V
Desearía poder profesarte todo el amor que siento por ti, pero me es imposible, solo me quedan estos poemas donde expreso mi amor sincero hacia tí.
Diste un suspiro y cerraste el pequeño cuaderno de anotaciones que usabas para escribir tus pequeños poemas, guardaste el pequeño cuaderno y te levantaste dispuesta a ir a la cafetería a comer algo, pero al levantarte te tropezaste con una de las patas de tu propia silla, soltaste una maldición y cerraste los ojos esperando el impacto.
Pero el golpe del frío piso nunca llegó.
—¡Te tengo!, ¿estas bien?—
Al girarte pudiste observar los ojos rubies del que te salvó de esa caída, sus brazos fuertes sosteniendo tu cintura y observando fijamente tu rostro; Kirishima te tenía sujeta impidiendo tu caída.
Tu rostro tomó un color rojo intenso y te separaste lentamente de el, sin realizar movimientos bruscos.
—S-si, estoy bien.. Muchas gracias Kirishima... — agradeciste agachandote, aún ligeramente sonrojada.
—Ten más cuidado, no sería de hombres no haberte ayudado— habló sonriendo —¡Nos vemos luego _____-chan! — se despidió alejándose en dirección a la cafetería.
Observaste como se alejaba hasta desaparecer, llevando una mano a tu pecho sentiste el acelerado ritmo de tu corazón, sonreíste de manera tonta recordando como te había llamado.
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