Sí, sí, sí, nunca nos conocimos,
jamás en la vida nos quisimos,
estaba contigo un 122 de noviembre,
y nos besamos un 32 de diciembre.

En ningún momento nos hemos visto,
que debo fingir que no existo,
que en tu habitación no me desvisto,
que te crees más puro que Jesucristo.

Sí, sí, sí, nuestro amor cae al olvido,
que en varias noches quedabas vencido,
que me querías dar tu apellido,
y te casabas conmigo de haber podido.

Ahora somos sólo un par de extraños,
aunque ya nos vimos hasta sin paños,
pretende que no me puedes recordar,
más yo sé que no me podrás olvidar.

Porque yo soy el que te llevó al cielo,
con el calor del mismo infierno,
yo era para ti un irresistible caramelo,
y me jurabas tu amor eterno.

Presumes que eres bien derecho,
pero sé que te gusta ponerte de rodillas,
oculta que no estás satisfecho,
hasta que te pusiera de cuclillas.

Sí, sí, sí no temblabas con mis caricias,
al verme no piensas en malicias,
no me pedías que te desnudara,
no te gustaba que te empotrara.

Cuando estábamos en tu cama,
y se encendía la llama
bien que se te paraba la respiración,
y por momentos también el corazón.

Sí, sí, sí nuestra pasión se va al olvido,
que dentro de mí no me he venido,
aunque quieras ocultar la verdad,
te mueres de ganas y esa es la realidad.

Porque yo soy el que te llevó al cielo,
con el calor del mismo infierno,
yo era para ti un irresistible caramelo,
y me jurabas tu amor eterno.

Ahora pasas cada noche, arrepentido,
por tomar lo que teníamos,
y haberlo jodido,
y después mandarlo al olvido.

Sí, sí, sí niega todo lo que quieras,
sé que es mentira de todas maneras,
aunque finjas que te gustan las chicas,
cada noche me la dedicas.

Y hasta te apuesto,
que en las noches que piensas en mí,
te frotas la piel, arrepentido,
por haberme mandado al olvido.