Monstruo

En la cálida tierra en la que tu naces
Hay un monstruo que corroe todo lo que toca
Que a tus espaldas muestra sus horribles fauces,
Con una avaricia incontrolable de sangre loca,

Sangre que la pagan los que no se defienden,
Sangre que con fuego a tus tierras sofoca,
Aquellas que te con cada gota te advierten,
Que cuando todo muere a ti también te toca.
Hambre de un suicidio lento, doloroso y anticipado,
Es el que siente ese monstruo que tu tierra abriga,
Aquella bestia hambrienta que tal vez se esté a tu lado
Aquella que no parara hasta que tu sangre consiga,

Y qué decir de esas pequeñas criaturas que recién nacen,
Que comparten esta tierra contigo y dejan que la vida fluya ,
Aquellas que, lo árido y silencioso de este mundo, deshacen
y que con su vida tratan de salvar la tuya.

Esta es la tierra la que te llama en su regazo,
La que también es de tu padre y madre,
a la que tu hijo le debe dar un abrazo,
y no ser el monstruo que derrame su sangre...

Al hombre que camina y se va

La vida cambia cuando un buen padre se va,
El cielo oscurece y los amaneceres no son lo mismo,
Sabes que tu poema en el tiempo continuará,
pero ya no con el mismo romanticismo.

La realidad nos golpea a duro y a diario,
pero cuando tu padre, la vida abandona
La memoria se vuelve un duro calvario
y la triste música de cualquier memoria desentona.

Luego de él, cada vez que tratas de recordar,
cada vez que tratas de repasar tu vida,
Clamas al silencio para no gritar y llorar,
la pérdida del ser que te dio de su plato de comida.

Aquel hombre que te hizo sentir especial
que en tiempos grises te hizo ver un mejor color
aquel que te recordó en la vida lo esencial
aquel que te enseño que significa el amor.