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Lo vi partir,
navegar, izar el velo,
alzar el ancla,
rozar el viento.

De un sentimiento,
que no fue mío,
que no fue suyo,
que besó el cielo.

En son desierto,
valiente, ajeno,
caminante estrecho,
danzante, inquieto.

Dibujando desiertas nubes,
de paradigmas extravagantes,
sobre el sol imponente,
del horizonte permanente.

Acallando el tiempo,
velando el azul inmenso:
de mis desvelos, de mis temores,
esfumando sinsabores,
recuerdos estancados,
de corazones congelados.

Y regresas navegante,
en mágico rocío,
regando abrazos,
creando encantos.

***