Poemas de Matilde Alba Swann
Quiero huir de tu lástima, y tropiezo
con mis zarzas de miedo
y con mi nido
de alegrías dormidas, y desgarro.
Has tendido
tu sonrisa en piedad a mi costado,
y te quedas
a mirarme ceder, sombra inclinada
como un tronco crujido
de castigos.
Tus dos brazos cruzados, y ya ajenos,
y una boca de beso
que se guarda.
Nunca me vi pequeña como ahora,
a los pies de tu altura
compasiva.
Nunca, como hoy, descalza
y azotada,
a un instante del nunca, irremediable.
Ya no vibra mi carne
en paraísos,
ni en infiernos, ni en manzanas, serpientes,
ni en exilios.
Una lacia
sensación de desgano que me arrastra,
un insomne desorden
de cabello, una pena tremenda de estar triste,
y un deseo
de morirme mañana,
antes que partas, y dejarte
sonreír de piedad sobre mi ausencia.
#####
Un gris limpio, monótono, inasible,
en este día de lluvia
y cielo enfermo,
el corazón del agua está soñando
con bandadas de pájaros
de vidrio,
y en la rama otoñal, junta la ausencia,
luces mojadas, y voces
de aluminio.
Hay como un gato gris
rondando en torno,
así de blando,
así
de ojo amarillo.
Es casi tarde, mi niñez descalza,
viene a buscarme por un largo río,
bajo un mar vertical
deshilachado,
y un silencio de océano dormido.
Salgo a su encuentro, quedo de su mano,
me desnudo en su piel, líquida cuna,
vuelvo a mi antiguo manantial,
deshago,
gota a gota, pausada, mansa,
muerta.
Bajo un llanto de techos castigados,
somnolientos, reencarno,
soy de lluvia.
#####
Y la lluvia sonríe, canta dentro
del cristal que me habita
y repercute
sobre un suelo ya antiguo
en otras lluvias, y otras tardes miradas
desde lejos.
Mi ventana de ver el mundo, abierta,
y mi puerta a algún náufrago,
descubro
que no hay puertas,
que nunca hubo ninguna
para abrir, ni cerrar; que estuve afuera.
Y esta lluvia...
La tarde me habla quedo
como un hombre, cansado ya de días,
que repite y repite la aventura
no vivida,
y es su única aventura.
Que no sea la noche aún, imploro;
que esta penumbra se prolongue
y siga.
Que no llegue la sombra, que no arribe
la hora parda,
y el agua me columpia; recién nazco,
es temprano, necesito
de la gracia de un pétalo de tiempo,
del milagro de dar
mi voz exacta.
Un rocío ya apenas, esta lluvia
se ha quedado fulgiendo
en las corolas
amarillas y rojas de mi patio.
En cada gota -yo te absuelvo- escucho,
de la espina y la herida
que causaste.
Esta lluvia, el perdón, y mis rosales.
Emplumada de gris, vuela la tarde.
#####
He de irme, dejando,
mi ruego de piedad por los rincones,
con mi pobre voz quebrándose y con mi cansancio,
en alguna noche
en que la luna llena se vuelque por mi cuarto.
Silenciosamente
y con la brisa última que aliente de mis labios,
apagaré mi lumbre
y saldré despacio, dispersando en el aire
los besos que me queden
para tanta criatura que no ha besado nadie.
Saldré sin despedirme, acariciando...
He de rogarle al viento que me preste su mano
y rozaré los árboles dormidos a mi paso.
Partiré con un cielo tan azul y tan diáfano
que parezca increíble.
Y cantaré al espacio con la voz imposible
de mis venas sin sangre,
para todos los niños que se duermen sin madre.
Por encima del árbol, más allá de los pájaros,
al borde de las nubes se extenderá mi abrazo.
Desvanecida en luna penetraré en el rayo
que ilumine la almohada de los que quiero tanto.
Y volveré en la lágrima de los niños que sufren,
y volveré en un beso sobre su pie descalzo.
He de irme dejando
mi ruego de piedad por los rincones
en la hora increíble,
acariciando...
Matilde Alba Swann
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro