La áspera monotonía me carcomía
como gris viento gélido,
clavándome alfileres de tristeza
sedienta en nostalgia y dolor.
Preso a la rutina,
ofuscado a mares,
atormentado por los susurros estridentes
de desiluciones que en sabor amargo
arrastraban mi alma
al abismo de la soledad,
perenne a cualquier atadura emotiva
y a la deriva de mi paz lóbrega y poco etérea.
Como un infierno en carne propia.

Pero...
llegaste tú con tu encanto sublime
y derrumbaste barreras,
salvaste a este tonto perdido
de una muerte en vida siquiera,
diste luz a mi alma
con cada sonrisa mañanera,
reconfortante,
con los besos frambuesa
de tus labios de seda,
pétalos de rosa impoluta.

Disipaste mis hieles tormentos
con tu alegría y bondad
tejido a serenidad, esperanza;
entre frescos abrazos,
caricias aterciopeladas,
melodías desde lo más profundo del corazón,
con esa voz fulgurante,
brillante en pura belleza
como estrellas del firmamento
titilando hacia el infinito.

Así eres tú, deslumbrante,
incomparable,
gratificante,
un cielo
dentro de un infierno sofocante.
Diste color a mi vida
y lírica a mis poemas,
diste el toque dulzón
y canela.

Pongo mi corazón,
mi vida en tus manos
para que arrulles en sueños
y lo bañes de amor.
Lucho,
doy mi alma
para que nunca me sueltes,
y permitas siempre
llevarme al paraíso
a conocer el deleite
de tu esencia loca y amena,
porque a tu lado
carecen las tristezas,
a tu lado,
el tiempo se vuelve una mota de polvo
lejos de ser efímera.

***
🥉Poema ganador del tercer puesto en el reto N° 10 "versos para enamorar" lanzado por el perfil de Poesía_ES.