Capítulo 24
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Astrid observaba como sus parejas gruñían molestas soltando maldiciones de por medio por como era de cercanas físicamente Pansy y ella, acaricio su frente para suspira innecesariamente.
Ella sabía que a ninguna de ellas le agradaba la bruja, pero no entendía sus celos absurdos, ellas sabían que ella no podría dejarlas por ella ya que el lazo no la dejaría jamás.
- ¿Mejor? - Les pregunto cuando dejaron de soltar maldiciones- Me parece demasiado inapropiado que estén diciendo tales palabras tan vulgares, más sabiendo que en cualquier momento Renesmee puede escucharlas y las puede repetir
- ¿Después de todo solo te preocupa aquello? - Gruñó Tanya incrédula
- Eres una imbécil - Murmuro Rosalie cruzada de brazos y con su ceño bien fruncido
- Sí - Le contesto a Tanya con simpleza- ¿Sabes por qué? - Se paro del sillón para acercarse a ella- Porque saben perfectamente que no puedo dejarlas, no puedo abandonarlas - Rodeo su cuerpo con sus brazos apegándola a ella- Y no las dejaré
Noto como Tanya se perdía entre sus ojos haciéndola sonreír de lado, era tan fácil hacer que ellas se tranquilizaran con solo mirarlas fijamente mientras las abrazaba.
- Exquisita - Murmuro cuando enterró su rostro en el cuello de la mayor
La atrajo aún más hacia ella con posesividad e inhalaba el aroma de su marca en ella, gruñó para besarlo, escucho el suspiro de Tanya en su oído mientras agarraba su gabardina con posesividad.
- Astrid - Suspiro cuando mordió su marca
- Se escucha tan malditamente bien mi nombre en tus labios - Ronroneo en su oído
Sintió como el cuerpo de Tanya vibro entre sus brazos por sus palabras, el aroma de la excitación de ella golpeo sus fosas nasales haciendo que gruña satisfecha, mordió el ovulo de la oreja de esta mientras bajaba sus manos a su trasero para apretarlo con fuerza.
- Mierda - Gimió escondida en el cuello de Astrid
Cuando Astrid miro al resto de sus parejas, todas tenían la misma mirada ónix reflejando su excitación ante su aroma causado hace unos segundos.
- Quiero que les quede claro que ustedes son mis parejas y no las dejare por alguien más - Les dijo con firmeza sin dejar de amasar el trasero de Tanya- Ustedes solo tienen el derecho de tenerme en todas y cada una de las formas posibles - Escuchaba los suspiros y gemidos de Tanya ahogados en su cuello- ¿Entendido? - Apretó con fuerza su trasero alzándola un poco del piso
- Sí - Gimió con fuerza mordiendo la clavícula de Astrid
Las demás asintieron sin poder decir algo, estaban ansiosas por tocarla y estar como Tanya entre sus brazos siendo tocadas por ella mientras su voz ronca por la excitación las reclamaban.
- Carmen - Miro a la española- ¿Le gustaría ser la siguiente en concretar el lazo? - Se separo de Tanya escuchando su gruñido disgustado- Luego me encargo de ti, linda - La miro para acercarse a Carmen
- Yo... - Trago ponzoña en seco al ver la mirada hambrienta de Astrid en ella
- Tranquila, preciosa - Acuno la cara de su pareja- Te pregunto ahora para irnos de una vez o si no se siente lista, puedo escoger a alguien más
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Advertencia, poco contenido +18. Leer bajo su responsabilidad.
- Oh dios - Gimió con fuerza sintiendo la lengua de la rubia en su centro tan sensible por los anteriores clímax alcanzados
- Me gusta tu acento - Ronroneo apartándose un poco de la feminidad de su pareja- Es tan sexy - Beso los muslos interiores de esta para enderezarse
Alineo su miembro con el centro de esta mientras recargaba todo su pesor a su brazo izquierdo, por alguna extraña razón su ser pedía a gritos que no fuera salvaje con ella como con las demás.
Ambas gimieron cuando estuvieron conectadas nuevamente, besaba con suavidad esos labios finos y suaves, que estaban ligeramente hinchados por las secciones de besos fogosos y necesitados que ya habían tenido.
Con una sola mirada de Carmen sabía que podía moverse, Astrid empezó con movimientos lentos y suaves mientras besaba sus mejillas cinceladas y mandíbula. Ambas suspiraban antes las caricias de la otra, Astrid tenía que agarrar con fuerza las sábanas de la cama para no joderla tanto como deseaba.
- Oh Astrid - Gruñó mordiendo su hombro cuando sus embestidas cambiaron a ser profundas y pausadas
- ¿Así amor? ¿Así le gusta a mi linda españolita? - Le pregunto con morbo embistiéndola con mayor profundidad
- Mhmm sí - Enterró sus uñas en la espalda de la rubia
Carmen enredo sus piernas en la fina cintura de la rubia dándole mejor accesibilidad a ella, le gustaba lo atenta que estaba siendo con ella, pero quería más, podía sentir como se estaba conteniendo.
- Más - Gruñó frustrada para morder su mandíbula- No te contengas
- Tus deseos son ordenes, mi amor - Poso sus manos en la cintura de Carmen intensificando sus embestidas- Oh Merlín - Echó su cabeza hacia atrás
Las uñas de Carmen estaban haciendo estragos en su espalda, pero estos se curaban a los segundos, Astrid se acercó para besar y morder el cuello de la azabache mientras deslizaba sus manos por el cuerpo de esta.
Apreciaba cada centímetro de su piel tan suave y tonificada, podía notar como esa lindo carácter tan gentil y amable se convertía en uno más salvaje y hasta en cierto punto dominante.
En un segundo la mayor cambio las posiciones poniéndose encima de la rubia que dejo que ella tomara el control, Carmen poso sus manos en la cintura de Astrid para apoyarse mientras se movía a su gusto y velocidad.
- ¿Dónde quedo mi dulce españolita? - Le pregunto con burla viéndola tomar todo el control a su gusto
- Cállate - Gruñó avergonzada siguiendo con su trabajo
Astrid no pudo reprimir una carcajada mientras llevar sus manos a los costados de Carmen para ayudarla a aumentar la velocidad.
Unos escasos rayos de sol que quedaban de esa tarde se colaron por la ventana de su cuarto chocando con el cuerpo de la española, se maravilló lo extremadamente hermosa que se veía al desnudo dejando que su costado derecho brille.
- Eres una diosa - Le murmuro sin poder apartar su mirada del cuerpo brilloso de Carmen- Mi diosa - Se sentó abrazando el cuerpo de la azabache quedando sentada en la cama
Juntaron nuevamente sus labios disfrutando del choque duro de sus pieles, la mayor estaba saboreando la boca de la rubia sintiendo las manos de esta deslizándose de forma tan suave por todo su cuerpo.
- No sigas con ella - Le pidió con posesividad abrazándola por sus hombros- Aléjate de ella
- ¿De quién? - Le pregunto confundida- ¿Pansy? - El gruñido molesto de Carmen se lo confirmo
Iba a decirle algo, pero un gran gemido salió de su garganta siendo causado por la mayor que estaba mordiendo y besando su cuello sin piedad.
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