
04
I know places where they won't find us and they'll be trying to find us, because I know places where we can hide.
— Bien, estoy perdido. — Murmuro Hugo a tú lado, hacia una mueca mirando su cuaderno —.
Ahogaste una risa soltando el lapireco, para inclinarte y ver sus apuntes, frunciste tus labios ante el desorden de las ecuaciones.
—Joder, debes meterte en cursos de caligrafía. — Te burlaste y solo soltó un bufido, señalaste el error —. La ecuación de tiempo es la diferencia entre el tiempo solar medio y el tiempo solar aparente. No al revés.
—¿Qué? — Rose jalo el cuaderno de su hermano hacia ella, leyendo la ecuación —. Te haz equivocado en el principio idiota.
Hugo apretó sus labios, y pasó sus manos por su rostro tratando de calmarse, hecho su cabeza hacia atrás para apoyarla en la cabecera de la cama, donde los tres habían estado para estudiar.
—Toma, yo igual ya he terminado. — Le pasaste el cuaderno. Hugo te sonrió y tomó tú rostro besando tus mejillas —. Bueno, ya... ¡Que ya!
— Te adoro, te adoro. — Aún apretando tú rostro te empujó a la cama echándose sobre ti para seguir besando tú rostro, mientras forcejabas con él riéndote —. ¿Qué haría sin ti?
—Morirte. — mostraste tus dientes en una sonrisa amplia, él apartó tú cabello de tú rostro pero un peso más quitó la magia del momento —. Auch.
—Quieranme también. — Rose los abrazo a ambos haciendo un sándwich con sus cuerpos—.
—Te queremos. — Murmuro Hugo tomándolas a ambas para apretarlas en un abrazo —.
La puerta sonó, entrando una figura femenina.
—Pensé que hacían tarea. — La voz de Hermanione hizo que se levantarán de la cama —.
—Eso hacemos, mamá. — Rose aliso su vestido colocándose de pie para ir con ella y rodear su cintura con sus brazos abrazandola. Hermione pasó una mano por su cabello —.
—Bajen a comer, su papá llegó del trabajo y viene con su tío Harry.
—Oh, ¿vino con Draco también? — Hugo sonrió —. Es que quiero mostrarle algunas cosas.
— No. — Ella frunció su ceño —. Ahora bajen.
— Mamá y él tío Draco nunca se han llevado bien — Dijo Rose con una mueca, saliendo de la habitación para seguir a su madre —.
—Nunca lo entendí.
Tomaste tú bolso para guardar los papales que habían dejado tirados.
— Yo tampoco, el tio Harry dice que tuvieron muchos problemas cuando estudiaban juntos —. Hugo estaba recostado contra el umbral de la puerta de brazos cruzados, esperándote —. ___.
— por algo será... Dime. — Te pusiste el bolso y lo miraste cuando te llamó —.
—¿Qué harás esta noche?, después de clases digo.
— Dormir quizás.
— Que raro sería que no. — Soltó una pequeña risa, arrugando su nariz. Pasó sus manos por su pantalón, parecía nervioso —. Me gustaría saber si te gustaría salir.
—¿Y a dónde me llevarías? — Contilleaste con una pequeña sonrisa divertida —.
—Oh, es que pienso secuestrarte, quitarte tus órganos y venderte al mejor postor en el mercado negro. — Bromeó, sonriendo —. Bueno, en realidad quería que fuéramos juntos al cine.
—¿Al cine, eh? — Pensaste, en realidad no era mala idea, Hugo y tú siempre habían tenido una muy buena relación, como amigos claro —. Si... ¿Pasas por mi?
—Claro que si. — Cedió, incorporandose cuando te vio un poco más cerca de él —. Ven, vamos a comer.
Diste un movimiento afirmativo con la cabeza, pasando por su lado dirigiendote a las escaleras. Hugo te seguía por detrás caminando hacia la cocina donde todos ya estaban sentados. Viste a el padre de Hugo y Rose sentados juntos y al otro extremo a Harry, a pensar de tú relación con sus hijos casi nunca cambiabas palabras con su familia más cercana.
— ____, es bueno verte. — Harry la miró, y señaló el puesto libre para ti, te acercaste sentandote—.
— Igualmente señor Potter, hace tiempo que no lo veía.
— Bueno, había estado pendiente de mi hijo y su traslado a este país.
—Oh, ¿estaba en otra parte? — Preguntaste, hace mucho tiempo que no veías a su hijo, solo sabías de él por retazos de conversación entre los Weasly y cosas que decían Hugo y Rose, no lo habías conocido nunca —. Debió ser difícil.
