Nunca he sentido la necesidad de sentir placer físico, el sexo no me complace, solo el amor lo hace.
Hacer el amor contigo, le daría más placer a mi alma que a mi cuerpo.

Desearte sea convertido en uno de mis mayores anhelos, tener tu cuerpo sobre el mío calmará todo el deseo que invade mi alma.
Desearte es un pecado que me puede condenar al peor castigo, más que al olvido.
Deseo contemplarte a la luz de la luna, que bañe tu cuerpo desnudo, que me haga arrodillar ante tu perfección.
Desearte es un dulce pecado.
Dime ¿Te atreverías a comerte ese pecado por mi?
Contigo me comería todos los pecados del mundo, después de sentir tu calor, y el rose de nuestros cuerpos bañados con la luz de la luna, sería el mejor pecado que se puede cometer.

Que el astro de la noche sea testigo de nuestro amor.
Que se de cuenta que no es el juego de dos ciegos que juegan a hacerse daño, que sienta envidia de que ella no puede sentir lo mismo, porque su amante está lejos y se va cuando ella llega.

Que nuestro pecado sea como el de Adán y Eva.
Su único pecado fue amar, y si Dios nos va a prohibir amarnos, pues puede romper cielo y tierra, pero jamás dejaré de amarte.
Que sienta celos de que nuestros cuerpos si se pueden sentir en cada momento, no en cada eclipse, que si nuestro amor nos mantiene más unidos podamos hacerlo saber a las estrellas o hasta el universo, porque en cada momento de mi vida te amaré, hasta que finalice el último solsticio.