
El legado de Fortaleza
Seamos como Bizancio, de firme muralla, que el tiempo no quiebre, que nada avasalla,
cuidar nuestro templo, de trampas mortales; siendo inquebrantables,
guardianes de nuestros sueños y de luchas memorables.
Cuando en el camino, el mundo nos rete, como lo hace al imperio...
Hay que alzar la frente, serenos y serios,
porque la fortaleza no se halla en la guerra,
sino en la Fe que dentro se aferra.
Si caemos mil veces, mil más nos levantaremos,
que nuestro espíritu no sea terreno,
mas el valor prime hasta que sea eterno.
El Mármara canta bajo el cielo añil, y el cuerno de Oro refleja el perfil,
seamos como Bizancio, emblema de arte y poder,
convergiéndonos no el ayer, pero si en el saber.
De Bizancio aprendamos, en gloria y caída,
donde hay una entrada, podemos encontrar una salida,
no todo es escudo ni todo es espada,
es saber quiénes somos, en cada lucha entregada.
Nuestra fortaleza no tiene que ser de piedra o de acero,
debe ser de Fe, de cultura,
ejemplar de un legado sincero.
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