Capítulo 47
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Los brazos de Astrid estaban rodeando el cuerpo caliente y sudoroso de su pequeña brujita mientras esta estaba sufriendo una gran fiebre que había desarrollado después de que se mojara al salir del trabajo.
- Estás hirviendo aun - Le dijo preocupada sintiendo el calor irradiando en ella- Te daré otra dosis, pero tendrás que soltarme
- No - Murmuro aferrándose a la blusa de Astrid- Se siente bien lo fría que estas
Astrid suspiro preocupada, se estiro para agarrar su varita y hacer volar la poción hacia ellas, hizo que la menor se sentara en la cama y se tomara la nueva dosis.
- Sabe horrible - Se quejo la menor haciendo muecas asqueadas
- ¿Qué esperabas? ¿Jugo de calabaza? - La miro con diversión- Si dentro de unas horas no estas mejor, traeré un medimago, no me gusta la fiebre que tienes - Puso su mano en la frente de esta
- Mmm - Suspiro feliz- Que bien se siente - Agarro la mano de Astrid para que no la apartara
Astrid la tuvo que apartar haciendo que la menor se quejara infantilmente, la rubia se rio de la menor y se levantó de la cama.
- Me quitare parte de mi ropa para que tengas mayor contacto con mi frialdad - Le comento quitándose la blusa
Se quito el resto de su ropa quedándose en ropa interior, se volvió a deslizar por las sábanas de la cama, rodeo a la menor entre sus brazos apegándola lo más que podía.
- ¿No puedes quitarse también la interior? - Le pregunto fingiendo inocencia mientras metía sus manos adentro del brasier de Astrid
- No - Se carcajeo- Descansa, amor - Beso su frente suavemente
La menor se acurruco mejor sintiendo como el frío cuerpo de Astrid la relajaba, toda la fiebre que tenía la estaba irritando y nada era mejor que la temperatura baja de su mujer.
Después de unas horas la gran fiebre de su pequeña brujita ya había cesado por fin, se había relajado cuando empezó a sentir como el calor que radiaba su brujita empezaba a descender con el paso del tiempo acostadas.
- ¿Mejor? - Beso su frente abrazándola mejor
- Mejor - Beso el pecho de Astrid
La menor empezó a dejarle pequeños besos por su pecho, clavícula, cuello y mandíbula, amaba lo suave y dura que era la piel de Astrid, aunque odiaba no poder crearle algún chupetón o arañar de verdad alguna parte de ella.
- Amor, no - Negó rápidamente cuando las manos de la menor empezaron a descender por su cuerpo- Acabas de salir de una gran fiebre, quiero que te mejores por completo y tengas más energía
- Pero ya me siento bien - Berrincho haciendo un tierno puchero
- Aun así - Beso castamente el puchero que la menor había creado- Tomaras unas vitaminas y comerás cosas sanas por un rato hasta que recuperes todas tus energías
- Amor - Se quejo infantilmente- Pero si yo no haría nada, tú puedes venir y hacerme todo lo que quieras - Ronroneo terminando de bajar su mano hasta el bulto de Astrid
- Buen intento, amor - La beso castamente- Pero no
Astrid se levantó de la cama y tomo su bata de seda de color verde, ajusto las correar a su dorso y se giró para ver a su brujita, esta estaba viéndola con intensidad.
- ¿Por qué todo tiene que quedarte bien? - Se quejo deslizándose por la cama hasta salir de esta- Tú y tu estúpida inmortalidad tan sexy - Rodeo el cuello de Astrid con sus brazos
- Amas mi inmortalidad - Señalo con diversión- Aparte dentro de poco tiempo te convertiré, ya tienes 26 años y yo aparento tener 24
- Sí, primero casarnos, tener hijos y después mi conversión - Asintió con aburrimiento- Y si quitamos el casarnos y nos vamos a los hijos para después convertirme, la luna de miel estaría llena de sexo descontrolado - Ronroneo lo último tentando a la mayor
- Me tientas, me tientas - Se mordió el labio inferior- Pero tus padres odiaran que tengamos hijos y sin estar casadas, tu hermana ya estaba casa, no quiero que tú seas lo contrario
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Cuando Astrid apareció en la sala de su casa con su brujita observo como estaba su pequeña acompañada por sus amigas, todas estaban observándola, podía sentir como las miradas de las cinco recorría su cuerpo.
