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Tras la cúspide del lucero,
yace entre quiméricas falacias, una galaxia de lirios.

Mientras estelas de irascible fuego,
se fusionan en violetas, que se enmarcan por fluctuosos óleos.

Fascinando las escoltas del ensueño,
que bordean la tímida limítrofe, hacia el confín del infinito.

Y acarrean destellos, de entusiastas infusiones, que reclaman tu estrellado recuerdo.

Porque así la galaxia, de los lirios acompasados, se reduce al pincel; que hechizaste con tus besos.

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