Porque al momento de decidir sanar no todo es perfección; a veces en pedazos podemos despertar.

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Desperté en mil pedazos, rota y quebrada, 
cada fragmento de mí contaba una historia callada. 
El eco de lo que fui resonaba en mi piel, 
como un grito perdido, buscando ser fiel.

Los días pasaron entre sombras y caos, 
y en cada despertar, me sentía más lejos. 
Los pedazos de mi ser caían sin aviso, 
como estrellas fugaces, en un oscuro abismo.

Quise juntar los fragmentos caídos, 
pero entre mis manos se escapaban, heridos. 
El reflejo en el espejo mostraba verdad: 
que para renacer, primero hay que aceptar.

No es en la perfección donde hallo mi ser, 
sino en los pedazos que aprendo a recoger. 
Despertar no es volver a ser entera, 
es entender que la belleza está en la espera.