Queremos y queremos, pero a veces no sabemos,

si escuchar la petición que hace el corazón, 

o lo que nos dicta la razón 

¡Razón! Ten piedad del corazón, está tranquilo,

con unos cuantos rasguños, 

pero con ninguno de tus puños.

¡Corazón! Ten paciencia de la razón, 

quiere cuidarte pero no sabe cómo,

qué tono usar.

Qué maneras tan distintas de ver 

con el corazón y la razón,

te enamoras con el corazón, 

pero pocas veces utilizas la razón.

Haciendo que termine en ilusión, 

aquello que comenzó con buena conexión,

 ¿La tristeza te desviste? 

¿La amargura es un despiste?

Tal vez sí o tal vez no,

el corazón, con su fuego ardiente, 

late con pasión, siempre valiente.

La razón, con su fría lógica, 

busca proteger, aunque a veces trágica,

en el baile eterno de la vida, el corazón y la razón se entrelazan, 

una danza de amor y de heridas, donde ambos, a su modo, nos abrazan.

El corazón sueña con estrellas, la razón nos ancla a la tierra. 

ambos son necesarios, ambos son verdad, 

en el viaje de la vida, en la búsqueda de paz.