, estabas cerca de su escritorio junto otros compañero en una de sus clases —. No hablarás sobre él.
—¿Por qué?, Sartres también es filósofo.
—¿Me crees ignorante?, claro que lo sé. — Giró a mirar la clase tomando una carpeta verde entre sus manos —. ¿En que vamos?, entrar en el existencialismo es rebasar el curso.
—Pero hablamos también de temas fuertes con las clases que ha asignado. —Rose cruzó sus brazos, Tom había dicho que eligieran algún filósofo para realizar un trabajo sobre sus pensamientos, pero también habían algunos que elegían pensaste que no entenderian —. Sartres no es un mal ejemplo para hacer la clase interesante.
—Estamos comenzando, ¿por qué se mataran la cabeza con filósofos que aún no les enseño y no comprenden?
—¿Cuál recomienda? ¿Nietzsche? — Una risa burlona hizo que Tom mirara fijamente al rubio —.
—Sus temas tocan cosas interesantes, pueden ser muy comunes, pero no quita que todo lo que digan siempre haya algunos que lo contradigan.
— ¿Entonces puedo hablar de Freud?
Tom hechó su cabeza hacia atrás pensando.
—Hagan lo que quieran, simplemente desarrollen bien el tema. —Habló con sus brazos cruzados —. ¿Saben cómo lo harán?, hablarán de un punto controversial de su carrera, todos tienen uno. ¿Cómo saben que un filósofo tenía razón en un mismo tema?
—No podría saberse. — Murmuro uno de los estudiantes levantando la mano —. Cada cabeza es diferente, piensan distinto.
—Eso. —Chasqueo los dedos señalandolo, se alejó del escritorio para escribir algo en el pizarrón —. Eso es lo quiero.
"opiniones personales" la tiza se deslizó por el pizarrón, trazando aquellas palabras, antes de girarse a ver a sus estudiantes su mirada de traslado a ti por breves segundos.
—¿Qué exactamente?
—Quiere que demostremos nuestra propia opinión tomando en cuenta las de ellos. — Hablaste a tú compañero, un chico de lentes y una rara cicatriz en su frente —.
—Exacto. Nada puede mantenerse si todos pensáramos del mismo modo, por eso habían y hay tantos ideales, miren. Un punto compartido es bueno, pero tambien hay puntos discutibles.
—¿y si pienso exactamente lo de él?
—No habría problema, pero me deberás justificar el porqué tú estás de acuerdo con esa opinión. — Lo señaló, y luego pasó su vista por cada uno —. Pongamos un ejemplo, sobre como puede ayudar a que todos sepamos discutir las opiniones propias contra las agenas.
—¿No es lo que llevamos haciendo desde que comenzamos las clases? — Sonrió Hugo a tú lado, inclinando su cabeza hacia un lado para guiñarte un ojo divertido -. Siento que de tanta tensión un día terminaremos en problemas.
—Bueno. —Tom lo miro con algo de recelo, cosa que disimulo con su habitual mal humor —. Es normal ponerse a la defensiva cuando alguien no opina lo mismo que tú, pero, ¿y si lo persuado a que cambie de opinión?
—¿Cómo manipularlo?
Loukas escribio en su computadora, y Tom negó.
—No exactamente, si no hacerle entender a la otra persona que quizás mi opinión es la mejor opción para escoger. Para Aristóteles el conocimiento es la experiencia y la información llega por nuestros sentidos. Información que luego nuestros sentidos se encargan de analizar. —Explicó moviéndose en la clase —. Con ésto me refiero a que todo es distinto, cualquiera puede ver algo volando o algo brillante en el cielo, puede ser un avión o un pajaro. Puede ser los rayos del sol o una bombilla.
Se detuvo frente la primera fila, una chica de piel oscura se quedó mirándolo, y otro compañero de cabellos blancos trataba de escribir todo lo que lograba captar.
—Las informaciones pueden ser diferente dependiendo quien lo vea, y si yo quiero que esa luz en el cielo sea un rayo de sol lo diré, o si ese algo que vuela es un avión también lo enseñaré. Pero si tú crees que es un pájaro o la luz de una bombilla de un farol, puedo sugerirte que estas equivocado, nada más por el simple hecho de que yo aseguro tener la razón.
—Manipulación. — Terminate de decir, dando la razón completamente a Loukas —. ¿Dejarme llevar por la opinión de la persona, en este caso, un filósofo o usted siendo mi maestro no es correcto?
—No. A lo que quiero llegar es que, quiero que me expliquen lo que ustedes piensen, no que cuando lean un escrito inmediatamente crean que es su opinión porque alguien más lo dijo, sin si quiera pesarlo un poco.
