①

Querida amiga

Ella no lo sabía, o quizás sí,
es una mujer inteligente;
no sólo amorosa y flexible
con quienes ama.
Es una amiga carismática,
de alma loquita y también maternal.

Ella lo olvidó, o quizás no,
me dijo que abriera mi corazón,
y que dejara el miedo a un lado,
y me dejara querer bonito.
Puso un espejo frente a mis ojos
y así contemplé mi recóndito.

Ella no lo recuerda, o quizás sí,
le gusta expresar sus sentimientos
y enseñarle al mundo entero
si se siente mal o bien.

Ella no lo sabe, o quizás sí,
lo mejor que me ha brindado,
para mí es un tesoro,
porque junto a ella aprendí.

Ella no lo sabe, o quizás sí,
yo no me quedo en el pasado,
no sé nada de su vida,
empero deseo que sea feliz.

Gracias.
Y adiós!!

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②

Te agradezco

Te agradezco. Te agradezco porque soy más fuerte que antes. Soy como un ser indestructible. No creo en la venganza, en la arrogancia. Nunca lo he hecho. Pero me miro y sé que me rescaté sola y soy mejor que ayer.

Te agradezco. Te agradezco porque por tu causa me manché, fallé, me equivoqué. Me fallé y te fallé. Sé que fallé y que puedo volver a fallar. Pero soy más consciente de mí y mi entorno, para no volver a caer en esa oscuridad.

Te agradezco. Te agradezco porque por tu causa evolucioné. Me viste fingir ser fría como un glacial. Pero me rescaté. Me transformé. No confío en todos, pero eso no me da derecho a tratar a nadie desde un pedestal. Nunca fui así. Siempre consideré que somos todos humanos, somos todos igual.

Te agradezco. Te agradezco porque ya no cualquiera me ofende, no cualquiera me duele. Soy dueña de mi tristeza. Soy dueña de mi felicidad. Yo elijo quién me importa, quién me duele, a quién estoy expuesta y que me pueda dañar.

Te agradezco. Te agradezco porque por tu causa me rescaté. Por tu causa evolucioné. Soy distinta. Sola me salvé. Pues nunca soy igual que ayer.

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③

Los dejé ir

De tanto pensarlo, y de tanto ahondarlo e ir muy lejos, de repente; concluí en que, más allá de muchas cosas vividas con algunas personas y que ya no son parte de mi vida, ya no me incumben. Si son felices, que sean felices, y si no lo son, espero que lo sean. Pero no me incumbe. Ya no estoy en sus vidas y no me meto.

Se han cortado lazos. Hoy -de repente- los liberé, los dejé ir. Y si quieren pensar que les hice daño, está bien. Sé que he reconocido mis errores y he pedido perdón, que he dado lo que pude dar y lo que aceptaron de lo que quise ofrecer. No les debo nada ni ellos a mí. Tal vez dolió. Dolió que lo que di no fue valorado sólo porque me equivoqué. Me equivoqué, y por última vez pido perdón. Pero ya los liberé...

Los dejé ir...

Para siempre.

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④

Cuando te alejan

Muchas veces, a uno lo alejan. Poco a poco uno va partiendo. Y eso pasa cuando regalamos, no cosas materiales, sino recuerdos que no son apreciados.

¿Te acordás de la imagen que hice para vos para que la subas a tus redes? Sé que no se compara con el talento que veo a diario, pero la hice con amor.

¿Te acordás de los poemas que te escribí en honor a nuestra amistad? A lo mejor no tenían palabras hermosas que engrandecieran tu persona.

¿Te acordás de los momentos que inventé para las dos y pasarla bien? Supongo que no eran los grandes momentos que querías tener.

¿Te acordás de las ideas que te di para que iniciaras nuevos proyectos? No sabía que te importaran los frutos y ganancias, o simplemente no deseabas mi ayuda.

¿Te acordás del oficio que se me ocurrió que te dedicaras y los consejos que lo optimicen? Mi fe en vos, quizá, no era lo que esperabas que te volvería quien sos hoy.

¿Te acordás de las veces que te regañé por las cosas que te oxidaban? Al parecer, no te interesaba crecer.

Poco a poco, me di cuenta de que no era bienvenida en tu corazón, que los detalles que te dedicaba eran insignificantes para vos.

Poco a poco, me fui distanciando, me fui separando. Tarde me di cuenta de que estabas construyendo otro camino, mientras yo sentía que nuestra amistad estaba muriendo.

Empero, a uno lo alejan, lo matan. Y luego lo condenan. ¿Acaso aporta a tu vida penalizarme si -incluso- me estabas sacando de ella?

Desdeñarme multas desde lejos, produce ecos endiosados en tus vacíos insatisfechos y eternos. Y mi vacío es éste, el que produjo el descarado timo de tu cariño.

