IX. la guerra sí Sabe dulce
Yoongi observaba el plano de la escuela con suma cautela, lo tenía extendido sobre la gran mesa de juntas de la mansión y marcaba cada zona en las que habían cámaras con un círculo, necesitaba localizar cada una de ellas para sus siguientes movimientos.
Jimin estaba recostado en el sofá de cuero y leyendo un manga, parecía estar absorto en la lectura, pero él sabía que no era así y que estaba esperando el momento perfecto para hablar, para saber cuál era el siguiente movimiento para su venganza.
Marcó con el bolígrafo rojo otro ángulo para las cámaras y le puso el número setenta, así podría llevar la cuenta, y comenzó a imaginar el siguiente ataque, debían ser claros y precisos.
—¿Qué piensas, Yoonie? —preguntó el rubio dejando de lado el manga y sentándose—, algo me dice que tienes una espina sobre esto.
—¿Has pensado que es muy raro que ningún intento por sacar a Taehyung de la escuela resultara? —el rubio lo pensó un tiempo y asintió—, en este juego somos tres, Jimin.
Sacó la carpeta con la información que tenían de Taehyung, la cual se les hizo difícil de poder acceder, lo cual ya era raro de por si, quizá tendría contactos con gente de alto poder que lo protegían, los Jeon eran la mejor respuesta, porque dudaba que tuviera contactos con alguien de la policía.
Abrió la carpeta y examinó lo último que tenían, los dos intentos de posible amorío se largaron de Seúl sin decir nada, intentaron contactarlos para saber el porqué dejaron el trabajo a la mitad, pero solo cambiaron de número y se largaron.
Eso debía ser orquestado por el tercer participante del juego.
—¿Jungkook te ha dicho algo significativo sobre Taehyung?, ¿algo sobre su familia o un evento importante? —preguntó mientras buscaba en la carpeta cierto archivo.
—Nada de nada —contestó revisando el teléfono—. Y debería acercarme más a él, necesito que caiga de nuevo en que soy el novio perfecto y esas mierdas.
—Exacto, haz tu trabajo bien si quieres hundir a Kim —sacó una hoja con información sobre la salud de Taehyung—. Bingo, sabía que esa platica de mierda nos serviría.
—¿Qué es? —preguntó posicionándose a un lado del menor.
—Esto es importante para lo que vamos a hacer, nuestro próximo ataque —respondió mientras destacaba las alergias de Kim—. Haremos dos cosas, Minnie —se volteó para acomodar los cabellos rubios del mayor detrás de su oreja—. Vamos a envenenar a Taehyung con algunas de sus alergias, y cuando Jungkook esté llorando porque su amiguito casi se le muere...entrarás tú —picó la mejilla del otro y este asintió—. Vas a entrar con tu papel de novio perfecto que consolará a su pareja, debes hacerlo bien.
—Puedo hacerlo, actuar como si me importara y fingir que lo quiero, es pan comido —contestó mientras tomaba con ambas manos el rostro pálido del menor y acariciaba con sus pulgares las mejillas contrarias—. Pero, ¿cómo nos aseguraremos de que el imbécil no se muera?
—Hay dos opciones, la tercera persona en esta guerra hace aparición de una vez y ya sabremos quién putas es —comentó con desagrado—. O tendrás que hacer una llamada de novio preocupado por el mejor amigo de tu pareja.
Jimin hizo una cara de asco y ambos rieron a la par, siendo cómplices.
—¿Cómo haremos para que coma de una de esas cosas? —apuntó con el mentón la lista de alergias—, puede que sea un imbécil, pero no creo que quiera comer maní o nueces.
—El club de cocina da muestras los jueves, le pagaré a alguien para que pase infiltrado y le de un brownie con esas dos cosas, claro que estará molido y muy concentrado —respondió con una sonrisa maliciosa—. Haremos pagar a ese hijo de perra, mi caramelito de limón, ¿sí?
El mayor asintió con una bella sonrisa de labios y abrazó a su mejor amigo mientras besaba la frente ajena, entre risas y mimos ambos se demostraron lo mucho que se querían y apoyaban al otro.
Al rato ambos se dirigieron al sofá, Jimin se sentó y Yoongi se recostó en sus piernas, ambos en su propio mundo pero colisionando en mimos y trenzas, el silencio nunca fue un problema para ellos, ambos se sentían cómodos con aquello, era una gran forma de demostrar su amor: Paz y tranquilidad, complicidad y entendimiento.
—¿Quién crees que sea la persona que protege a Taehyung? —preguntó el pelimenta mientras leía el manga.
—Uhmm, no lo sé, pero está protegido por todos lados... ¿No se te hace raro?
—La verdad es que sí, pero no entiendo quién lo protege de ese modo —se sinceró y dejó el manga de lado—. Sabemos que sus padres están muertos, todo el mundo lo sabe, al igual que el nombre de ellos, pero se supone que tiene un hermano... ¿Dónde mierda está el hermano ahora?
—¿No pudiste acceder a ello? —preguntó con extrañado el mayor.
—No, por ningún lado pude obtener el nombre del puto hermano —suspiró medio abatido por ese detalle—. La custodia la tiene el hermano mayor, pero él nunca apareció en cenas de empresa con sus padres o algo, no hay fotos de él junto a los Kim, como si lo ocultaran o algo... O él se ocultaba, ve a saber tú porqué —comenzó a jugar con su pulsera de oro que tenía un pequeño dije pastilla—. Pero en ningún puto archivo aparece su nombre de mierda, ni siquiera en los escolares, "Bajo tutela de hermano Kim", esa mierda no me sirve, y el contacto de emergencia no acepta llamadas de números desconocidos y el otro es de la casa de Taehyung —bufó abatido.
—¿Has revisado si tiene algún contacto con alguien de la policía o algo así?
—Creéme que lo pensé, pero no hay nada que una a los Kim con algún policía, es más, estaban tan alejados del mundo policial que es raro que tuvieran éxito sin extorsiones o alguna multa —arrugó la nariz y luego viró los ojos—. Demasiado pan de Dios esa gente, iugh.