— Lo fue, para Draco y para mi. — Harry hizo una pequeña mueca —. Pero estuvo en un internado muy bueno, aprendió muchas cosas, me alegro tenerlo de vuelta conmigo.
—Todos nos alegramos de eso, Harry. — Ron habló —. Espero puedas traerlo un día de estos.
Hermione arrugó su nariz.
— Si, por favor. — Fue lo único que dijo antes de empezar la comida —.
************
Estaba lloviendo, a cántaros, las calles se llenaban de charcos, y la mayoría de personas que caminaban apenas se les veía el rostro por el paraguas que los cubría. Tus botas pisaron accidentalmente un charco e hiciste una mueca, lo bueno era que no traspasaba el cuero pero si un poco tú piel cuando salpicó, llevando a erizar tú piel por el frío.
Exhalaste un humo blanquecino, y estaba un poco nublado así que eso te hacía perder un poco la vista, a pesar de que el frío se colaba por tú piel, el cardigan de lana te daba un poco de calor.
Entrando en el campus, dejaste el paraguas en la entrada, chorreando el agua, junto a los demás en un pequeño perchero. Caminaste por los pasillos, tú cabello estaba un poco mojado y goteaba por tú cardigan. Sus compañeros también tenían prisa, sin nada más tuviste que empujar algunos cuerpos para llegar a la planta del primer piso.
Anduviste por los pasillos, buscando el salón de clases y cuando entraste notaste que había más personas que la otra vez, quitaste tú cardigan, el aula se inundaba de un aire caliente por la calefacción y mandó una corriente de alivio a tú cuerpo tembloroso. Subiste hasta la tercera fila esperando a tus amigos, pegandote a la pared.
—¿Me prestas un lápiz? — Miraste a la persona sentada junto a ti, parecía que ya no podías guardar les puesto —.
— Si. — buscaste entre tus cosas un lápiz extra para dárselo a él, tocando la piel de sus dedos calientes, y los tuyos tan helados como el hielo —.
—Joder. ¿Saliste de una nevera? — El chico rubio frunció sus labios —.
—No, pero afuera llueve genio. — Lo viste rodar sus ojos, y la puerta corrediza se abrió, entrando el profesor. Tom cargaba una gabardina negra larga, unos pantalones marrones de vestir, quitándose la gabardina pudiste notar su camisa negra remangada hasta el codo —.
—Lo sé, lo sé, aprende a usar guantes. — Notaste exactamente eso, por ello sus dedos eran tan cálidos, tenía unos guantes negros que los cubría —.
En un momento dado, al empezar la clase, simplemente guardaron silencio, solo se escuchaba los bolígrafos contra las hojas y el sonido de las teclas de los portátiles, mientras Tom daba la clase.
—Me parece necesario. — Habló uno, frunciendo sus labios —. Claro. Si mantenemos el tema sobre el amor, solo es ridículo pensar que todo es perfecto y que todo merece aceptación y ser amado.
—¿Volvemos al tema de Diotimia? — Enarco una ceja, ya que a mitad de la clase nuevamente había surgido el tema de que amar y amarse no solo era egoísta sinó también hipócrita —. Bien, te escucho.
Con las manos manchadas de tiza por haber escribido sobre la pizarra, el profesor Riddle se apoyó en el escritorio y se cruzó de brazos.
—Entiéndalo, quedo mal porque nadie comparte su opinión estúpida.
— Digamos que es así, que aún les queda alguna opinión que compartir. — Tom negó, algo divertido con la manera en que sus propios estudiantes se expresaban ante ellos —. Tú, ¿Cómo te llamas?
— Scorpions, profesor.
Giraste tú cabeza para mirar al rubio a un lado de ti, Scorpius, era un nombre tan vanidoso.
—Tú eres quien va en contra de su idea. — Señaló al otro estudiante —. Dime tú nombre también.
—Loukas. — Tom asintió —.
—Loukas, continúa.
—Bien. Las únicas personas que he escuchado que hablan sobre el amor propio son las feministas inconformes con su cuerpo, con una vida buena, y claro, imbéciles que buscan aprobación femenina. — Señaló con burla a Scorpius, quien apretó su mandíbula —. Promueven la obesidad, y el mal cuidado de la piel camuflada en "todos somos diferentes", no se quien tiene más ganancias en este marketing estúpido.
Scorpius Iba a responder pero el profesor lo calló levantando la mano.
—¿Qué dije sobre las malas palabras?
—Bueno, yo n- — tartamudeo, pero la mirada intensa de Tom lo hizo tragar—. Perdón.
—Scorpius. — Le cedió el momento de hablar, mientras algunos miraban con curiosidad, otros anotaban lo que decían —.
