Aquella librería. 14

Te ví en aquella librería, devorando los libros con tan sólo una mirada, demostrando tu felicidad sin decir una palabra.

Me dí el gusto de visualizarte a lujo de detalles, deseaba conservar aquella viva imagen.

Te diste la vuelta y tu mirada dejó de ser feliz, se volvió nerviosa y rápidamente me preguntaste qué hacía ahí.

Mi respuesta fue simple; buscaba un libro que debía estudiarme.

Pero era mentira, iba a esa librería porque tu amor a la lectura me contagiaste.

No quería perder el tiempo en una charla sobre cualquier tema sin importancia, tomé el primer libro de estudio que ví, y rápidamente me marché a casa.

Releo las historias de Márquez, los poemas de Neruda, incluso empecé a escribir sobre como alguna vez tuve a mi lado a la mujer que me hacía día a día querer bajarle la luna.

No te veías tan mal, después de todo, han pasado años de nuestra ruptura.

Soy yo el que aún no logra a tu amor encontrar una cura.

No deseaba encontrarte hoy, tan sólo quería un nuevo libro.

Pero veo que aún las mariposas se hacen notar cada vez que te miro.

He tenido la suerte, o el infortunio de volverte a ver, esta vez ha sido en un parque.

Y a diferencia de la última vez, en esta estabas con alguien.

Leyendo los 20 poemas de Neruda, los que un día a mí me recitaste.

Se notaba que él disfrutaba escucharte, te miraba como si fueras lo más importante.

No pude más, lagrimas cayeron al suelo.

Y me tuve que marchar, porque aún te quiero.