Jimin se carcajeó por lo último y Yoongi se calmó un poco, pero se le hacía raro, Taehyung era un misterio en cierto punto, era algo que desafiaba a su mente, porque parecía ser un libro abierto, pero era capa tras capa ese hombre, nunca daba con la esencia, con el punto débil que lo haría añicos.
¿Qué tanto escondía Taehyung?
Esa pregunta ya casi se la hacía a diario, porque saber en qué andanzas estuvo, en el mundo en el que se sumergió y de una forma tan fácil, porque nadie sabía cómo Taehyung cayó en el bajo mundo tan rápido, porque esos lugares también eran difíciles de acceder, no llegabas un día saludando a todos y ya estabas drogandote o teniendo sexo por las plazas.
Él quería saber cómo llegó a caer tan bajo, quién lo tentó a comenzar a pelear, quién vio el talento de Taehyung para ello; él sabía la mayor parte de esa respuesta, pero, ¿cómo demostró que era digno de ingresar al bajo mundo?
Taehyung era un gran enigma, era duda tras duda, cada vez que sentía que se acercaba a saber la verdad de él, de la nada se encontraba con que era otra capa, y así sucesivamente.
Él estaba para ayudar a su mejor amigo, Jimin, el cual era el único en la tierra con importancia para él, así que la venganza de su caramelito de limón era lo primordial, vengar el daño que le causó ese hijo de puta, pero le era inevitable no sentir curiosidad por el castaño y toda su historia que aún no era descubierta en su totalidad.
¿Por qué Taehyung estaba tan protegido?, ¿quién o quienes lo protegían?, ¿para qué lo protegían?
Taehyung tenía un futuro prometedor, eso estaba más que claro, porque no solo tenía la cabeza para dirigir una empresa o para una carrera que le aseguraría un puesto de alto mando, también tenía contactos, en especial uno muy fuerte: los Jeon.
Quizá los Jeon lo mantenían protegido por bien propio, dejando de lado la amistad de Jungkook y Taehyung, los Jeon y los Kim eran estrechos compañeros empresariales, si no fuera por aquel pequeño vacío legal —que eran más jugadas sucias por parte del viejo Min—, la empresa de los Kim se hubiera unido al imperio Jeon como compañía hermana y no hubiera salvado a los Min de la quiebra.
Aquella información la encontró hace dos semanas más o menos, y lo descolocó un poco, porque era algo que le costó averiguar, ya que era un secreto empresarial muy bien guardado; por parte de los Min eso era una táctica de medida desesperada y hecha a base de jugadas truchas, por parte de los Jeon era perder el logro de un hermano, tenía sentido que ambas empresas lo callaran.
Y por eso, debido a la cercanía de ambas familias, no sería una gran sorpresa que tuvieran cierto proyecto oculto que uniera el naciente imperio Kim con el del Jeon, aunque el primero no pudo lograr despegar por completo tras el accidente.
Era muy probable que los Jeon, además de tener cerca a Taehyung por aprecio a su persona, también lo tuvieran como arma secreta para algún futuro movimiento empresarial.
El pelimenta mordisqueó su uña del dedo pulgar mientras pensaba.
Los Jeon debían de estar protegiendo a Taehyung por ser un arma que aún no sale a la luz, también porque lo quieren y esas cursilerias de mierda, pero debía haber algo más, algo tan profundo que si se llegara a revelar podría hundir a los Jeon.
Ese algo debía ser fuerte, porque nadie tenía pruebas contundentes del pasado de Taehyung, porque todos los informes de la policía sobre las peleas y drogas, las denuncias por agresión y desorden público, y las incontables veces que estuvo en el hospital, estaban hechas polvo.
No había nada registrado en el sistema, no había evidencia tangible que respaldara todo eso y los testigos o víctimas ya no estaban en Seúl, es más, algunos se habían ido del país o directamente desaparecido del mapa.
Eso definitivamente debía de ser orquestado por los Jeon, en estos momentos su cabecilla es Jungsik, quizá podría llegar a tener acceso a él con alguna secretaria infiltrada, seguía siendo un hombre treintañero y soltero, de seguro podría contratar a alguien que se deslice por las sábanas de ese hombre; necesitaba reunir toda la información sobre los posibles planes que el imperio Jeon le tiene a Taehyung y cómo es que los afecta tanto.
Por otro lado, su tío era amigo de Hajun, el hermano que seguía luego de Jungsik, así que podría usarlo para que se acercara de forma paulatina y hacer temblar de a poco todo el sistema, hasta por fin derribarlo; realmente corromper las paredes de ese imperio sería difícil, pero no imposible, y no necesitaba acabar con ellos en su totalidad, solo lo necesario para vengar a Jimin.
Adentrará a una asistente para que se meta con Jungsik y pueda sacarle la mayor información posible, y usaría a su tío Hyunbin para que retome la antigua amistad con Hajun; estaría algo difícil, debía admitirlo, esa gente no era tonta, pero recibiría esa información a como dé lugar.
Y, dejando de lado la supuesta —pero casi segura— protección de los Jeon hacia Taehyung, el tercer jugador debía ser externo a esa familia.
Si lo pensaba bien, el tercer jugador debía estar presente en la escuela, debía saber que él y Jimin iban detrás de Taehyung, y debía saber gran parte del pasado del castaño, además de estar enamorado o obsesionado con él.
Jungkook estaba descartado como tercer jugador, es que estaba demasiado claro que él no notaba la guerra silenciosa contra Taehyung, porque si lo supiera dejaría a Jimin, o ese quiere creer, porque sería muy hijo de puta si sabe que quieren hacer sufrir al moreno y no le dice nada.
Y estaba seguro de que Taehyung no tenía conocimiento de lo que él y Jimin intentaron hacerle, porque se notaba que no reconocía a Jimin, así que no tendría sospechas, aunque el beneficio de que estuviera actuando desde un inicio era válido, pero se aferraba a la idea de que Taehyung no recordaba nada de esa noche debido a que no ha hablado con el rubio sobre ese tema y por lo que Jimin le contó... Taehyung estaba muy mal.
