15
Abatido me encuentro,
con la añoranza entre manos
meciendo mustias constelaciones,
tan perfumado de abrazos
y besos desesperados,
con un dolor a paso desenfrenado
devorando las fibras de mi alma,
como brisas de invierno,
carcomiedo ilusiones
y bellos deseos arrebatados.
A contrapelo soy arrastrado,
asolado y marchito,
lejos de un ensueño
inesperadamente confuso,
para habitar por siempre
en el tiempo perdido
de tantos sentires insomnes,
fervientes del más impoluto amor
inequívocamente acurrucado
en mi centro,
pero no en los fríos placeres
de una esencia que aún sigue imponente.
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