Tan brillante y tan hermosa,
así es la luna de octubre,
y así por igual te ves de maravillosa,
mientras la luz de la luna te cubre.

Tus ojos son como un par de estrellas,
que brillan tan intensamente,
que no negaré que son las más bellas,
y podrías apreciarlas eternamente.

La luna de octubre nos acompaña,
en nuestro mágico vals sin final,
su luz plateada nunca engaña,
pues reafirma tu lindura excepcional.

Luna de octubre divina como ninguna,
brilla en medio de terciopelo oscuro,
alumbra nuestro camino querida luna,
ilumina este sentimiento tan puro.

Te ruego que seas nuestro fiel farol,
sé la vela que nos guíe en la oscuridad,
de vez en cuando guíanos al descontrol,
y de vez en cuando a la claridad.

¡Oh, preciosa luna de octubre!,
única testigo del amor que profesamos,
más linda que una luna en noviembre,
eres la que mira como bailamos.

Te juro, amada mía, que yo te soy fiel,
tan fiel como la luna le es a la noche,
jamás me verás rogando por otra piel,
preferiría vivir en el eterno reproche,
a yo cambiarte.

Eres más que maravillosa,
eres pura como el agua de un manantial,
ni la luna de octubre es tan grandiosa,
tu hermosura es algo celestial.

No hay palabras suficientes,
ni existen palabras adecuadas,
para describir esta obra sin precedentes,
más nuestras almas están destinadas,
eso lo veo tan claro como la luz de luna.

Espero que la luna de octubre te aclare,
te haga ver la verdad de tu corazón,
que tu amor reciproco me declare,
y se apiade de este mortal para amarme.