¡Ay, mujer, cómo chingas!

Has regresado otra vez para disculparte,
pero no creo que pueda perdonarte,
sólo apareces para chingarme la vida,
te recuerdo que el corazón no olvida.

No voy a caer en tus sucios juegos,
está tan claro que lo ven los ciegos,
hasta un pendejo también te huiría,
nunca otra oportunidad te daría.

Ese amor tuyo eran chingaderas,
sólo deseo nada más que te mueras,
déjame en paz y vete a la chingada,
pues entérate que no obtendrás nada.

Me vuelves a endulzar el oído,
pero eso ya no tiene sentido,
no me vuelves a tener entre tus garras,
ya a tu cama nunca me amarras.

Yo era tu galán, no tu maldito tapete,
yo era tu hombre, no tu pinche juguete,
bien discreta te metiste con otro cabrón,
directo para quitarle el cinturón.

Fue así que me mandaste a la chingada,
por eso aquí ya no eres bien recibida,
vete con otro y comiénzale a chingar,
a ver si ese pobre te lo puedes ligar.

Ese pinche romance eran chingaderas,
ni vales la pena de todas maneras,
no olvides, me mandaste a la chingada,
es mi turno, espero estés preparada.

Esas chingadas lágrimas no convencen,
tus palabras tampoco me vencen,
deja de hacer el ridículo y mejor retírate,
te creía una diosa pero ahora mírate,
rogando por mi perdón.

A diferencia de ti yo no soy fácil,
y no es que me esté haciendo el difícil,
simplemente no olvido tus chingaderas,
¿cuándo chingados lo entenderás?

Contigo estoy perdiendo la paciencia,
dame la presencia de tu ausencia,
por favor deja de estar chingando,
porque a la patrulla ya estoy llamando.

Estás más traqueteada que la carretera,
si te llegara a perdonar, tonto fuera,
más que nadie tú estás bien re-cogida,
y por eso me hiciste una herida.

Tú, eres una hija de la chingada,
veo que para mí no eres la adecuada,
a mí no me vuelves a hacer pendejo,
mucho menos por un pedazo de pellejo.

Así como tú me mandaste a la chingada,
esta vez yo te mando a la chingada,
eres un completo y rotundo desmadre,
por eso mejor vete a chingar a tu madre.