—Primero, que digas que necesito aprobación femenina es algo inecesario, ¿estás desesperado porque a ti nadie te ve?, y dos... — Cruzó sus brazos contra su pecho —. Mencionar que amarse a uno mismo es un movimiento de dinero, capitalista, muestra que tan bueno tienes lo que sea que haya en tú cabeza.
—Por favor, no todo se basa en dinero. — Otro estudiante, una chica de piel morena intervino —. Desde los tiempos antiguos se han visto los grandes cambios de cuerpo, mostrando que una talla "0" es... No sé, algo ¿sano? Pero si, cuando la mujer es delgada y según hace deporte eso sí lo ven como un buen prototipo de cuerpo. ¿No?
—Ya, pues, si. ¿Por qué se enojan tanto?, ustedes decidan no cuidarse, nosotros podemos elegir buscar un prototipo que nos guste.
—Además, las modas pasan a ser catastróficas. ¿Dejarse crecer el vello?, y claro, simplemente es para un símbolo absurdo de empoderamiento femenino.
—Por favor, ¿ustedes no lo tienen? — Hablaste, enojada esta vez, queriendo colaborar con la conversación —. Claro que si, no se depilan tan siquiera. ¿Por qué deberíamos hacerlo nosotras? No nos escuchas quejarnos de eso.
— Esta muy normalizado, pensar que como hombres pueden hacerlo, pero en una mujer. ¿Esta mal? — Rose habló, estaba sentada en una fila más adelante de ti, junto a Hugo —.
—Bien, pues pueden hacerlo. —Loukas concedió — No se depilen ni cuiden su cuerpo, no juzguen cuando alguien no las quiera solo por "amarse así mismas tal y como son"
—Esto debe ser una broma. — gruñó Hugo, soltando una risa —. ¿Qué es lo que te pasa?
— Esta acomplejado. ¿Nadie te quiere niñato? — Se brulo Scorpius a tú lado —.
Otro de los chicos en la clase que había apoyado la mención de Loukas se levantó, colocando sus palmas en la mesa.
—En éstos tiempos y siguen pensando que romarizar la obesidad, las marcas y el mal higiene es algo bueno. ¿Es en serio? — Furncio sus labios en modo de protesta —. Aplauso para ellas entonces, y los niños que quieren su aprobación.
Era obvio que era una indirecta hacía los que habían denegado seguir tal cosa.
— Si tú quieres aprobación masculina, debo decirte que no la vas a tener tampoco. — Eso hizo que varios soltaran una risa, incluyéndote, él se sentó con las mejilla rojas —.
—Joder a todos nos llenan la boca de libertad de expresión. ¿No?, y cuando alguien no mantiene lo mismo que tú se enojan.
—¿Estas escuchando al menos tú opinión? — Señalaste ya fastidiada —. ¿O estás hablando sin pensar?
—Bien, calma todos. — Tom por fin intervino —. Déjenme preguntar. ¿Qué quieres de una mujer?, y no, no es retórica.
—Bueno...
—No he terminado. — Con sus brazos cruzados y sus cejas fruncidas, casi parecía escupir las palabras —. Una mujer pequeña, de piel lisa, sin ninguna marca, sin ningún tipo de vello, delgada. ¿Eso te gusta?
—Bueno, no veo el grave problema de ello. — Mencionaron al unión ambos estudiantes, y otros asintieron como dándoles la razón —.
—No puedo contradecir tus opiniones, pero... No estás describiendo a una mujer. No te están gustando las mujeres. ¿Sabes que acabo de describir?, a una niña.
— Yo no...
Él balbuceo, impactado con lo que le acabaron de decir, como una ofensa hacia su persona.
— No, lo hiciste, lamento informarte que no hay mujeres como en las revistas de porno con las que te pajeas. — Tom apretó sus labios, parece que aunque dijera algo siempre habría ofensas—. Morirás en la casa de tu madre sin pareja o en la cárcel por pedofilo.
—¿Tú que sabes Scorpius?, no eres más que yo, ¿y sabes qué...? — Se levantó, del puesto como para caminar hacia él —.
—¡Suficiente! — Gritó el profesor —. Por estas cosas no debemos comentar temas controversiales.
Los estudiantes empezaron a recoger sus cosas, las malas caras se hacían visibles y otras aún sonreían por los insultos que les hacían gracia. Hugo subió los escalones para acercarte a ti, pasando por el lado de Scorpius quien lo saludó.
—¿Lo conoces? — arrugaste las cejas metiendo tus cosas en tú bolso, Hugo solo se encogió de hombros —. ¿A qué hora pasas por mi?
—Bueno... — Ignoró tú pregunta y se inclinó hacia ti con una sonrisa encantadora, besando la punta de tú nariz, lo que te hizo arrugar la y empujarlo —. A las ocho. ¿Te parece?
