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➭ Parte dos.


Yoongi sabía que tendría que estar durmiendo. Él estaba listo para dormir, tenía puesta su pijama azul marino y la música de su celular sonaba ridículamente baja desde su velador. Incluso tenía su enorme peluche de oso panda al lado, haciéndole compañía.

Pero él no estaba ni cerca de pegar el ojo.

Se quitó las gafas y las dejó al lado de su celular. No podía permitirse dormir estando con los lentes puestos, sería la cuarta vez en la semana que le sucedía lo mismo y él era consciente de que nadie sobre la faz de la Tierra tenía tanta suerte como para pasar un cuarto día con lentes en la cama y no tener que obtener un cambio de montura al día siguiente.

Yoongi sabía que debería dejarse conquistar por el sueño y simplemente descansar para reponer todas las fuerzas empleadas. Había sido un jueves cansado, desde la conversación que tuvo con sus mejores amigos y lo difícil que le resultó evadir su invitación a bailar el sábado por la noche, por milésima vez consecutiva, hasta la presentación del trabajo grupal para el profesor Smith.

Su día no había sido tan bueno, pero eso cambiaría al amanecer.

Como todos los jueves desde que descubrió el periódico de la universidad, Yoongi miraba al techo con la misma atención que Taehyung mostraba al ver algún cuadro de Van Gogh; simplemente dándole rienda suelta a su infinita imaginación.

Usualmente y casi siempre sus sueños siempre eran sobre un oscuro y profundo negro. Él nunca soñaba nada, al menos no cuando cerraba los ojos.

Porque ahora mismo, con la suave voz de Bea Miller en "I can't breathe" sonando de fondo y la Luna iluminando el cuarto, él sentía que volaba.

Siempre se hacía las mismas preguntas y siempre llegaba a la misma conclusión.

¿Quién sería el chico de los poemas? ¿Cómo se vería? ¿Sería mayor que él? ¿Más bajo?

Yoongi no tenía ni idea y eso lo frustraba por completo, aunque trataba de no darle mucha importancia. El chico podría ser británico, que era lo más probable, y su madre estaría reprendiéndolo por gustarle un extranjero y ajeno a su cultura; el chico también podría tener un par de kilos de más y eso a Yoongi tampoco le importaba. Podría ser alto, bajo o incluso usar gafas más gruesas que las suyas, pero nuevamente; eso era superficial.

Yoongi estaba enamorado hasta la médula del chico de letras apasionadas que cualquier estereotipo esquematizado por la sociedad podía irse perfectamente a la mierda.

Se imaginaba cómo sería su primer encuentro. Quizá Yoongi estaría nervioso y torpe como siempre, quizá el chico quede encantado con ello y lo invitaría a salir. O quizá sea pacífico y elocuente, sorprendiendo al chico y conquistándolo mediante palabras profundas; del mismo modo que él había sido cautivado.

Y eso dolía porque, aunque siempre hubiera un "quizá" por el cual soñar, no pasaría de eso.

Yoongi gimió de frustración y abrazó a su oso, volviendo a la realidad cuando escuchó voces fuera de la habitación y, segundos después, el sonido de la puerta siendo abierta con cuidado.

"¡Hasta mañana, Jimin-ssi!" dos voces conocidas se colaron en el ambiente vacío y Yoongi quiso reír cuando a esa despedida le siguieron unos cuantos: "Él no es tu Jimin-ssi, Junghyuk." y "Tampoco tuyo, Kook."

Los hermanos Jeon eran conocidos por ser las estrellas de la universidad por sus respectivas personalidades, siempre tan entusiastas y competitivos. Había hablado con ellos un par de veces en la semana, debido a que además de ser la viva representación del erotismo y sensualidad para la mayor parte de la población estudiantil; eran los mejores amigos de Jimin.

Hablando del rey de Roma, Yoongi rodó sobre sí mismo para observar a su compañero tirarse sobre su cama y soltar un sonidito de cansancio.

