Odio que te valga madres,
cuando para mí tú significas el mundo,
parece que confundí las cosas terriblemente,
una vez más me ilusioné muy rápido.

Odio cuando actúas tan indiferente,
 que no me veas aunque esté enfrente,
odio que nunca me prestes atención,
aunque en tus oídos provoque una explosión.

Odio que ser un simple cualquiera,
que te de igual si mañana me muera,
odio que me hagas a un lado,
si tu atención es lo que he anhelado.

Odio que me atraigas de esta manera,
no puedo pensar en nadie más siquiera,
odio tu maldita voz encantadora,
pues de nuevo me enamora.

Odio que mi sentir no sea reciproco,
y ni quieras intentarlo tampoco,
odio que casi siempre me ignores,
pues esa es la razón de mis dolores.

Odio el momento en que te conocí,
porque fue el momento de mi perdición,
y lo peor es que ni siquiera es tu culpa,
yo soy el culpable de esta situación.

Odio que esto será permanente,
porque siempre estás en mi mente,
odio que yo no sea capaz de odiarte,
y tampoco pueda ni quiera olvidarte.

Odio que no me des luz verde,
tú eres el que se lo pierde,
odio que no me des ni una chance,
para que tu cariño yo alcance.

Odio sobre todas las cosas amarte,
porque eso el corazón me parte,
odio que con una sola mirada,
me domines como si nada.

Odio que todo haya malinterpretado,
y que ahora me gustes demasiado,
odio que no tenga autocontrol,
y contigo pierdo por completo el control.

Odio que esto me tenga tan mal,
odio que te ame cuando no debería,
odio no encontrar una solución,
y lo peor es que en realidad no te odio.