Scorpius dejo caer el lápiz, haciendo un mueca ante la conversación.
—¿Por qué no dice eso desde un principio?, me he perdido en la mitad de lo que dice.
Algunos soltaron risas, porque como él, en ese momento si se sintieron identificados, siempre hacían perder algunos estudiantes o que quedarán totalmente confundidos.
—Repasa los apuntes Scorpius, cuando entremos en los debates no quiero que te pierdas. — Tom limpió sus manos con una toalla que sacó de su bandolera —. Que tengan un fin de semana agradable, nos vemos el lunes.
La gente coreo un igualmente y fueron recogiendo sus cosas para desaparecer poco a poco del aula. Saliendo por grupos o esperando algunos para salir juntos, otros solos mirando el celular. Terminaste de meter las cosas sintiendo como alguien se acercaba por detrás.
—Hola guapa. — La voz de Hugo se sintió muy cerca, ya que como de costumbre pegaba su boca a tú oído solo para molestarte —. ¿Comes con nosotros?
—Por favor, te invitamos. —Rose a su lado juntaba sus manos, sonreiste pasando tú bolso por tus hombros —.
—Claro que si, ¿cuándo no lo hago?
—Va, yo guardo puesto. — Moviendo su cabellera roja le guiño un ojo a su hermano antes de salir de aula —.
—¿Cómo estás?, no hablamos después.
—Bueno, me sorprendí, simplemente. —Recordar la noche cuando salieron era rara, ya que habías pesando que salían como siempre, amigos, pero Hugo te... —. Fue extraño.
—¿Extraño bueno, o extraño malo?
Tragaste saliva encogiendote de hombros, Hugo estaba lo suficientemente cerca de ti para tener una pequeña ganas de salir de allí, tomaste sus hombros y lo alejaste.
—¿Quieres hablarlo después?
—Vale, después. — Se alejó de ti para darse la vuelta y caminar hacia la puerta, bajaste las escaleras para hacer exactamente lo mismo y salir, pero algo interrumpió tú paso cuando dos estudiantes se pararon frente el escritorio de Tom, una casi empujando la otra —.
—Hola. — Una chica rubia le sonrió, empujando a la pelinegra para que hablará, Tom guardó sus cosas sin mirarlas —.
—¿Necesitan información sobre el trabajo?
—Realmente no... — La pelinegra por fin habló, mordiendo su labio inferior —. Una recomendación tal vez.
Quisiste escuchar más pero Hugo jaló de tú brazo, soltaste un quejido mirándolo.
—Eso duele.
—No te jale ni fuerte, eres demasiado dramática.
Caminaste junto a él para llegar hacia el comedor, sentías algo raro ya que Tom no te había dicho nada, no te había llamado por el día de hoy, ni siquiera busco platica durante la clase. Había dejado también una pequeña bolsa de galletas en su escritorio pensando en que le gustaria algo dulce.
Cuando llegaste te sentaste justo a un lado de Rose, que miraba a una chica a lo lejos con una sonrisa.
—¿Qué? — La viste extrañada buscando con la mirada lo que miraba —. ¿Buscas a alguien?
—No. — Se giró a verte con una leve sonrisa —. Te pedí algo de comida, estaba acabandose las cosas.
—Vale. ¿Qué pediste?
—Hamburguesa.
—Y a mi me pediste pollo. — Hugo arrugó su nariz y luego sonrió —. ¿Quieres cambiar?
Aceptaste pasando la comida a él intercambiando sus platos.
— Estaba pensando. ¿Quieres venir a casa el sábado?, viene el hijo de el tío Harry y Draco.
—Oh, no lo sé. — Jugaste un poco con la comida —.¿No es algo muy privado?
—¿Qué dices?, somos amigos desde siempre.
—Es verdad. — Hugo trago muy fuerte el pedazo de hamburguesa, y con una sonrisa te miró —. Y puedes quedarte a dormir.
—¡Si! Puedes quedarte conmigo.
— O conmigo.
El comentario de Hugo hizo que tus mejillas se encendiera, apenada por lo que dijo. Tapaste tú rostro para pensar.
—Vale, iré. — Pasaste una mirada rápida a Hugo, el cual te guiño un ojo divertido, te levantaste —. Y me quedaré con Rose.
—Aburrida.
Negando, decidiste despedirte, para caminar por los pasillos quriendo encontrar encontrar a Tom, claro, ese era el objetivo principal. Pasaste por al frente de la bliboteca antes de ir hacia la sala de maestros, abriendo la puerta dando paso a una mesa larga y un archivador de roble, caminaste por la sala, si te veían podías poner la excusa de que venías a buscar algún profesor.
