¡Ay el dolor,
que me hace sentir tan miserable,
que le quita a mi mundo el color,
que me es tan insoportable!

Es aquí en este solitario rincón,
donde me lamento en la oscuridad,
esperando que el dolor me abandone,
y me tenga un poco de piedad.

¡Ay la melancolía,
que me tiene llorando sin reparo,
que me recuerda que el amor dolía,
y me deja en el total desamparo!

Maldigo la hora en que me enamoré,
pues te creí la guardiana de mi corazón,
pero en saber la verdad me demoré,
porque fuiste la que rompió mi corazón.

Quisiera ser un hechicero,
quisiera ser un mago
quisiera ser un brujo,
quisiera ser un chamán.

Quisiera poder transmitirse mi pena,
devolverte el dolor que me hiciste,
que mi tristeza sea también tu condena,
no saber porqué te fuiste.

Con un hechizo te haría llorar,
con mi magia te podría herir,
por mi embrujo no me podrás superar,
te dolerá y desearás morir,
pero para siempre te tocará sufrir,
tanto como yo lo hago.

Te arrepentirás de abandonarme,
no entenderás porqué me engañaste,
verás que no debiste cambiarme,
sabrás lo que sentí cuando me dejaste.

¡Ay el universo,
dame la fuerza y el poder,
dale a mi corazón un reverso,
y que mi sueño llegue a suceder!

Llamo a lo místico en el viento,
invoco a lo oculto en lo oscuro,
convoco al cósmico elemento,
a ese nuevo mundo me aventuro,
todo porque quiero ser un chamán.

¡Ay malagradecida,
yo el que tanto te daba,
yo que te creía el amor de mi vida,
yo el que tanto te amaba,
¿por qué me hiciste esa maldad?!

Si pudiera devolverte las penurias,
si tan sólo sintieras mil calamidades,
si pudiera devolverte tu injuria,
ojalá no puedas con las adversidades.

Con un conjuro de gitano,
con un maleficio de chamán,
con el movimiento de mi mano,
te devolvería el daño que me provocaste,
te devolvería tu karma.

Haría que te doliera tu podrido corazón,
que gritaras a todo pulmón mi nombre,
que me extrañes más que nunca,
que sepa quien era tu hombre.

Tú maldita bruja,
que me enamoraste con tu encanto,
y como una piruja,
te fuiste a tentar a otro santo.

Quiero ser chamán,
para poder herirte,
justo como heriste a mí.