En un jardín de apariencias delicadas, 

se alza una relación llena de matices, 

donde el mundo ve luces coloridas, 

más en lo profundo se ocultan cicatrices.

Un lazo pintado con tintas de encanto, 

baila en la escena, aparente y brillante, 

mientras el corazón, en silencio, aguarda, 

anhelando liberarse de esa falsa antesala.

Como mariposa cautiva en una caja dorada,

 así me encuentro, enredada y prisionera, 

las sonrisas forzadas y palabras cuidadas, 

velan el abismo que internamente se quema.

Las miradas que admiran nuestro andar, 

ignoran el dolor que me consume en secreto, 

pues en esta relación que parece ensueño, 

mi ser se desvanece, y se siente incompleto.

Las noches susurran melancolía y desvelo, 

mientras me envuelve una tristeza enmascarada, 

los suspiros se ahogan en el aire sereno, 

y el alma anhela la libertad deseada.

Y aunque las flores exhalan fragancias, 

y la dulce fachada siga siendo elogio, 

mi corazón sabe de su triste agonía, 

y anhela desatar este nudo en su bohío.

Así, en medio de este jardín de sombras, 

mi ser se desliza por un abismo interno, 

anhelando un amor que cure las heridas, 

que llene de vida este vacío eterno.

Porque estar encerrada en lo que aparenta, 

es vivir en la cárcel de la falsedad, 

y aunque el mundo admire nuestra fachada, 

solo en la verdad hallaré mi libertad.

Y así, en versos sutiles, se desvela, 

la sensación de un amor que no sacia, 

pues aunque todo brille en la vitrina, 

mi alma anhela la verdadera gracia.