Te asomaste al pasillo donde estaban los despachos de los maestros, y a pesar de que no habías escuchado algo una risa femenina llamó tu atención.
—¿Me ayudarás entonces? — La profesora Parkinson sonreía y miraba a Tom sobre los lentes de montura negra, puso una mano en el hombro de Tom mientras esté tomaba de su café —.
—¿Qué ganaría yo? — Por alguna razón sentías una incomodidad en la boca del estómago, y más por ver el tono en que Tom le respondía —. Hablaremos mejor en el despacho, ven.
Tomó su cintura, cosa que también pareció ser doloroso para ti, la maestra encantada se dejó llevar hasta el despacho y cuando cerraron la puerta deseaste con todas las ganas interrumpirlos.
Claro, no podías hacer eso. No sabías que era pero un malestar se apoderó de ti, uno que estaba dañando el sentido en tú cabeza y toda tú fuerza de voluntad para no ir abrir esa puerta averiguando que estaban platicando.
Te recostaste en la pared que da al pasillo a los despachos de los maestros, hiciste un pequeño puchero, le habías hecho galletas, las decoraste tú misma, habías escogido las mejores para él y a el ni siquiera le importó, no sabías si las había comido o si las botó., joder. ¿Y si se las regaló a la maestra?
Apretando tus dientes empezaste arrancar la piel al rededor de tus uñas, como maquinismo de tranquilidad, para hacer un pare a lo que sentías.
—¿Buscas a alguien? — Una mano se posó en tú hombro y soltaste un gran grito con un brinco —. Perdona perdona, es que no sabía que te asustarías.
Soltó una risa, tocaste tú pecho con el corazón acelerado.
—N-no se preocupe. — Trataste de respirar adecuadamente mirando a el maestro —. Yo... Yo quería solo platicar.
—¿Y sus amigos?
—Bueno... ¿No puedo buscar otro tipo de conversaciones? — Apesar del semblante amable que radeaba el profesor sonabas ala defensiva, él solo se río —.
—Puedes. ¿Quieres que nos sentemos o vayamos a mi despacho?, no daré clases aún.
Mordiendo tú labio inferior no supiste que responderle, tal vez ir a su despacho? ¿Eso sería apropiado?
Quisiste responder pero dos voces interrumpieron, y un ruido de una puerta abriéndose te hizo girarte a los profesores Tom y Pansy.
—Oh, hola cariño. — Su voz sonó dulce, algo fingida y trato de pasar una mano por tú cabello —. ¿Buscas a alguien?
—A mi, íbamos a platicar un rato. ¿Verdad?
Trataste de girarte a ver a profesor, pero la mirada sombría de Tom mandaba corrientes a tú cuerpo, quedando con los pies estancados.
—Creo que debería hablarme sobre su tema en el trabajo, señorita Black. — Estaba molesto al parecer —. Puede platicar contigo luego Blaise.
Enfatizo la palabra, y nuevamente la mano del profesor Zabini tocó tu hombro sintiendola tensa, solo sonrió.
—Como digas. — Miró a la maestra —. ¿Quiere un café?
—Por supuesto, hablamos luego Tom. — pasó la mirada a ti —. Hasta luego cariño.
Los profesores salieron, cerrando la puerta. Quedaron ambos solos en el silencio del pasillo, Tom cruzó sus brazos.
—¿ibas con Zabini?
—No es relevante. — Quisiste también irte, pero Tom dio dos pasos hacia ti, acorralandote contra la pared a tú espalda —. Tengo clases.
—Mentirosa. — Tomó tú mandíbula en un agarre fuerte, si, definitivamente parecía enojado —. ¿Qué ibas hablar con él?
—¿de qué coños vas? — Te soltaste de su agarre, saliendo de entrelaza pared para separarte de él, buscando una manera que tú corazón no latiera tan fuerte —.
—Entra conmigo al despacho que no hemos terminado.
—Yo si termine con la conversación.
—No estés seguro de ellos, ahora entra.
—No.
Metió una de sus manos en su bolsillo, mirándote fijamente a los ojos, profundizando en su mirada oscura casi leyéndote por completo, levantó su mano y señaló el final del pasillo, justo su despacho.
—Vamos, ahora.
—No me obligarás, no hay nada que hagas que me haga cambiar de opinión.
Tom soltó una risa, mientras relamia sus labios asintió como si te diera la razón, pero más que eso era una burla.
—Retame.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro