Capítulo 57
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- Interesante - Murmuro para ver a ambos- Así que tuvieron una hija - La sonrisa que les dio hizo que sintieran pavor
Astrid miro sobre su hombro como Renesmee sostenía la mano de Elina mientras miraba con asombro y curiosidad el ministerio.
La ahora platinada le entrego la bebé a su acólito e irse con ambas, se arrodillo enfrente de Renesmee para sostener sus dos pequeñas manos.
- Elina te llevara a un lindo lugar que me gusta ir a pensar - Le dijo suavemente- Ella y tú estarán aquí en lo que esto acabe ¿Sí? - Beso castamente el dorso de las pequeñas manos
- ¿Después veremos películas juntas? - Le pregunto tiernamente mirándola a los ojos
- Todas las que quieras, princesa- Le contesto asintiendo con ternura para mirar a su cuñada- Cuídala, Elina - Se paro soltando las manos de Renesmee
Bella y Edward con mayores fuerzas empezaron a quererse mover, temían por la seguridad de su hija en manos de Elina o de alguno de ellos, pero no podían hacer nada con la magia de Astrid en ellos.
Ambos clanes observaban como Astrid los miraba, alzo su mano derecha apuntándole con su varita al acólito que sostenía a la bebé.
- Recuerden que todo esto es por el bien de todos y no quería que Renesmee presenciara lo que sucederá ahora- Les dijo con suavidad para mirar a la bebé- Avada kedavra
El grito de dolor de Ron y Hermione resonaron por el primer piso del ministerio cuando el rayo verde golpeo el pequeño cuerpo de su hija, esta misma quedo inmóvil entre los brazos del acólito la sostenía.
Hermione y Ron cegados por el dolor por la pérdida de su hija en mano de Astrid empuñaron con fuerza sus varitas, ambos alzaron sus varitas hacia ella y conectaron sus rayos con el de ella.
- ¡¡Que nadie se meta!! ¡¡Es la lucha de mi hija!! - Les pidió Vinda con severidad al ver que los dos acólitos querían entrar a la batalla
- ¿¿Qué pasa?? - Les pregunto con burla- ¿A papi y a mami le dolió perder a su niña? - Se carcajeo dejando en exhibición su locura y maldad
- ¡¡Te voy a matar!! - Gruñó Ron rojo de la cólera
- ¡¡No puedes contra mí, asqueroso traidor de sangre!! - Lo saco de combate cuando lo hizo estrellarse contra la estatua cercana a ellos dejándolo inconsciente
- ¡¡Era mi hija!! - Le dijo Hermione reprimiendo su llanto- ¡¡Mi hija!!
- ¡¡Una sangre sucia e inmunda como tú!! - Sonrió con malicia- Tú y yo aún tenemos cosas con que divertidos, Granger - Alzo su varita para volver a reanudar la batalla
Astrid estaba satisfecha ante el rendimiento que Hermione estaba dando en la batalla, pero le falta por aprender, mucho más.
- Atabraquium - Conjuro una voz femenina exterior dejando a Hermione fuera de combate
¿Qué hacia ella ahí? Se preguntaban ambos clanes mientras observaban a la joven bruja interviniendo en la lucha de ambas.
- Oh querida, me estaba divirtiendo - Se quejo Astrid infantilmente sorprendiendo a sus esposas
Astrid jamás dejaba al descubierto ese lado infantil de ella, apenas lo dejaba a la vista de ellas y Renesmee, con su familia solo hacia pequeños y discretos berrinches, pero hasta ahí.
- Lo siento, cariño - Le sonrió con inocencia- Pero tengo mejores planes para los tres - Levito el cuerpo inconsciente de Ron del suelo para acercarlo a Hermione
- Me gusta como piensas - Ronroneo descaradamente poniendo celosas a sus esposas- ¿A los calabozos?
- A los calabozos - Asintió- Lleven al grandioso trio de oro a los calabozos - Les ordeno a los acólitos
- Sí mi señora - Asintieron agarrando los cuerpos de los tres
Uno de ellos le entrego las varitas de estos a la joven bruja para después irse con el trio de oro, la menor rompió las tres varitas botándolas como basura.
¿Por qué ella les daba órdenes a los acólitos de Astrid? ¿Qué beneficios gozaba ella? ¿Qué tipo de relación sostenía con Astrid para dar esas órdenes sin ser intervenidas por esta misma? ¿Y por qué Astrid permitía que ella hiciera lo que quisiera?