Así que Taehyung no debía saber que planeaban hacerlo mierda, solo debía creer que Jimin era un hijo de perra por la forma en la que actúa con Jungkook y por sus comportamientos agresivos junto al evento de la sopa.
Dio un suspiro largo y sonrió cuando los pequeños dedos de Jimin peinaron sus cabellos hacia atrás mientras tarareaba una canción.
—Dentro de la escuela, allí debe estar el tercer jugador —habló abriendo los ojos lentamente—, ¿Quién crees que puede ser?
—Honestamente —el rubio inhalo y enterró sus dedos en la cabellera contraria—. Taehyung es un antisocial de mierda, eso lo sabes, sé que Hoseok es amigo de él y Jungkook, y lo sé porque Jeon me lo dijo, no porque los haya visto juntos.
—¿Jung Hoseok? —arrugó el entrecejo mientras preguntaba—, ¿El de atletismo?, ¿ese Hoseok?
—Sí, ese mismo —contestó mientras asentía varias veces y empezaba a hacerle trenzas al menor—. Yo también me sorprendí, esos dos nunca, pero nunca de los nunca los he visto juntos —señaló levantando el dedo índice y Yoongi sonrío al ver la emoción implícita de su mejor amigo al contar el chisme—. Por lo que me dijo Jungkook, ellos tres son mejores amigos, se conocieron porque Hoseok fue a hacer un trabajo a la casa de Jungkook y Taehyung apareció allí, pasaron toda la tarde jugando Sugar bomb y esas cosas de ñoños.
—¿Entonces se hicieron amigos al encontrarse en la casa de los Jeon, Caramelito?
—Ujum, yo tampoco me lo esperaba si soy honesto —terminó de hacer la trenza y luego realizó otra—. Jungkook dijo que solían verse para salir o encontrarse en la casa de alguno de los tres, aunque se la pasaban jugando videojuegos juntos de forma online.
—Ya veo, ¿crees que sea él el tercer jugador? —preguntó viendo los ojos caramelo de su mejor amigo y como este mordía un poco su labio inferior por la concentración—. ¿Qué opinas de esa teoría?
—Yo digo que podría ser, tendría sentido que fuera él, ya que es uno de sus mejores amigos.
—Tendremos que echarle un ojo a Jung.
Se quedaron un tiempo conversando sobre temas de la escuela y uno que otro chisme, todo mientras se miraban con cariño, se daban caricias tiernas, se daban abrazos o se hacían cosquillas.
Las risas que se transformaban en carcajadas resonaban por toda la sala de juntas, su amistad siendo libre en la habitación, en la casa, en sus almas, en su existencia.
Dos toques en la puerta hicieron que las risas se calmaran y Yoongi dio el permiso para que el empleado pasara al salón, lo cual el hombre hizo a los segundos y le informó al menor que debía prepararse para la cena de los Min, a lo que el mencionado agradeció el gesto de notificarle y, una vez el hombre se retiró de la habitación, suspiró agotado.
Jimin lo animó un poco mientras lo levantaba y le cantaba una canción inventada para darle fuerzas, le masajeó los hombros y luego le besó la frente.
—¡Arriba, gatito! —gritó mientras lo arrastraba fuera del salón de juntas—, ¡Esa junta te espera, tu familia de amargados necesita a su estrella rebelde, Min Yoongi!
Entre risas y bufidos, el menor le hizo caso a su mejor amigo, por lo que ambos fueron a la habitación de este, Jimin comenzó a buscar la ropa y el otro se fue a la ducha.
Mientras Yoongi estaba dándose un baño, Jimin no pudo evitar pensar en cómo su vida había cambiado desde que conoció a su mejor amigo, en cómo ahora tenía una mansión como casa, ahora comía comida gourmet, vestía prendas de diseñador y estaba estudiando en una escuela de ricos.
Todas esas cosas eran gracias a Yoongi, quien lo recibió sin ningún problema en su mansión tras aquel suceso, desde que su vida decidió irse cuesta abajo por culpa de Kim y desde que su hermana lo abandonó sin mirar atrás.
Tragó saliva al pensar en ello, en como su antigua vida desapareció desde esa noche.
Tomó el saco que le habían preparado los empleados de la mansión y él sabía que a su Yoongi no le gustaba usar aquello, así que lo lanzó lejos y buscó la chaqueta de cuero negra que combinaría con los pantalones de vestir color petróleo; tomó la camisa blanca con detalles negros en el cuello y el sueter sin mangas también del mismo color, los dejó en la cama y fue a ver qué zapatillas podría usar su chocolatito de menta, decidiendo finalmente que unas vans quedarían bien y, por último, sacó unas calcetas blancas, ya que a Yoongi no le gustaba usar zapatillas sin calcetines y podría pasar frío en los tobillos.
Una vez tuvo todo listo y perfectamente ordenado sobre la cama, fue a buscar un accesorio que le daría el toque a su Yoonie, así que se paseó por el enorme armario y decidió que una corbata negra sumado a un pin de oro quedaría perfecto, por lo que sacó ambas cosas en sus respectivas cajas y las dejó en la mesa ratona junto al sofá.
Cuando Yoongi salió no se sorprendió por ver todo listo en la cama, de hecho, ni siquiera revisó qué había, simplemente comenzó a vestirse, él confiaba en el gusto de su mejor amigo y en que sabía sobre sus gustos a la hora de vestir.
—Cuando tengas lista la camisa ven aquí —dijo el rubio que estaba jugando en el celular recostado en el sofá—. Necesito ponerte la corbata.
Yoongi asintió porque sabía que el mayor lo veía de reojo, y se vistió con todo lo demás, excepto el suéter y la chaqueta de cuero, una vez había atado sus zapatos, se dirigió hacia Jimin, quien le sonrió y comenzó a hacer el nudo de la corbata con cuidado y delicadeza.
—¿Eso dónde va? —preguntó viendo el pin de oro—, ¿Sobre el suéter?
—Exacto, Yoonie —respondió mientras se fijaba de que no hubiera ninguna arruga en la camisa—. Ve a ponerte el suéter y yo te pongo el pin.
El pelimenta acató la indicación sin rechistar, y nuevamente estaba frente al rubio que le colocaba el pin de oro en forma de curita justo en la zona izquierda del pecho. Una vez el outfit estuvo completo, Jimin sacó su celular y lo hizo posar, cosa que siempre hacía cuando él elegía el outfit, y Yoongi posó como pudo para su mejor amigo.
Porque la sonrisa en el rostro de Jimin era impagable, era bella, era única, era destellante y Yoongi haría todo por mantenerla, no importa quién cayera, quién se hundiera en la miseria o quién tendría que desaparecer, su mejor amigo era su curita alma y nadie podría cambiar aquello.
—¿Me veo bello? —preguntó mientras se acercaba al mayor para ver las fotos.
—Te ves bello y eres bello, ¡precioso! —contestó mientras le mostraba las fotos y las añadía al álbum con su nombre—. Aunque...
—¿Qué falta? —preguntó alzando una ceja.
—Voy a hacerte unas trenzas, ¿qué opinas? —Yoongi ya estaba sentado en el sofá para que pudiera hacerlas—. ¡Ay!, que emoción, te verás increíble, el único bello entre tanta gente amargada.
Yoongi rio por lo último, y se dejó peinar por su mejor amigo, el cual le hizo dos trenzas, una en el lado derecho y la otra en el izquierdo, ambas eran pegadas al casco y se les salían algunos cabellos locos porque no tenía tan largo el pelo; pero una vez Jimin vio el resultado y le salieron brillitos de los ojos, Yoongi supo que quedaron perfectas.
Después ambos bajaron para encontrarse con Hyunbin, el mayor se había perfilado la barba y el cabello lo tenía hacia atrás y atado en una media cola, portaba un traje azul con una camisa blanca junto a unos zapatos del mismo color del traje pero con detalles plateados y en la muñeca su Rolex.
Hyunbin al ver el outfit y peinado de su sobrino alzó una ceja, pero no se atrevió a opinar, porque con la mirada asesina que le dio junto a la sonrisa imborrable en el rostro de su sobrino postizo, él sabía que era mejor quedarse callado.
Yoongi se despidió de Jimin y le ordenó que no se acostara tan tarde y que, por favor, hiciera la tarea de biología, a lo que el rubio blanqueó los ojos y lo echó de la mansión.
Ambos Min salieron de la enorme casa y se adentraron en el auto que los llevaría a la cena en la gran mansión Min, Hyunbin se veía nervioso y Yoongi quiso preguntar el porqué de aquello, pero no le importaba lo suficiente, así que le valió queso.
En el camino solo se dedicó a ver por la ventana mientras escuchaba el golpeteo del pie de su tío, el hombre estaba demasiado nervioso y el sonido le estaba provocando mal genio, y es que no se detenía, ¿acaso estaba en un concurso de zapateo?, menuda mierda.
Llevaba más de media hora en el auto, pues la mansión Min quedaba en una zona alejada de la gran Seúl, y quería saltar por la ventana, ese maldito hombre no paraba, Hyunbin no dejaba el pie quieto, incluso comenzó a pensar que podría tener pulgas y esa era una forma de rascarse, tal como un perro, también pensó que podría ser que el imbécil se metió a clases de tap y estaba practicando para cuando tuviera que presentarse en un circo.
Luego de unos diez minutos más de sufrimiento que lo hacía tener el peor genio del mundo, le agradeció a la vida, a todos los Dioses en los que no creía y hasta a su tatarabuela que jamás conoció, porque por fin habían llegado al lugar de destino, la mansión Min, y el pendejo a su lado detuvo el zapateo de mierda.
Bajó de los primeros del automóvil, no iba a esperar a que el conductor o alguien le abriera, necesitaba salir de allí o mataría al idiota con pulgas.
Una vez estuvo frente a la mansión Min, se dignó a esperar a su tío, porque al menos respetaría el hecho de que eran un paquete y debían entrar juntos, además de que así su padre no lo iba a atacar de forma tan directa, y él no quería escuchar a la estupidez humana hablar.
Esperó unos minutos y Hyunbin apareció para que pudieran entrar, al aparecer eran los últimos en llegar, ya que todos los Min estaban en la gran sala de estar, algunos fumando, otros bebiendo una copa de vino y otros solo sentados en algún sofá.
En cuanto él y Hyunbin entraron, los que estaban hablando se callaron, pudo ver a su padre verlo con desprecio junto a Haesoo y Yeeun, a lo que sonrió con algo de descaro, algunos cuchicheos se hicieron escuchar y él ya asumía que eran debido a su vestimenta que no iba de acuerdo al código de vestir o por su cabello con trenzas que de seguro se les hacía ridículo, pero no le podía importar menos.
Pero sus familiares no tuvieron mucho tiempo para poder criticarlo o algo, porque un hombre apareció detrás de él, llamando la atención de todos, y avisó que la cena estaba servida, por alguna razón su corazón latió con fuerza al escucharlo, y sentía que conocía esa voz, pero una vez se giró ya no había nadie.
Suspiró y negó con la cabeza un par de veces, quizá se estaba volviendo loco.
Se dirigió junto a al resto de la familia a la gran mesa, en donde estaba sentado en la cabecera el gran Youngsun, luciendo, aún estando viejo, una mirada fría y un rostro oscuro que reflejaba la mierda de persona que era; una vez estuvieron todos sentados en sus puestos, el silencio fue sepulcral, apenas si se escuchaban las respiraciones de los presentes.
—La cena de hoy ha sido para poder dar mi veredicto sobre el próximo heredero del imperio Min —pudo ver como su padre se ajustaba la corbata, como si estuviera seguro de que él tendría que asumir aquel puesto—. Pero antes de mi anuncio, debo decir que he cambiado de asistente —varios en la sala fruncieron el ceño confundidos, quizá no les había llegado el chisme, él solo sonrió—. Mi antigua asistente, Sharon, ha sido despedida luego de ser encontrada en una aventura con mi hijo, aquí presente, Cheongsan —señaló con su diestra al hombre a su derecha, quien bajó la mirada avergonzado, pequeños susurros se hicieron presentes—. Debido a aquella, vergüenza y deshonra —comentó con asco—. Tuve que cambiar la cena familiar, y también de asistente, a quien les tengo el honor de presentar hoy —la puerta principal fue abierta dejando ver a un hombre de cabellos negros carbón adentrarse a la mesa—. Les presento a Choi HyunJin.
Todos voltearon a ver a aquel joven que se posicionó al lado del viejo Min, quien sonrió orgulloso de su nuevo asistente, y en esos segundos fue que Yoongi lo entendió todo.
Ahora tenía el cabello más corto, de color negro y ya no tenía rizos, se veía más maduro, su mandibula más perfilada y un porte más seguro, menos vacilante, el traje gris le daba un aire sofisticado y más poderoso, su rostro ya no se veía amable o preocupado, se veía rígido, un semblante serio que le oscurecía un poco el aura.
Era SeokJin.
Su SeokJin.
Se quedó atónito viendo a aquel hombre, al hombre de sus sueños, al hombre que ha estado buscando en cada esquina y en cada estación de policía, a quien no encontraba, a quien había perdido luego de aquel día.
SeokJin.
Joder, era SeokJin.
—Un gusto poder conocer a todos en persona —habló el pelinegro viendo a cada uno de los presentes—. Me place anunciar que, como el nuevo asistente del presidente Min, se tendrán que contactar conmigo de ahora en adelante, Choi HyunJin, no con la señorita Sharon, espero puedan entenderlo y podamos tener una buena relación —dio una reverencia y se quedó al lado del viejo Min, quien aplaudió animado.
¿Cómo que Choi HyunJin?, ¡Ese era SeokJin!, ¿Qué mierda estaba pasando?
Con el ceño fruncido no apartó la vista de aquel hombre, porque era SeokJin, sus labios, su piel, sus ojos, ¡Era él!
—Ahora que nuestro querido HyunJin se ha presentado —retomó el habla Youngsun—. Es un gusto para mí anunciar que el próximo heredero del imperio Min es... —el hombre levantó la copa, el resto imitó el acto y Hyunbin tuvo que golpearle el brazo para que despabilara y alzara la suya—. Mi amado nieto, Min Yoongi, será el heredero.
El silencio fue sepulcral, nadie en mesa daba cabida a lo que habían escuchado, parecía ser una broma de mal gusto, Yoongi ni siquiera había salido del colegio, ni siquiera sabía qué quería estudiar o a qué universidad asistir.
—Dado a su destreza escolar, su astucia, su inteligencia —enumeró el mayor—. Su manera de crear planes para cumplir sus cometidos y su forma de jamás doblegarse, Min Yoongi será el próximo líder que llevará el apellido Min a lo más alto.
Estaban todos locos.
¿Cómo que SeokJin ahora es HyunJin?, ¿Cómo que él era el heredero del imperio Min?
Una voz rompió el silencio tan incómodo y acabó con las copas en mano al decir salud, ahora le debía una bien grande a Hyunbin, porque el hombre trataba de calmar un poco el aire tan denso con pequeñas risas y con unos chistes malos.
Aunque no le preocupaba que ahora toda su familia lo tuviera de enemigo, eso no importaba, eso daba igual... lo que importaba es que había encontrado a SeokJin, a su querido SeokJin.
Y SeokJin seguía igual de bello, igual de hermoso, tan etéreo, tan precioso; quizá sus ojos se veían más cansados, pero seguían siendo su chocolate favorito, tal vez tenía pequeñas ojeras bajo sus bellos ojos, pero se veía como la envidia de Afrodita.
Yoongi solo quería largarse a llorar, porque al fin lo había encontrado, por fin su SeokJin volvía a estar frente a él.
Los días jueves eran tan aburridos para él, no había mucho que hacer en la escuela, si bien agradece que no fuera un día demasiado atareado, era demasiado aburrido no hacer casi nada, pues sus clases terminaban a las diez de la mañana y luego tenía una ventana directo hacia después de almuerzo para salir finalmente a las cuatro con cincuenta de la jodida Golden Seoul School.
Comenzó a caminar por la escuela con cámara en mano, la había traído para poder empezar con las tomas del club de fotografía, el aniversario de la escuela le estaba pisando los talones y el club no tenía muchas fotos de los comienzos o preparativos de dicho evento que debían documentar a través de sus cámaras.
El club de fotografía era de los menos solicitados entre los estudiantes, esa fue una de las razones por las que eligió esa actividad recreativa y con el tiempo su amor por la fotografía nació hasta desbordar. Jungkook estaba acostumbrado a ser el fotografiado, a estar bajo el reflector y que los flashes de las cámaras lo cegaran en cierto punto, pero aún así lucir bonito, por eso cuando tuvo la oportunidad de ver el otro lado, se flechó casi de inmediato, porque el poder de plasmar lo que veía en una fotografía, en poder transmitir todo lo que sentía a través de una captura, era inigualable.
Debido a eso a veces se preguntaba qué cosas se perdía debido a estar viendo una sola perspectiva que lograba cegarlo, qué personas no estaba viendo bien o qué cosas observó mal.
Tomó algunas fotos del jardín de rosas mientras paseaba por allí, también a la fuente de agua en la que a veces tiraban monedas mientras pedían un deseo, y por último a algunos pajaritos que estaban sobre el viejo árbol de la escuela.
Tenía una hora para el almuerzo y ya no se le ocurría qué hacer, había tomado tantas fotografías como para llenar un museo entero, deseaba poder ir a casa y luego volver, pero eso no estaba permitido por la escuela, una mierda.
Se lanzó en el césped para relajarse un rato, porque, si se ponía a pensar en las cosas que podría estar haciendo, se iba a deprimir y no quería eso.
Necesitaba un poco de paz.
Cerró sus ojos y esperó que la calma inundara su ser, pero eso no pasó, porque apenas cerró sus ojos escuchó unos pasos cerca de su lugar y eso era raro, él estaba en una zona alejada de los edificios principales, o esa persona estaba allí para huir de clases o algo parecido, o esa persona lo buscaba a él.
Observó con cuidado alrededor suyo y en un microsegundo pudo ver una cabellera color cobre, una maldita cabeza de zapallo con mechas largas perfectas para arrancar, se levantó enseguida y caminó hacia donde iba la fémina.
En cierto punto perdió el radar de la cabeza de zanahoria, pero la risa tan falsa y cínica de la chica le hizo saber que estaba cerca del jardín de rosas, por lo que se encaminó hacia aquella zona, siguiendo el sonido de los zapatos ajenos.
Caminó sin saber su destino un buen rato, hasta llegar al centro del jardín de rosas, en donde se encontraban las que tenían pétalos blancos y, una vez entró en aquel pasaje, pudo ver esa cabeza de naranja podrida que le daba la espalda.
—Vaya, que sorpresa encontrarnos aquí, Jeon —habló la mujer mientras tomaba entre sus dedos una rosa—. ¿Qué haces por estos lados?
Suspiró tras no creer la maldita actuación que ejercía Choi.
—¿Qué es lo que quieres?, porque no me gusta perder el tiempo, ¿sabes? —habló de forma tajante—. Así que habla, Choi.
Lenna se volteó con gracia y elegancia, sus cabellos cobrizos brillaron con la luz del sol y la mirada inocente que le regaló lo dejó estupefacto, porque la maldita sabía como actuar como la típica damisela en apuros; pero luego su mirada se ensombreció y su semblante se volvió tan frío que, el contraste con su antigua forma de presentarse, era digno de admirar.
—Supongo que no eres tan tonto como creí —respondió cruzando sus brazos detrás de su espalda—. Felicitaciones por eso, Jungkookie —sonrió de la forma más falsa posible y él se acercó para estar frente a frente—. Qué tal si hablamos de lo que realmente nos compete.
—¿Y esa mierda sería? —preguntó mientras paseaba su lengua por la parte interna de sus mejillas.
—Kim Taehyung —contestó impasible viéndolo directamente a los ojos, mientras él fruncía el ceño y sus puños se cerraban—. Ese es nuestro asunto, y lo sabes muy bien.
—Alejate de él, maldita zorra —dijo señalando con su dedo a la otra—. Más te vale alejarte de mi Hyung, o verás como te quito del camino.
—No dudo de que podrías intentarlo, después de todo ya lo has hecho —se quedó estático tras escuchar aquello y luego sonrió entendiendo mejor con quién jugaba—. Alejaste a varias personas de él, cientos de personas, posibles amigos y hasta posibles romances.
—Si ya lo sabes, ¿entonces por qué crees que no haría lo mismo contigo, Choi? —se cruzó de brazos mientras la veía de pies a cabeza—. Una llamada y ya estás de vuelta en Alemania, Princesita.
Lenna acomodó su cabello lacio hacia atrás con una enorme sonrisa que dejaba ver su dientes blancos y luego tapó por unos segundos su boca mientras reía despacio.
—Ay, Jeon, te has perdido de tanto —suspiró y volvió a poner sus manos detrás de su espalda—. Aún crees que Taehyung te pertenece, aún después de abandonarlo en su momento más bajo y dejar que cayera en drogas, peleas e incluso sexo.
El azabache viró los ojos, porque si la tipa iba a hacerlo sentir culpable por acciones pasadas, él la sentenciaría con hechos presentes.
—Taehyung siempre ha sido mío y siempre lo será —contestó con arrogancia mientras se agachaba un poco para verla directo a los ojos—. Pase lo que pase, Taehyung no se va a alejar de mí —sonrió en grande cuando vio la duda en los ojos ajenos—. Si yo le digo que se aleje de ti, creéme que lo hará, soy el centro de su mundo y él me sostiene como lo más preciado de su vida —su mirada se oscureció a la vez que se acercaba más a la fémina—. Kim Taehyung me pertenece en cuerpo y alma, maldita perra, no me asusta que aparezcas con intención de quitarme lo mío, no eres la primera que lo ha intentado, no eres la primera tipa que cree que podrá amar tanto a Taehyung como lo hago yo —dijo con la voz profunda y de forma pausada, luego tomó distancia y la vio desde arriba—. Puedes irte por las buenas o por las malas, pero Taehyung me va a pertenecer hasta el final de sus días.
Lenna bajó la mirada unos segundos y luego se echó a reír.
—Me das tanta, pero tanta pena, Jeon —comenzó a caminar alrededor del otro—. Ni siquiera sabes cómo nos conocimos, el secreto que nos llevaremos a la tumba —rio más fuerte al ver el ceño fruncido del otro—. No soy una más de ese montón, Jeon, soy quien va a tener a Taehyung a fin de cuentas, porque yo sí lo amo más que tú, porque lo único que haces es dañarlo —dijo tirando el veneno con algo de verdad—. No sabes por todas las mierdas que pasó cuando cayó en el bajo mundo de las peleas ilegales, las sobredosis que tuvo, ni con quién se acostaba y consumía coca —se paró al lado del azabache y susurró en su oído—. Ni siquiera sabes de su cuenta de poemas.
—¿Qué dijiste?
—Que tú y yo no somos iguales, Jeon —contestó una vez estuvo enfrente de nuevo—. Porque mientras tú descuidaste Taehyung para tener otra fuente de amor, que por cierto es una mierda, yo lo saqué del bajo mundo y alejé a todas esas personas que querían con él.
Jungkook miró con atención a la chica que lo veía con ira naciente en sus ojos avellana, como mantenía sus puños cerrados detrás de su espalda y como sus finas cejas estaban fruncidas.
—Pues si no me lo ha dicho es porque no importas, Lenna —contestó con seguridad.
—O porque ya no confía en ti, Jungkook —respondió con una estúpida sonrisa en el rostro.
—Cuida lo que hablas, Choi —la apuntó con ira—. Cuida esa maldita boca que tienes, no te atrevas a hablar mierdas de las que no sabes.
—Dime, ¿por qué Taehyung confiaría en alguien que lo abandonó en sus peores momentos? —cuestionó con una sonrisa ladina tras ver cómo afectaba ese hecho al azabache—, ¿por qué debería confiar en el supuesto mejor amigo que no tuvo la decencia de preguntar si estaba bien y solo esperó a que volviera como siempre?, ¿por qué debería confiar en quien lo ha dejado de lado por su novio de mierda? —estrelló su índice en el pecho ajeno—, ¿Por qué Taehyung debería confiar en ti, Jeon?
Jungkook presionó con fuerza sus puños, su ceño no estaba fruncido, pero sus labios eran una línea por presionarlos tanto, alzó la vista y vio directo a los ojos de la chica que lo veía con una sonrisa socarrona.
—Puedes decir lo que quieras, pero confío en Taehyung y sé que él confía en mí, soy su mejor amigo —respondió de forma clara y precisa—. Que no haya querido indagar en información respecto a ti es un tema aparte, y, por si no lo sabes o no te has dado cuenta, descerebrada, él sigue estando a mi lado —la observó desde arriba, recordandole su superioridad—. Kim Taehyung es mío, siempre será mío, es mi Hyung —suspiró con una sonrisa de lado—. Ni tú, ni nadie, logrará alejarme de él, porque él me necesita tanto como yo lo necesito.
—Entonces deberías cuidar mejor lo que es tuyo, Jeon —dijo con una sonrisa cínica que pretendía ser de ángel—. Porque lo has dejado a la intemperie por varios años, y estoy a nada de quitártelo.
—¿Acaso buscas una guerra, Choi?
—Eso es bastante directo —acotó mientras sacaba la mano derecha de detrás de su espalda y la extendía frente al otro—. ¿Preparado para la guerra por obtener a Taehyung?
El azabache sonrió con confianza y apretó la mano ajena.
—Deberías prepararte para ver como Taehyung me elige a mí, como me pertenece hoy y siempre.
Luego del apretón de manos, Jeon se largó del jardín de rosas, no quería ver esas flores nunca más en su vida, hasta le daba asco el simple olor de esas plantas.
Una vez estuvo fuera del jardín, suspiró mientras cerraba los ojos, lo último que le faltaba era que una loca quisiera su Hyung para ella, maldita Choi, no podía fijarse en alguien de su nivel, ella era muy poca cosa para Taehyung. Se echó los cabellos hacia atrás completamente hastiado de tantos dolores de cabeza, porqué no podían dejar de joder, esa gente lo único que quería era que le salieran canas verdes.
Revisó la hora a través del celular, quedaban diez minutos para la hora del almuerzo y planeaba comer con su Hyung, así que caminó directo a los edificios de la institución.
Una vez había logrado cruzar todo el campus, corrió hasta su casillero a guardar la cámara y después trotó directo al tercer piso del edificio humanista, a Taehyung le tocaba filosofía e iría a buscarlo para ir directo al casino a almorzar, y joder, necesitaba ver a su Hyung, tocarlo para sentir que lo tendría por siempre.
Esperó unos pocos minutos afuera del salón del mayor y una vez tocaron el timbre se preparó para interceptar a su mejor amigo, debía atraparlo entre varios estudiantes que buscaban salir para saciar su hambre en el comedor.
Pero no le sorprendió cuando la cabellera castaña de Taehyung fue la última de salir del salón, corrió para terminar saltando sobre la espalda del otro, quien se asustó en su momento pero terminó sonriendo en grande.
—¿Qué haces aquí?, creí que nos encontraríamos dentro del comedor —posó sus manos alrededor de los muslos del azabache y el otro abrazó su cuello mientras se recostaba en la ancha espalda—. ¿Qué te picó para que me vinieras a buscar, Estrellita?
—Solo quería verte —respondió algo tímido, porque no le iba a contestar con la verdad—. Hace tiempo no te venía a buscar, quise hacerlo de nuevo.
—Me agrada la sorpresa —contestó Taehyung con una gran sonrisa en forma de cajita—. Ahora vamos a comer, me rugen las tripas.
Jungkook se quedó montado en la espalda de su Hyung, ya que este le dijo que no se bajara, que podría llevarlo directo al comedor sin problema, y quién era él para contradecir a su Taehyung.
Y él realmente no quería pensar mucho en lo que pasó con Lenna, en que esa chica estuviera haciendo lo que él solía hacer para que Taehyung no tuviera a nadie más, porque se le hacía tan de psicópata esa jugada, pero él mismo la había empleado durante años, no podía juzgar ese método.
Refregó su mejilla en la espalda de su Hyung, y es que lo amaba tanto, no podía imaginarse a Taehyung estando tan pendiente de alguien más, que ame a alguien mucho más que a él, que ya no pueda tener sesiones de mimos porque de seguro tiene una pareja y esa persona no quiera que su Hyung se porte cariñoso con alguien más.
Taehyung era de él, un puchero inconsciente nació en sus labios y ciertamente quería llorar, sabía que eso de la guerra era una estupidez que no pensó bien, pero su Hyung, su amado Taehyung no podía ni siquiera pensar en caer en las manos de esa perra. Se acomodó en la espalda del mayor y besó su nuca, Taehyung rio a carcajadas pequeñas y él solo pudo sonreir triste, porque era egoísta con su Hyung, solo quería tenerlo para él.
¿Por qué Taehyung debía ser tan lindo?, ¿Por qué su Hyung debía ser tan perfecto, cariñoso, bello y hasta sexy?
Inhaló el perfume del castaño que lo hacía delirar, definitivamente era su fragancia favorita y no quería que nadie pudiera olerla desde la fuente; olisqueó el cuello de Taehyung y el otro rio por las cosquillas, por lo tierno de su mejor amigo le dio un piquito en el cuello.
