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Capítulo 63

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Ambos clanes estaban de nuevo en el castillo adaptándose a los grandes cambios que este tuvo cuando Astrid tuvo el control completo de ambos mundos.

Veían como Walter estaba alisando su pequeña túnica mientras observaba como su madre Daphne le daba algunas recomendaciones para su año escolar en Hogwarts.

- ¿Entendiste hijo? - Lo miro con severidad- ¿Todo claro?

- Más claro que la pócima de felix felicis - Asintió con seriedad- Dentro de uno año Uzziel entrara a Hogwarts, madre lo ha estado llevando a Durmstrang para que cambie de opinión

- Gracias por decirme - Acarició sus cabellos rubios- Ve a despedirte de Renesmee y Delphini, están con tu madre en el ministerio con tus abuelos, pero espera que termine la reunión

- Sí madre - Beso su mejilla para irse con ayuda de unos acólitos que lo escoltaban cuando salía

Daphne acomodo su cabello rubio para seguir viéndose tan impecable como siempre, se acomodó en el sillón y agarro su taza de té mientras leía el periódico, se seguía llamando el profeta, pero su contenido era regulado bajo su mirada estricta.

- ¿Les puedo ayudar en algo, señoritas? - Les pregunto educadamente sin dejar de leer el periódico

- ¿Cómo lo haces? - Le pregunto Bella con curiosidad- ¿Cómo soportas todo esto?

- Ahora puedo apreciar mejor la curiosidad que me conto Astrid - Cerro el periódico para verla- Astrid se los dijo, fui criada de la misma manera estricta y mimosa que ella, así como nuestros hijos lo están viviendo, nosotras lo vivimos, es cosa de familias de sangre pura

- ¿Los pensamientos puros y extremista van incluidos?

- Claro, nuestros padres fueron educados así por padres puristas - Le contesto con simpleza- Se va adoctrinando generación tras generación los pensamientos puristas extremistas, por eso no es fácil cambiar a alguien cuando toda su vida y familia ha sido criada de la misma forma

- Va más allá que una simple creencia - Murmuro Alice comprendiendo un poco más

- Exacto - Asintió Daphne volviendo a abrir el periódico- Si llegan a tener hijos con mi mujer, ellos serán criados de la misma forma, pero dudo que ello pase - Siguió leyendo el periódico

Todas se miraron confundidas y curiosas para mirar a Daphne que estaba demasiado seria leyendo el periódico sin indicios de querer decir algo más.




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Astrid se sentó en el sillón del castillo cansada psicológicamente, tener el control total de todo el mundo mágico y muggle era demasiado agotador para ella y su familia.

- Buenas noches, señoritas - Observaba como todas aparecían en la sala- ¿Cómo les fue en su día?

- Normal - Le contesto Irina encogiéndose de hombros- Por tu rostro y postura, el tuyo fue agotador

- Control el mundo entero es agotador - Asintió quitándose su túnica- Más cuando tenemos reuniones con mis padres

- ¿Estrictos? - Le pregunto Tanya

- Perfeccionistas, mejor dicho - Se quito su saco color verde esmeralda- Es extraño tenerlas de nuevo en mi castillo - Admitió desabotonado su chaleco gris claro

Todas se sorprendieron ante su sinceridad y comunicación más fluida, se estaba esforzando por mejorar su relación con ellas, cosa que les causo alegría.

Se tensaron cuando uno de sus acólitos apareció con un humano retenido por sogas mágicas, el humano tenía el rostro golpeado y manchado de tierra.

- Cargos - Le pidió Astrid sentándose mejor en su sillón

- Reacio ante las ordenes de su esposa - Le contesto entre dientes furioso- E intento de huida cuando me ataco de forma muggle - Señalo su mejilla roja

- Así que desafiando a mi mujer - Miraba al humano con desdén- Te doy la oportunidad de hacer con él lo que quieras, estoy muy estresada para lidiar con una peste como él - Recostó su cabeza en el sillón

- ¡No! ¡Por favor! - Suplico el humano aterrado- ¡Mis hijos! Ellos...

- ¿Hijos? - Lo interrumpió rápidamente- ¿Cuántos?

- Tres... Pero ellos no... - Quedo callado cuando Astrid desapareció su boca

- Odio el parloteo de las bestias como tú - Espeto rodando los ojos- Tienes toda una familia para tu deleite y desahogo, ahora largo de mi castillo

- Gracias mi ama - Hizo una reverencia- ¿Los hijos los mato?

- Si ves que sirven como bestias de carga, no - Tallo su cuello- Pero si no, mátalo o tortúralos, está en tu libre albedrio

- Gracias mi ama, muchas gracias - Agradeció muy emocionado para irse con el humano

Astrid se rio levemente mientras negaba con diversión, cerro los ojos disfrutando del silencio de su castillo, sonó una gran explosión en el jardín trasero de este mismo haciendo que suspire con cansancio.