Esas y muchas preguntas más tenían ambos Cullen ante la presencia y las ordenes que había entablado aquella joven apenas unos escasos minutos desde que llego.
Las esposas de Astrid la miraban con desconcierto, veían como estaba parada con aires de superioridad y llenos de arrogancia como el resto de los sangre pura que habían tenido la oportunidad de observar durante el baile de máscaras en el castillo de Astrid.
- ¿Quién es ella, hija? - Le pregunto Gellert con curiosidad analizando a la menor
- ¡¡Les presento a mi mujer!! ¡¡Mi señora!! - Le anunció con orgullo acercándose a la menor- Es una linda brujita de sangre pura perteneciente a una de las familias de los Sagrados Veintiocho - Agarro la mano de la menor guiándola enfrente de sus padres- Les presento a Daphne Greengrass, la única digna para poseer el anillo familiar Grindelwald - Elevo la mano izquierda de la menor mostrando el anillo plateado con el escudo familiar- Y claramente, mi amor incondicional
- Un placer conocerlos por fin, señores Grindelwald - Los saludo con educación con una amplia sonrisa plasmada en su rostro- Astrid siempre hablo de este gran momento y ahora se hace realidad
- Una bruja de sangre pura con pensamientos puristas - Concordó Gellert satisfecho- Lo mejor de lo mejor para mi heredera
Astrid al escuchar la aprobación de su padre su pecho se inflo de orgullo abrazando a su mujer que se estaba regocijando en su gloria ante la mirada aprobatoria de su suegro.
- La familia Greengrass dices - Hablo Vinda analizando de pies a cabezas a Daphne
- Así es, madame Rosier - Los ojos verdosos claros de Vinda brillaron al ser llamada por su apellido
- ¿Intentando halagarme con mi propio reconocimiento? - Le pregunto seriamente acercándose a la menor intimidándola
Daphne al entender que quería intimidarla para ver qué tan creíble era su amor por Astrid, no se dejó doblegar, salió con delicadeza de los brazos posesivos y protectores de su amada mujer encarándola con educación y seguridad a Vinda.
- Dando a conocer su verdadero poder, realmente - Le aseguro con la cabeza en alto
Ambas mujeres mantenían el contacto visual, Gellert y Astrid se mantuvieron en sus lugares sabiendo lo malditamente intimidantes que podrían ser sus mujeres, pero mantenían el mismo porte tan carismática que los había perder la cordura de la mejor manera.
- Digna para ser esposa de mi amada hija - Anunció Vinda cortando el contacto visual con la rubia y mirara a su hija- Totalmente aprobada, hija mía
- Lo sé madre - Le sonrió tímidamente- Ella es todo lo que ha pedido para mí, una mujer con carácter fuerte conservando su encanto, es cortés, sofisticada y refinada - Le describió haciendo contacto visual con la menor- Es mi Vinda en este mundo - Miro a su madre
Aquellas palabras hicieron que el corazón de Daphne latiera con fuerza, Astrid era una persona romántica y sensible cuando se trataba de ella, la platinada siempre la tuvo en un gran pedestal consintiéndola en todos los aspectos.
Pero que le describiera de aquella manera tan cálida y precisa fue lo mejor que lo hubiera pasado, aparte de haber conocido. Aclaro su garganta agarrando todos sus sentimientos para guardarlos en su baúl y concentrarse en lo que hacían.
Jon apareció acompañado de Lena que casi corrió a los brazos de su abuela quien la recibió con un gran abrazo corto y cálido.
- Te extrañe, abuela - Murmuro intentando no verse muy sensible ante todos
- Yo igual, cariño - Acomodo algunos mechones pelinegros de la menor- Te pareces tanto a mí, heredaste mis ojos verdes
- Mamá dice que son dos lindas esmeraldas - Le comento tímidamente
- Claro que lo son, mi niña - Asintió conmovida con aquella referencia
Astrid miraba con diversión y superioridad a su hermano que estaba temblando del miedo en frente de su padre, la platinada camino hasta quedar a lado derecho de su padre.
- Padre, lo he... - Fue interrumpió por una gran bofetada impartida por el mayor
Jon cayó al suelo por el gran golpe, se llevó su mano derecha al rosto tapando donde le había golpeado Gellert, cuando retiro su mano pudo ver como esta se tiño levemente de sangre, su labio inferior se había roto por la gran fuerza que su padre le había pegado...
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