Ese chico era un completo misterio.

A Yoongi le agradaba.

"¿Qué tal tu día?" se atrevió a preguntar, aún bajo sus sábanas y con el oso panda en sus brazos.

Jimin siguió boca abajo y solamente se movió para quedarse mirando al techo con los brazos extendidos y una expresión cansada.

"Podrían llover meteoritos de caramelo sobre nosotros y eso sería lo más normal que me pudo haber pasado hoy."

Yoongi se echó a reír. Se había imaginado una respuesta como esa.

"Así que... ¿qué pasó esta vez?" preguntó interesado. Desde que había conocido al menor había descubierto lo resuelto que era este para contar sus experiencias diarias, siendo espontáneo y divertido al mismo tiempo.

"¿Recuerdas a Pato, la tortuga de Junghyuk?" Yoongi asintió. "Se le escapó en el parque."

"¿Que hizo qué?" un destello de sonrisa sobre sus labios. "No hablas en serio."

"Muy en serio." Jimin casi rio. "La buscamos por todos lados. Ella fue muy rápida."

Yoongi hizo el esfuerzo por mantenerse en silencio. Por unos instantes él y Jimin se miraron de reojo. Algo que no duró mucho pues no tardaron en estallar en risas descontroladas.

"Y...¿qué hay de ti?" Jimin fue el primero en calmarse. "¿Algún animal superdotado huyendo de ti?"

"No por el momento." Yoongi inhaló profundo. Él podía ser sincero, ¿verdad? Jimin no era un extraño. "¿Alguna vez te has puesto a pensar si...?"

"Si resulta que un abogado enloquece, ¿pierde el juicio?"

Yoongi negó riendo. Su estómago empezaba a doler. Él tendría que acostumbrarse a esto, era la personalidad de Jimin.

"Dios, no. Eres hilarante." Jimin sonrió satisfecho con su respuesta y en lugar de responder, se inclinó sobre sí y posicionó su codo derecho sobre la cama, reposando su peso sobre el mismo; indicándole que le estaba prestando atención. "¿Alguna vez te has puesto a pensar en cómo hubiera cambiado tu vida si hubieras hecho algo distinto a lo que hiciste?"

"Uhm." Jimin sonaba curioso. "No realmente." Yoongi lo miró confuso y el rubio trató de explicarse mediante gestos. "Bueno ya sabes, no puedo cambiar el pasado así que ¿por qué pensar en ello? Tengo mucho en mente como para detenerme por eso."

Yoongi reunió un poco de valor para decir lo que pensaba en voz alta.

"¿Qué tan extraño es que me guste alguien que nunca he visto en persona?"

Él lo había dicho. Pudo escuchar la respiración de Jimin detenerse al lado y suspiró apesadumbrado.

"¿Sabes? Olvídalo, es tarde y mañana debemos..."

"¿Del 1 al 10? 11." la voz del rubio sonaba lejana, a pesar de estar solo a unos pasos de él. "Pero la normalidad está sobrevalorada, así que ¿por qué ser todos iguales? Es genial estar enamorado. Si eres feliz con tu chica sin nombre solo aférrate a eso y sigue tu corazón."

Yoongi dejó su mandíbula caer y giró con cuidado para ver a Jimin admirando el piso con una sonrisa boba. Ese chico realmente era extraño... pero encantador.

"Wow."

Jimin bufó divertido.

"¿Wow? Yoonbobito, acabo de recitar algún texto filosófico barato de alguna tarjeta de motivación y tú solo dices wow? Voy a tomarlo, pero me ofende muchísimo."

Se instaló un silencio entre ellos y Jimin estaba a punto de disculparse por haber sonado tan dramático, pero entonces Yoongi solo rio y el menor por fin pudo relajar sus hombros, eliminando al aire que había estado conteniendo.

"Creí que dirías que estaba loco o algo por el estilo."

