Me estoy amando, me estoy queriendo,
en lo profundo de mi ser renaciendo.
Dios me ha llenado de esperanza,
brindándome una vida más bonita y abundante.

En el pasado, me perdí en la oscuridad,
mis lágrimas inundaban mi realidad.
Pero ahora, he encontrado la luz,
guiada por el amor divino y su virtud.

Me miro al espejo y veo mi reflejo,
una persona valiente, un ser muy completo.
He aprendido a aceptarme y perdonar,
dejando atrás el pasado y aprendiendo a avanzar.

Dios me enseñó a amarme como merezco,
a valorar cada uno de mis huesos y mi aprecio.
Llenó mi corazón de amor y gratitud,
y me mostró que la alegría es una actitud.

Ya no permito que las críticas me hieran,
porque soy valiosa, única y verdadera.
He descubierto mi propósito y mi esencia,
y tomo cada oportunidad con independencia.

Me estoy amando, me estoy queriendo,
cada día más fuerte y creciendo.
Enfrente de los retos, no tengo miedo,
porque sé que con Dios, siempre puedo.

Gracias, Dios, por llenarme de esperanza,
por mostrarme que el amor propio no tiene balanza.
Hoy me quiero, me acepto y me cuido,
porque sé que merezco un amor auténtico y fluido.

Así que, me abrazo a mí misma con amor,
disfrutando cada paso y cada sabor.
Me estoy amando, me estoy queriendo,
y en ese amor, encuentro mi verdadero ser complaciendo.