Lo que no se puede cambiar
Hace ya tiempo que acepte que jamás sentiré en mi corazón las hermosas alas del amor, ni entonar su dulce melodía.
Eros me mirara, no se si compasivo o indiferente, cada vez que vaya a realizar su labor ancestral.
Un día a mi corazón esto le dejara de doler, pues hay destinos peores.
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