"O algo por el estilo." Jimin respondió casi de inmediato. "No es extraño, solo especial."

"¿Crees que soy especial?" la preguntó surgió cuando estaba medio dormido y Jimin no supo si era Yoongi hablando o el sueño ocupando su lugar.

"¿Yoonbobito?" susurró temeroso.

"Mmh." Jimin mordió su labio inferior al ver al mayor casi ronronear como un gatito.

En medio del silencio y poniendo a prueba su agudeza auditiva logró escuchar el sonido de una canción reproduciéndose desde la mesita de Yoongi.

Saltó de su cama tratando de no interrumpir el descanso de su compañero y pausó la música.

"Así que... ¿Truly, madly, deeply eh?" Jimin murmuró para sí mismo. Ladeando la cabeza al no reconocer al cantante de dicha canción. Con cuidado dejó el móvil sobre la mesita y fue directo hacia el segundo cajón de su reducido escritorio y sacó su laptop.

Buscó sus audífonos y los conectó mientras prendía su laptop. Una vez encendida abrió YouTube y buscó la canción que Yoongi había estado escuchando.

La letra era profunda y a Jimin le gustó casi al instante. Tarareando bajito el ritmo de la canción abrió Word en un documento nuevo y tronó sus dedos antes de comenzar a escribir.

Para cuando hubo terminado YouTube ya había terminado de reproducir toda la discografía de la banda británica que cantaba la primera canción y sonrió satisfecho con su trabajo. Se percató de que eran casi las once en punto y rezó internamente para que su profesor de Literatura no lo regañara por mandarle tan tarde su escrito.

Terminó y guardó la laptop en el mismo lugar, fue al baño y se duchó rápidamente para volver a su cama con su pijama ya puesto.

Miró a Yoongi una vez más y le agradeció indirectamente la recomendación, más tarde compraría la canción para poder escucharla todo el día.

"Descansa, Yoonbobito."

Y se durmió.













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Al día siguiente, Yoongi despertó entusiasmado. Se irguió sobre su cama y vio la hora. Eran las nueve de la mañana y Jimin no estaba en su cama.

Bien, eso era normal. Tenía clases de "Ética en la Comunicación Organizacional" -o al menos eso decía en su horario pegado en la pared- y no estaría de vuelta hasta después del almuerzo.

Yoongi se olvidó de eso tan pronto vio el periódico de la universidad perfectamente acomodado en su escritorio. Caminó hacia él y encontró un post-it amarillo escrito por una letra impecablemente dibujada.

"Buenos días, YoonYoon. Liam vino a dejarte esto temprano, pero estabas tan tranquilo durmiendo allí que no quise despertarte.

Espero haber sido una buena lechuza.

Tu gran y genial compañero de cuarto, Jimin."

Yoongi rio al ver el dibujito de conejito que decoraba la esquina superior derecha y pasó las hojas del periódico hasta llegar a su objetivo.

Tomó un respiro suave y empezó a leer.



  Danzando y cantando están las flores.

Armando en tu sonrisa sus más bellos colores.

Dime, estrella del atardecer.

Dime si viste un ángel caer.

O si las rosas en el campo florecer.


Los lirios nunca mienten.

Expresan lo que el corazón siente.

Pero tus ojos, oh, dulce flor de loto.

Tus ojos son como un vacío roto.

Un brillante campo sin fronteras.

Podría amarte hasta el amanecer sin barreras.

El Sol en tu mirada. P.M






Yoongi terminó de leer, suspirando enamorado, y se tiró sobre su cama, hundiéndose en su almohada. Un crujido lo distrajo y cuando vio sus lentes medio rotos por los brazos, jadeó. Tendría que conseguirse otra montura, pero nuevamente, era algo superficial.




























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La canción de multimedia es la que Yoongi "escucha" y encaja tan bien con la historia, según yo, que no pude evitar mencionarla.

Tengan un lindo día hoy y siempre.💛

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