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¿Quién no mato a Monsieur Dubois? (Parte I)

¿Quién había matado a Monsieur Dubois? o más bien ¿Quién no podría haber matado a Monsieur Dubois?

Como cualquier otra historia esta comienza con una noche lluviosa, y de luna llena en París. Habíamos llegado a la escena del crimen, además de la identidad de la víctima, y su evidente estado de muerte, no teníamos más pistas sobre el crimen. No había sangre, huellas, o indicios de como llego a parar en un callejón en medio de la nada ¿había muerto allí? o ¿lo habrían transportado? Mi compañero, Denisse y yo, habíamos investigado a nuestra victima por tráfico de drogas desde hace un tiempo. Sería  una coincidencia muy grande que hubiese muerto por causas naturales.

—¿Qué piensas Cortázar? —Me pregunto él después de una exhausta inspección del cuerpo.

Después de meditarlo un rato respondí:

—Es muy extraño, no hay marcas a simple vista, no hay sangre. El cuerpo parece... fresco, como si hubiera recién muerto. Los labios morados indican hipotermia ¿pero aquí? ¿A simple vista?

—Lo sé. Algo no calza, es obvio que fue asesinato, no necesitamos un forense para adivinar. Pero dejemos que hagan su trabajo

Cruzó las manos hacia atrás mientras observaba balanceándose, como hace siempre que está molesto. Era comprensible que lo estuviera, hasta a mí me molestaba, un poco. Habíamos trabajado en este caso demasiado ¡Todo un año de esfuerzo a la basura!

No pude pegar el ojo cuando llegué a casa, llevaba en mi cuerpo una sensación extraña de nervios, antes he resuelto casos de este tipo, pero esté, esté era personal. Me juré a mí mismo que lo solucionaría, aunque fuera con mi último aliento

El siguiente día en la comisaría estaba movido. Las lunas llenas siempre llegan con un puñado de crímenes, parece que la gente se vuelve lunática.

El informe de la forense, era lo que esperábamos, pero, sin embargo, la charla con ella le dio un giro un poco interesante al caso.

—El examen de sangre dio positivo a envenenamiento —Empezó ella —La aparente serpiente lo mordió en los glúteos, el desdichado hombre era hipersensible al veneno, y murió.

—Aparente serpiente —repitió tres veces el detective Dennise, dando vueltas por la habitación

—La longitud de los colmillos no corresponde al tipo de víbora, se sobrepasa por cinco milímetros.

—¿Podría ser una rara deformación?  —objeté, con una pequeña, y repulsiva esperanza de que lo fuese.

—¡Imposible! - exclamó Dennise con la despreciativa obviedad de siempre —Pero digamos que sea así ¿Que hace una especie silvestre en plena ciudad? En especial una con tan singular deformidad. De hecho ¿Qué hacía un hombre que no se ensucia las manos en un callejón de mala muerte?

Teníamos una larga lista de sospechosos que investigar, de la mayoría de ellos teníamos mucho conocimiento, por lo que mi querido Denisse, hizo un rápido descarte. Empezamos por el hermano, la última persona en verlo con vida, y él hombre que tomaría las riendas del negocio familiar. Su mansión era una de las más grandes y extravagantes en la ciudad, su  sala de estar, donde le esperábamos, era del tamaño de todo mi apartamento. Todos los objetos decorativos estaban hechos de oro, o bañados por lo menos, tenía una gran ventana con vista al jardín, donde se podía observar unos decorados arbustos con formas de animales, y un montón de jardineros dándoles mantenimiento.

—Te notó un poco nervioso Cortázar— Me dijo irónicamente Dennise, balanceándose hacia delante y atrás.

No tuve chance de responder, el hermano, grande y gordo, llegó en ese justo momento.

—Perdonen por haberlos hecho esperar tanto señores —comenzó —pero estaba en mi siesta de mediodía. Así que díganme ¿en qué les puedo servir?

—¿Fue usted la última persona en ver a su hermano con vida? —comenzó a interrogar bruscamente mi compañero. Él asintió con la cabeza —¿Podría volver a repetir la historia para nosotros?

—Ayer, mi querido hermano, que en paz descansé, y yo, nos reunimos, como cada jueves por la tarde a jugar póker. Él se veía muy normal, el panorama era perfecto, yo iba ganando. De pronto  recibió un mensaje desconocido. Su actitud cambió de inmediato, se despidió, y se fue sin terminar la partida. Paul nunca antes había actuado de esa manera, el siempre termina sus partidas.

—¿Usted sé que quedo en casa luego de que él se fuera? —pregunté

—Naturalmente

—¿Hay alguien que pueda confirmarlo? —interrogo Denisse

—Claro. Mi jardinero en jefe, luego de que Paul se fuera me acompaño a regar las plantas, es una actividad de lo, más... relajante.

—¿Cómo a qué hora partió Monsieur Dubois? —siguió Denisse

—Eran cerca de las seis de la tarde

Salimos de la casa con la cabeza baja. Palabras no dejaban de resonar en mi cabeza, un presentimiento decía que esto no tendría un buen desenlace. Dennise no dijo mucho, parecía triste, parecía... De un momento a otro se salió del camino hacia la calle, y sé tiro por una cerca hacia el jardín. No tuve más remedio que seguirlo apresuradamente.

—¿Pero qué haces? —Le susurre, mientras este se quitaba su abrigo, y tomaba una gorra de jardinero. Me extendió una a mi también

—Toma. Disfrázate. ¿Recuerdas lo que dijo? —asentí—. El jueves comenzó a llover a las tres. Hablaremos con el jardinero en jefe. ¡Anda hombre! No se quede ahí parado caminé.

Pasamos sigilosamente la gran ventana, preguntando por el 《jefe》 nos miraban extrañados, pero luego se les pasaba, como si estuvieran acostumbrados a colaborar indirectamente con la policía. El hombre estaba ocupado con una entrega de abono. Nos quitamos los disfraces.

Buen día ¿Usted se encuentra a cargo aquí? - Comenzó mi compañero

Nos inspecciono con la mirada. De inmediato dedujo quienes éramos.

- ¿Es por la muerte? Todos sabemos que lo mataron. Bueno señores, no es su día de suerte, yo estaba con el ayer por la tarde, le ayude con el cuidado de las plantas.

—¿Las regaron?

—Obviamente

—Ese día estaba lloviendo —dije.

El jardinero dio una carcajada, y negó con la cabeza, mientras, caminaba, y nosotros lo seguíamos. Dennise insistía en que contestara. En algún momento, llegamos hasta un vivero, que el señor, señalo con la mano.

—Las plantas no se pueden mojar bajo techo —termino diciendo.

***

Me siento muy insegura con este relato. Es la primera vez que escribo misterio, y espero me den consejos o su opinión. 

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