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⑤

Te la devolví

"Te la devolví, te voy a destruir", entretejí con letras temblorosas y las esbosé, como quien las ensalsa en ironía. Porque ¿qué daño te he hecho, sino darte lo que para mí lo fue todo?

Hay formas, hay formas de amar. Y la mía no fue nada especial. Me aferré, y me alejé de todo y todos para quedarme aferrada a esa hermandad. Para satisfacer sus miedos y los míos también.

Me aferré para borrar sus inseguridades y aliviar mi miedo de perder a alguien. Me aferré como un niño se aferra a su madre. Me aferré cuales ojos miraban a los suyos para ser amado y refugiado.

No, no te he hecho ningún daño. Y ya venía armando mis maletas y recogiendo el amor que te daba y venías tirando. Pues mi partir ya estaba predestinado.

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⑥

Una verdadera amistad

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Cuando un amigo te corrige, no significa que quiera hacerte sentir mal; significa que quiere enseñarte a ser mejor. Un amigo saca lo mejor de vos, te hace brillar. Un amigo te alienta, te inspira a pedir perdón, a reconocer tus fallas; porque sabe que es reconfortante tener el alma en paz. Y precisamente es lo que te desea de todo corazón.

Cuando te den la razón por todo lo que tu mente piense, cuando no utilicen su criterio para hacerte reflexionar, cuando no te cuestionen antes de juzgar y actuar; entonces significa que no piensan realmente en vos, y que el precio por su "amistad" es todo esto, que en vez de hacerte brillar, sólo apagan tu luz. Te oxidan.

Entonces, te darás cuenta quiénes te quieren de verdad, quiénes te hacen brillar, quiénes piensan en vos.

No se trata de alabar al otro. Se trata de ayudarle a ser quien es, pero en una mejor versión.

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Quería arreglarte

Yo quería curarte, quería hacerte grande, quería dejarte brillar, quería darte vida. Yo quería parar tu dolor, iluminar tu vacío, calmar tus demonios.

Y aunque me traicionabas todo el tiempo, y aun sabiendo cómo me manipulabas, viendo con agonía cómo me tratabas, elegí quedarme y darte lo mejor de mí, pensando que así cambiarías.

Al principio, quise entrar en tu batalla, pelear con mi propia espada. No me retracto de lo que he dicho o hecho. No me arrepiento de eso.

Soy muy consciente de que me necesitas. Pero al fin he aceptado que alguien como vos nunca cambiará, nunca aprenderá, nunca crecerá. Así que, no vale la pena seguir intentando, seguir dando mi tiempo, seguir oxidando mi ego.

Empero, aunque nunca sientas verdaderos sentimientos de amor, espero te des cuenta de que nadie te dará lo que te di yo. Nadie haría lo que hice, para drenar tu oquedad, y llenarte de felicidad.

Y no es mi egocentrismo lo que habla. Son los hechos de mis sentimientos. Son las acciones que, aunque hayas abandonado lo que te inspiré y aunque te den cosas que te parezcan mejores; alimentaban tu ser.

Porque hay una gran diferencia entre que alguien haga cosas por vos, a que alguien te motive a hacer cosas, que luego den su fruto, y que -aunque tus emociones de euforia sean momentáneas- te hacían sentir mucho más que eso.

Por eso, nunca me olvidarás. Empero nunca me volverás a ver. Y aunque me gustaría curarte, tener fe en la amistad, tener fe en el amor, tener esperanza en una conexión de compañerismo, de hermandad; sé que nunca vas a cambiar.

Y si acaso me condené por salvarte, me manché para ayudarte, no es peor que la condena que ahoga tu alma, la que espera que te contacte.

Y es triste. Sí. Es triste haber dado mi tiempo por quien siempre estará muerto. Es muy triste. Pero es más triste para vos, que perdiste a alguien que aún mirando a través de tu máscara, te elegía e intentaba arreglarte.

~ Martes, 7 de abril, de 2020

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⑧

Vendé mis ojos

Soy la única que vio más allá de tu antifaz, y se quedó. Me quedé para arreglarte. Me quedé para acompañarte. Hasta tus migrañas me agobiaban cuando estabas. Y ya no están. La cabeza ya no duele. La conexión ya no existe.

Soy la única que te conoce bien. Me tapé los ojos, mas no supe cómo proteger mi corazón. Tapé mis ojos para no ver más lejos, para no perderme en tu vacío. Y aún así éste alcanzó mi interior. Y una voz me dijo que corría peligro y fue cuando decidí partir. Me tuve que ir.

Y alejarme me sirvió para darme cuenta que nunca fui la mala y que nunca fui la falsa. Fui una reina con vendas en los ojos. Y luego supe que seguir quedándone donde no me querían, no valía mi tiempo, mi mente, ni mis setimientos.

~ Martes, 7 de abril, de 2020

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