- Buenas tardes, señoritas - Las saludo acomodando su túnica
- Buenas tardes, madame Grindelwald - La saludaron al mismo tiempo embellecidas ante la presencia de la mayor
Astrid reconoció a las primeras tres, era Millicent Bulstrode, Tracey Davis y Pansy Parkinson, la cuarta señorita con gafas no la recordaba de alguno de los árboles genealógicos de las sangres puras y que estaban entre sus filas.
Sobre todo, la mirada de Pansy estaba quemándole todo el cuerpo, podía ver la mirada tan perversa en ella que era cubierta con inocencia falsa, sabía cuándo la castaña quería poner sus manos en ella y en ese momento la menor quería hacerlo.
- Buenas tardes, amor - La saludo su brujita acercándose a ella para rodear su cuello con sus brazos y besarla castamente
- Hola, linda - Rodeo su silueta con sus brazos- No estaba enterada que tenías reunión con tus amigas
- Fue de improvisto - Le restó importancia- Quiero presentarte a una de ellas - Beso nuevamente sus labios para bajar sus brazos y jalarla hacia el resto de señoritas- Amor, ella es Blair Moreau - Señalo a la señorita con gafas
- Un placer conocerla, señorita Moreau - Agarro la mano de Blair para plantar un casto beso en el dorso de este- Tiene tiempo que no había escuchado de la familia noble Moreau, a decir verdad
- Un gusto conocerla señorita Grindelwald - La saludo nerviosa- Mi familia se ha mantenido fuera de los escándalos
Astrid asintió acercando más a su brujita por su cintura, la menor la guío a su lado en el sillón costoso y servirle un poco de té con la poción para que pudiera degustarlo mejor.
- Gracias, amor - Agarro la taza- Así que, señorita Bulstrode - Miro a la azabache- ¿Cómo van su empresa?
- Las ventas van muy bien, señorita Grindelwald - Asintió nerviosa ante la mirada bicolor de Astrid que no pudo sostener- Gracias a que los mortifagos ya no están, los demás magos y brujas salen más tranquilos y puedan observar mejor la tienda en el callejón
- ¿Y usted señorita Davis? He escuchado que su padre ha tenido un ascenso en el ministerio como un inefable - Tomo un de su té mirando a la otra azabache
- Esta en lo correcto, madame - Se puso aún más nerviosa al sentir un leve punzón en su cabeza haciendo que desvié más la mirada- Mi... padre, ha estado trabajando muy duro para ello, mi madre y yo estamos más que orgullosas
- ¿Señorita Parkinson? - La miro- Mejor dicho, Zabini, ¿Cómo le va en la vida de casada?
- Perfecta - Mantuvo la mirada con Astrid- Blaise es un encanto, es el esposo perfecto - Sonrió satisfecha al ver la mandíbula tensa de la rubia
- La felicito por tales noticias - La felicito fingiendo una sonrisa- Espero su esposo satisfaga cada una de sus demandas y supere sus expectativas... Él no vivirá mucho - Termino en su mente
- Gracias, madame - Mantuvo su mirada aun con Astrid cuando aún tomaba de su taza de té
La castaña sabía que la rubia era tan celosa-posesiva que odiaba hablar de Blaise como su ahora esposo, tenía que aprovechar cada momento para restregárselo en la cara hasta que este muera.
Sabía que no viviría demasiado ya que estaba metiéndose a terrenos muy peligrosos solo por sus celos. Astrid o ella misma, tarde o temprano lo tendrían que matar para silenciar ese pequeño cabo suelto.
Con mayor razón jugueteaba con los hilos celosos-posesivos de Astrid al saber que podía llegar a su oficina en cualquier momento con uno de sus ataques y darle la mejor follada de su vida, donde no podría caminar bien por unas horas o por días y estaría más que agradecida con Merlín por ello.
- Las chicas y yo estábamos hablando de nuestros planes - Hablo su mujer- El matrimonio y los hijos... Todas están de acuerdo que nuestros hijos serán tan hermosos con nuestros perfectos genes
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