— Basta, no me hagas eso. — Murmuraste por el beso y limpiaste la punta de tú nariz con el dorso de tú mano —. Vale, estaré lista.
—Hola linda. — Rose se puso entre los dos para abrazarte con fuerza —. Llegamos un poco tarde.
—Me di cuenta. — Tomando sus hombros la alejaste para poder respirar, bajaron las escaleras —.
Tom levantó la mirada del escritorio, cerrando la cremallera de su mochila, pillandote caminar con tus amigos.
—¿Quieres que te llevemos a casa? — Preguntó, Hugo pasó un brazo por tus hombros para caminar a la salida—.
—Si, mis pies no aguantan más.
—Quedate después de clases, señorita Blake. — Tom fingió que ni siquiera había escuchado su respuesta —.
Eso los detuvo, para voltearse. Él cerró su cuaderno sobre el escritorio, y giró su cabeza para hablarle, Hugo a tú lado arrugó su nariz con muy poco gusto sobre eso, Tom lo ignoró por completo.
—¿Hice algo?
—Será rápido, quiero comentarle unas cosas.
—¿Por qué?, vamos de salida. — Hugo parecía despreciar la idea de dejarte con él —.
—No creo que le incumba lo que hablaré con su compañera, Joven Weasly.
—Déjalo, no seas grosero.
—Si... — Aceptaste, y sonreiste en modo de disculpa —. Nos vemos en la noche.
—Adiós. — Se despidió Rose jalando a su hermano con ella. Te volteaste a verlo —.
—¿Qué?
—¿Es la forma de hablarle a tú maestro?
Te encogiste de hombros, sin saber que contestarle, no sabías si hablabas con tú maestro o con el chico con el que dormiste.
—No se que responder a eso.
—¿Qué tienes con el joven Weasly? — Preguntó derrepente, dejándote sin palabras —. Respondame.
—Yo.. ¿A usted que le importa?
—Me importa, no necesito distracciones ni tonteos en mis clases.
—¿distracciones?, eh, que he hecho muy bien mi trabajo con usted. Hemos tenido también pocas clases para que usted saque conclusiones.
Caminaste lentamente hacia él, rodeando el escritorio, ya que Tom estaba detrás de el.
— Además, no le debo explicaciones maestro Riddle.
—Puede que no, pero aún así debe contestarme lo que le diga. — Estaba siendo mandón. ¿Qué le pasaba? —. Y la formalidad está de más.
—No lo creo, no lo haré.
—¿no dejará de ser formal, o no me responderá lo que digo?
—Ambas. — Pasando la punta de su lengua por sus dientes Tom dio un paso hacia ti, acorralandote contra el borde del escritorio —. ¿Qu- que hace?
— No te hagas, te haz puesto ésto para provocarme, ¿no es así? — Pasó una mano por tú muslo, levantando la falda de tú vestido —.
—Fue una coincidencia. — Era mentira, colocarte el vestido de esa noche tenía un solo objetivo, que él la viera —.
—Ya... Entonces, colocarte ésto. — Subió un poco más casi exponiendo la tela de tus bragas —. ¿Qué querías conseguir? ¿Qué me distrajera y solo te mirara a ti?, colocandote el vestido con el que yo...
Relamiste tus labios, aguantando un suspiro.
—Dígalo, no le avergüence decirlo. — En un murmullo guiaste su mano entre tus muslos, solo necesitabas un poco —. Diga que este fue el vestido que me ordenó quitarme para luego follarme.
—Joder, sigues teniendo una muy mala boca. — Pasó su mano cerca de tú rostro atrapando tú mandíbula con fuerza, acercandote a su rostro —. ¿Eso quieres? ¿Quieres que te toque después de clase?
—Mhn... Puede ser. — Deslizó un poco más arriba, por fin tocando la tela de tus bragas, un poco mojadas y él sonrió con complacencia cuando jadeaste muy bajo —.
—Estas... ¿Solo por unas palabras, señorita Black? — La sonrisa de su rostro no duró mucho, unos pasos lejanos hicieron que ambos se apartarán de golpe —.
Lo único que vio la maestra cuando entró en el aula, fue a Tom sentado en la silla del escritorio y a ti frente a él fingiendo compartir alguna conversación.
—Oh. ¿Estás en problemas ___? — La señorita Parkinson entró con unos papeles en las manos—.
—No, hablábamos de su rendimiento. — Habló Tom con una voz tranquila —. Que tengas una linda noche señorita Blake, agradezco su tiempo.
—De nada, maestro.
Te levantaste arreglando la falda de tu vestido un poco arrugado, para caminar a la salida, girando un poco para notar a la maestra con Tom hablando en voz baja, y sin más saliste.
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