Amaba tanto a su mejor amigo, y ahora estaba en una guerra para tenerlo de forma definitiva, ¿pero era eso posible?
Suspiró triste ante aquello pensamientos, pero él haría todo para retrasar esos momentos, retrasar el que su Hyung encontrase a alguien, así que iba a pelear para quedarselo un ratito más, para abrazarlo más fuerte, para peinarlo cuando hicieran pijamadas, para besar sus cachetes cuando este comiera y para degustar el bello amor que Taehyung le daba.
Una vez llegaron al casino él mismo le pidió que lo bajara, así que Taehyung hizo lo que pidió, cuando se acercaban a la fila para pedir su comida, se encontraron con los estudiantes del club de cocina, tenían varias galletas y brownies, y Jungkook quería probarlos todos.
Cuando se acercaron él comenzó a ver qué podría probar, todo se veía bueno.
—Hyung, deberías probar algo, se ve exquisito —dijo entusiasmado mientras probaba una galleta de avena.
—Uhm, los postres no se me dan mucho, lo sabes —respondió con una sonrisa viendo lo que había para probar.
—¿Te gustaría probar uno de los cupcakes especiales? —preguntó una chica de bella sonrisa, a lo que Taehyung iba a negar—. Adelante, pruebalos, son de plátano y avena —el azabache observó con duda los cupcakes de color azul—. Tienen colorante para atraer al público, anda, prueba —la chica le entregó el cupcake directo en su boca, por lo que le dio una mordida mientras asentía—. ¿Te gustó?, cometelo todo.
Taehyung no sabía como decir que no, así que terminó por comer todo el cupcake y se abstuvo de decirle que solo sabía a colorante artificial y no a plátano y avena, pero una vez terminó de tragar todo el postre, se dio cuenta de su error.
¿Por qué tenía sabor a nuez con pizcas de maní si era un cupcake de plátano y avena?
Se volteó a ver a la chica del postre, pero ella ya estaba saliendo del comedor, maldita sea, eso debía ser una jodida broma.
—Estaban ricos los postres, en especial las galletas y los muffins, pero no quisieron darme más —comentó el menor mientras avanzaba tomado de la mano con el otro—. Yo creo que hoy pediré pasta, se me antoja un buen poco de pasta, ¿qué pedirás tú, Hyung?
Taehyung asintió sin prestarle mucha atención a su mejor amigo, estaba atento a si comenzaba a tener una posible reacción alérgica y Jungkook seguía hablando, incluso le pasó la bandeja, pero él estaba sudando frío, ya le estaba picando la boca y los ojos.
Avanzó por la fila y solo asentía mientras veía como le daban comida, maldita sea necesitaba salir de allí e ir a la enfermería, pero Jungkook tenía sujeta su mano y ya empezaba a sentir como se le hinchaba la lengua.
Mientras avanzaban a su asiento de siempre, sentía como le picaba la piel, la garganta, todo le picaba, así que jaló la mano del menor para llamar su atención de una vez y botó su bandeja para poder llevar su mano a su boca, la cual estaba hinchándose.
Jungkook volteó asustado tras escuchar como caía la bandeja con comida y lo vio confundido, así que trató de hablar, pero la garganta ya se le estaba cerrando y sus ojos picaban mientras brotaban lágrimas, así que con sus manos señaló su garganta y los ojos del menor se abrieron a tope.
—¡¿Esa mierda tenía maní?! —gritó asustado y dejó caer su bandeja al suelo, llamando aún más la atención de todos en la cafetería.
Taehyung cayó al piso mientras se tocaba la garganta, el aire le faltaba, su cara comenzaba a hincharse y le picaba todo el cuerpo, no había forma de que respirara ya que la lengua la tenía hinchada, la garganta inflamada y solo escurría mocos por la nariz.
—¡Alguien llame a emergencias! —gritó el azabache mientras lloraba y se quedaba a su lado sin saber qué hacer—, ¡Alguien llame a la enfermera, por favor!
Y, mientras se estaba ahogando, solo pudo escuchar los gritos de auxilio de su mejor amigo y el llanto de este, además de los murmullos de los otros estudiantes, quizá vio uno que otro flash y a las señoras de la cocina gritar algo.
Pero lo último que pudo ver, antes de caer desmayado, fue como Jimin hacía una llamada telefónica mientras abrazaba a Jungkook que lloraba desconsolado y no quería soltar su mano, sintió como la voz de la enfermera hacía eco y luego nada.
MookieNota: wenas, había subido el cap media dormida y me di cuenta de que había un error, así que lo archive en la mañana, pero ya lo arreglé y puse un monologo que hacía falta, porque sino todo quedaba muy mierda.
En estos momentos debría dormir, son las 1 y algo, mañana tengo clase de historia, ¿sabían que si ven esa clase como una junta para contar chismes todo es mejor?, además tengo ganas de hacer un fic historico, pero ese es otro tema.
Y weno, ¿qué onda, beibes?, ¿cómo les ha tratado la vida?
Y vieron que han pasado varias cositas...
Para empezar, el Yoongi se ha puesto a pensar sobre el posible tercer jugador, sobre quien protege tanto a Tae y vieron que apareció el Jinsito, weno, HyunJinsito, pero todos sabemos que es él y el Yoongi es el heredero del imperio Min... ni él se lo esperaba.
¿Cómo les quedó el ojo con la guerra de Lenna y Jungkook?, ¿qué team son? y pucha, el Taesito cayó en la trampa de los otros dos, está que se muere por comer maní y nuez, todo mal.
Dato random, Jungkook es alergico a la picada de abeja...
Weno, ahora tengo que dormir, aunque tengo hambre... solo que estoy antojada de Oreos, estaban a 3x2mil pesos en el Lider, re baratas, ¿alguien de Chile que me lea?, así nos pasamos ofertas y hasta promos.
Bueno, wenas noches, les ai lov yu sou mash, duerman temprano, no como la Mookie que se va a dormir a las 1 am.
Besoooooooooooooooooos, muah muah.
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