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Aléjate de mí cuando recuerdes que es imposible abrigarme en tu pecho, cuando descubras que no te regalaré mis besos.

Estoy rota y me duele contemplar tu distante mirada. Estás muy lejos de lo que solías ser y soy la causante de tus lágrimas y lamentos.

Sin embargo no puedo amarte, mi corazón es polvo, ya no existe, no tengo nada que ofrecerte. Ni siquiera una efímera sonrisa.

El pasado me ha transformado en un ser humano incapaz de amar. Ha inhalado mis sueños de cristal, destruyendo mi alegría y mis ansias de seguir viviendo.

Aléjate de mí, antes de que te conviertas en una sombra de lo que soy; antes de que tu leal corazón termine desbordado en el precipicio de los amores imposibles.

Aléjate de mí cuando en tu pecho reine el dolor y sientas que estoy incrustada en tu ser, deambulando en el lago de tus pensamientos.

Desearía haberte conocido cuando irradiaba en alegría, cuando amaba sin desinencia y por cada amanecer agradecía.

Pero nadie elige de quien enamorarse. El amor aterriza en nuestras vidas sin previo aviso y en ciertas ocasiones, llega solo para perjudicarnos.

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