Como una alma en el limbo me encuentro, inerte pero no muerto, capaz de sentir la luz y la oscuridad sin poder diferenciar donde comienza o termina cada una. La calidez y gelidez en un sinfín de inexplicables sensaciones que se mezclan bruscamente sin dejarme pensar con claridad, indescriptible vacío de no estar incluido en nada, siempre fuera de todo en la mitad de todo, el excluido que se encuentra junto a los demas por una sublime lastima y descarada compasión, inútil para las masas, grupos pequeños e incluso para mi mismo. El que solía servir como sombra para quienes brillaban demasiado por si mismos. A la deriva de conversaciones alegres, tratando de seguir la conversación y hacer parte por unos miseros momentos de aceptación en los cuales disfruto de la pasajera sensación que todos buscan consciente o inconscientemente; atención.
Aunque pareciera como mendigar por algo, es inherente de las personas querer ser alguien a la vista de los demas, evitando que me digan "adios" antes de querer irme, si es que en primer lugar saben que estuve ahí, de manera que no importa si hay mil personas rodeandome, realmente no estoy con ellos; estoy atrapado en la mitad de ellos...