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En el final de este viaje escrito, 
donde la vida ha sido nuestro grito, 
dejo estas palabras, sinceras y claras, 
como un eco que en el alma se declara.

Cada fragmento, cada herida expuesta, 
es un reflejo de nuestra lucha y fiesta. 
Hemos danzado con la tristeza y la pena, 
buscando la luz en la noche más llena.

La eternidad de estos fragmentos perdura, 
más allá del dolor, más allá de la ruptura. 
Es un testimonio de lo que hemos sido, 
y de cómo, a pesar de todo, seguimos vivos.

Cada verso aquí es un pedazo de verdad, 
un susurro en la vastedad de la eternidad. 
Es un canto a la fortaleza encontrada, 
en las partes rotas que han sido sanadas.

No hay final en este poema sincero, 
solo el ciclo de un espíritu verdadero. 
Cada rima es una chispa de nuestra esencia, 
una huella de amor y perseverancia.

Así, en cada palabra y en cada estrofa, 
queda grabado nuestro viaje y nuestra trova. 
Una eternidad de fragmentos, de esperanzas y fe, 
es el legado de lo que hemos aprendido al ser.

Gracias por acompañar este sendero, 
donde cada lágrima ha sido un sendero. 
Este es nuestro epílogo, nuestro último verso, 
donde en la eternidad de fragmentos, encontramos nuestro universo.

ESTE POEMARIO NUNCA FUE MIO, SIEMPRE HA SIDO NUESTRO.🤍✨

Gracias por ser parte de este viaje🤍✨