Perdón, sí, por mi dolor y confusión.

He herido a quienes me rodean con traición.

La ansiedad y depresión han dominado mi ser,

Y en mi amargura, he causado daño sin querer.

Los días grises en mi mente se dibujan,

Como nubes oscuras que la luz obstruyen.

Enredado en una telaraña de tristeza,

Las palabras hirientes escaparon sin cabeza.

Mis ojos perdieron el brillo que solían tener,

Y sin darme cuenta, sembraba sufrimiento en ustedes.

Mis gestos eran ásperos, mi voz desgarrada,

Y sin intención, la alegría ajena dañada.

Perdón, porque la tormenta en mi interior,

Invadió el espacio que nos rodeaba con temor.

Mis miedos y luchas, como feroces olas,

Se estrellaron contra aquellos que amaba.

Es difícil controlar el vendaval interno,

Cuando las fuerzas se pierden en el invierno.

Mi alma cansada se hundía en la tristeza,

Y sin querer, lastimaba con rudeza.

Perdón, si en mi oscuridad les hice caer,

Si mi carga emocional no supe entender.

La amargura desbordó mi corazón vulnerable,

Y sin querer, en su dulzura, hice daño.

A quienes amé y a aquellos que encontré en el camino,

Lamento el sufrimiento que les causé con mi destino.

Prometo luchar contra mis demonios sin tregua,

Para encontrar la paz y redimir con dulzura.

Perdón por las heridas que en sus corazones dejé,

Deseo sanar y ser un refugio en el que confíen, sé.

Aunque el camino sea difícil y arduo de recorrer,

Pido comprensión y apoyo para renacer.

Perdón si, en mi debilidad, causé dolor y amargura.

Agradezco su paciencia y esperanza en mirar más allá,

Buscando en mi interior al ser que aún quieren amar.