Se levanto del sillón para ir a solucionar lo que sea que este pasando en su jardín, cuando llego a este vio a sus sobrinos peleando entre ellos, solo golpeo su frente para darse la vuelta y que vieran como solucionaban sus problemas solos.

- ¿No intervendrás? - Le pregunto Esme mirando a ambos con preocupación

- No soy su madre - Siguió su camino- Y ya están grandes, sabrán lo que hacen esos dos tontos - Se acostó boca arriba en su sillón

- ¡Tía! ¡Mira a Jhezus/Lena! - Gritaron los dos entrando a la sala principal

Astrid miro lo sucios que estaban, escuchaba la pelea tan infantil que tenían esos dos, miro a sus esposas que miraban con gran interés la pelea de los dos adultos.

La platinada se paró del sillón para aparecer enfrente de los dos, se estaban recriminando cosas sin sentido según su punto de vista, estaban a centímetros de sus rostros rojos de la cólera.

Agarro a ambos de la parte trasera e hizo que se golpearan la frente, ambos se quejaron del dolor seguido de un jalón de oreja.

- ¡Ay! ¡Eso dolió! - Se quejaban mientras se acarician la frente- ¡Vivimos de nuestros bellos rostros!

- No me hablarán así - Golpeo sus cabezas con poco tacto- Soy su tía, no sus amigos buenos para nada, ¿Escucharon?

- Sí tía - Murmuraron con la cabeza agachada avergonzados

- Dejen de pelear como niños de cinco años, son sangre puras y gobernantes de todo un continente, maduren - Los miraba con severidad- Tienes hijos y un francés detrás tuyo, tienes nietos y tú tienes sobrinos, ¿Podían comportarse de una buena vez?

- Es tu culpa, nos mimaste mucho - Le recrimino Jhezus cruzado de brazos haciendo un puchero- ¡Auch! - Se quejo cuando Astrid volvió a golpear su cabeza- Perdón

- Llamaré a su madre, no los voy a soportar, ya tengo mucho con mis propios hijos - Levanto la manga de su blusa

- Mamá nos matará - Murmuro Lena con miedo aferrándose al brazo de Jhezus

Las mujeres veían los rostros llenos de terror de ambos cuando Elina apareció muy molesta, con una sola mirada hacia los dos hizo que se levantaran del sillón quedando enfrente de ella arrodillados y temblando del miedo.

- Madre... ¡Ay! - Se quejo Lena cuando Elina golpeo su nuca

- No puede ser que con la edad que tienen sigan peleando por estupideces, ya estoy muy vieja para lidiar con sus tontearías - Los agarro de la oreja- Nos vamos a la casa, tendrán un castigo ejemplar y no vuelvan a venir al castillo de su tía para estas cosa - Miro a Astrid- Gracias querida, nos vemos en la cena

- Mierda, la cena - Se golpeo la cara- Lo olvide, tendré que contratar una secretaria personal, pero gracias por recordármelo - Elina negó con diversión para irse con sus hijos agarrados de sus orejas enrojecidas por la fuerza que ejercía

- ¡¡Mami!! - Lo llamo Uzziel bajando las escaleras con emoción junto a Renesmee- ¡¡Mami, mami!! - Brinco sobre el cuerpo de Astrid apenas estuvo cerca

- Hola enano - Lo abrazo mejor acostándose en el sillón nuevamente- ¿Cómo fue tu día? ¿Rompiste otro cuadro? - Lo miro acusadoramente

- No - Contesto ruborizado de la vergüenza- Ness me enseño hacer origamis - Saco un origami de un lindo cisne de su túnica

- Es muy lindo - Analizo el origami- Espero que no estresaras a mi mujer, enano

- Se porto muy bien - Le aseguro Renesmee levantando las piernas de Astrid para sentarse en el sillón- El origami hizo que canalizara toda su energía, solo falta Abel que la sepa canalizar

- Eres una bendición - Beso su mano mirándola con adoración- Te prometo hacer una estatua tan grande como la estatua de la libertad de Nueva York - Renesmee negó con diversión

Uzziel se acostó mejor sobre el cuerpo de su madre disfrutando de su cercanía, casi no estaba en casa por el trabajo así que aprovechaba cada vez que la veía para estar con ella.

El pequeño rubio adoraba a Astrid, siempre lo trataba con cariño, paciencia y severidad cuando era necesario, siempre era mimado y tratado como un pequeño príncipe, aparte que le enseñaba mucha magia y a controlar su protego.

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