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Rosalie miraba con intensidad a Astrid, quien estaba tranquilamente leyendo su libro en uno de los sillones de la casa ignorando a todos excepto a Renesmee cuando aparecía para querer su dosis de atención y mimos.

- Por más que me mires no sabré que quieres - Le dijo con aburrimiento

- Lo sabrías si hablaras con nosotras - Espeto sin apartar su mirada de ella

Astrid suspiro innecesariamente cerrando su libro y alzar su mirada encontrándose con los de ella, observo como se levantó de la silla con esa elegancia tan sexy de ella que la puso nerviosa, pero no lo demostró.

- ¿Qué tan cerca me quieres, dulzura? - Le pregunto alzando una ceja- ¿Así? o... - Se acerco a ella hasta que sus cuerpos se tocaron- ¿Así? - Tuvo que bajar un poco la mirada para observar mejor los ojos bicolores de la más baja

- Creo que así está bien - Le restó importancia- No deberías de burlarte de la situación - Observaba como la miraba con burla

- No sé de qué hablas - Le dijo con inocencia- Querían que aceptara el lazo y eso hice, querían concretar el lazo y eso hago, me pides hablar y eso hago - Llevo su mano a su mejilla- ¿Ahora qué, Rosalie? ¿Quieres que te bese? ¿Qué te jure amor eterno? ¿Qué quieres?

Estaba tan sumida en el toque tan suave y delicado de Astrid que se le olvido por completo a lo que había llegado a su lado, su estómago se revolvió con fuerza, lo describió perfectamente como las típicas mariposas.

Si fuera humana su corazón estaría latiendo como loco, su respiración fuera pesada y sus piernas estarían más temblorosas que ahora, tal vez hasta muy ruborizada por el descaro y el cinismo de su pareja que le gustaba.

- Quiero eso - Le contesto sin dudarlo- Lo quiero todo contigo y Emmett, no lo quiero, lo necesito y lo exijo - Agarro sus mejillas para estampar sus labios contra los de ella

Ronroneo al sentir las manos de Astrid atrayéndola más a ella, sus labios carnosos y suaves estaban siendo su nueva perdición, el toque tan suave de las yemas de los dedos de su pequeña rubia la estaban sintiendo en el cielo.

- Me gustaría decirlo, pero es más que obvio que ya lo hago - Le murmuro al cortar el beso- Desde el día que cruzamos miradas las palabras eran más que innecesarias

- Entonces cambia tu frialdad y tu alejamiento con todas - Le dijo dolida- Nos duele que seas así

- Me pides demasiado - Se aparto de ella para volverse a sentar en el sillón- Es algo imposible

- Entonces hagamos que sea posible - Le dijo esperanzada- Hagamos que lo imposible se vuelva posible, pero haz el intento

Astrid solo la mirada, parecía estar debatiendo contra ella y sus instintos, sus ojos bicolores tan exótico y dominantes la observaban con atención.

- Bien - Le dijo derrotada- Me dejaré llevar por mis instintos por esta vez y solo con ustedes, pero no me pidan cosas imposibles más adelante

- Es algo justo por el momento - Le dijo complacida- Has podido conectar con tres de nosotras, será fácil conectar con el resto - Astrid frunció sus labios para volver a su libro sin decir más

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Astrid ya había suavizado su voz con ellas, pero aún se mantenía algo apartada, a veces gruñía involuntariamente cuando alguna de ellas sobrepasaba su espacio personal.

Carmen y Esme eran las más comprensivas y mantenían una cercanía cómoda para las dos, sobre todo eran las más paciente de todas ellas.

- Señoritas - Las saludo Astrid apareciendo en el sillón de siempre- Han cambiado de posición el sillón – Miraba confundida el sillón

- Buscamos una mejor posición de los reflejos del sol - Le dijo Esme suavemente- Así le dará menos el sol

Astrid la miro con su rosto inexpresivo de siempre, asintió y empezó a leer su libro, se mantuvieron en un silencio cómodo hasta que vieron como la rubia se paró de su lugar para sentarse en medio de ambas.

Se asombraron ante su iniciativa, sonrieron complacidas para seguir en lo que hacían, Astrid estaban luchando con ella misma para no reprenderse sobre su acción y volver al sillón.

Los demás al llegar a la sala miraron asombrados la escena, pero no dijeron nada al respecto, podrían irritarla o hacerla cambiar de opinión así que guardaron todos sus comentarios.

Emmett y Kate empezaron a jugar en la consola del azabache hasta que Rosalie y Tanya se cansaron de escuchar sus peleas infantiles y los mandaron a hacer otra cosa más productiva.

Una risita suave y melodiosa llamo la atención de las tres, había sido Astrid, esta mirada la interacción con diversión con el libro en sus piernas.

- Estaban cansadas de las peleas infantiles de ambos y ahora ustedes pelean con ella - Negó con diversión- No deberían ir tan en contra de sus propias palabras

Las tres estaban tan asombradas por su todo divertido y relajado que olvidaron por completo el por qué peleaban las dos con Kate.

Sonrieron tontamente al verla sonreír con diversión y no con esa burla con auras oscuras tan típicas de ellas.

Gruñeron molestas cuando Pansy apareció en la sala mirándolas con desdén, esta se paró enfrente de Astrid.

- Es hora de tu entrevista para el profeta, querida - Le recordó- No te veo lista

- Se me olvido - Le restó importancia- Eres la única de las dos que le importa tal cosa

- Es parte de tu ingenioso plan - Rodo los ojos- ¿Nos vamos?

Astrid se levantó para alistar su túnica, miro a todas para rodear la cintura de Pansy e irse de la sala, toda gruñeron celosa, pero ahora tendrían que esperar hasta mañana para reclamarle algo.

- ¿Por qué siempre estás en esa casa y esas personas? - Le pregunto disgustada

- Son personas con mi vampirismo así que me comprenden en cierta manera - Le dijo buscando su ropa- Y ahí viven, es un lugar apartado de todo lo que pasa aquí, es como mi pequeño lugar de paz - Se empezó a quitar la ropa

- ¿Solo eso? - Le cuestiono sin creerle

- ¿Por qué no me creerías? - Se giro para verla

- Te conozco, querida - Alzo una ceja- Sé que hay más que eso

- No hay nada más - Le aseguro- Solo son eso, no te imagines cosas en tu mentecita - Se volvió a girar para seguir cambiándose

- Mínimo dime que son para ti - Se cruzo de brazos- Algo deben tener contigo para que vayas ahí

- No son nadie - Le restó importancia- ¿Nos vamos?

- Eso mismo me pregunto - Se acerco a ella cuando estuvo lista- Te vez tan sexy - Se mordió el labio

- No me provoques, linda - Le pidió seria- O no llegaremos nunca a esa dichosa entrevista

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