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Todos alzaron una ceja al oler el aroma de Astrid tan impregnado en el cuerpo de Kate, esta estaba aún embellecida por todo lo que había pasado con la bicolor.

- ¿A hora qué? - Les pregunto Astrid fastidiada sintiendo las miradas en ella

- Que estas empezando a conectar con nosotras y no dijiste nada - Gruñó Rosalie celosa

Astrid le restó importancia con un movimiento de su mano molestándola, siguió leyendo su libro en vez de prestarle atención.

Emmett y Garret fruncieron los labios para no reírse de como estaban celosas de Kate que presumía su marca altaneramente.

- Me caes mal - Murmuro Tanya mirando a su hermana

Kate solo sonrió con inocencia para seguir jugando con Emmett, todas siguieron mirando esperando que saltara sobre alguna de ellas para marcarlas, pero esa idea se esfumo cuando su acólito de siempre apareció en frente de ella.

- Mi ama - Se arrodillo enfrente de ella- Lamento informarle que Avery y Miller han muerto en manos de los mortifagos - Se aterro cuando Astrid solo se le quedo mirando- No... Nosotros intentamos todo para mantenerlo vivos, Pero... - Se quedó callado cuando Astrid corto su cuello con un movimiento rápido de su varita

Vieron como la sangre del acólito brotaba por su cuello y boca, este llevo sus manos el cuello intentando pararla, pero murió en segundos, llevaron sus miradas a Astrid que solo miraba con desdén el cuerpo.

Con un movimiento de su mano desapareció el cuerpo y la sangre, cerro su libro y lo guardo en su túnica, se paró del sillón y aliso su ropa quitándose las gotas de sangre que mancharon su rostro.

- ¿Por qué? - Le pregunto Esme- ¿Por qué lo mataste?

- Por ser un inepto bueno para nada - La miro- ¿Algún problema con ello?

- No puedes matar personas - Le dijo consternada

- ¿Quién lo dice? ¿Tú? - Le pregunto incrédula- Mira dulzura, así son las cosas conmigo, si hacen cosas estúpidas y son ineficientes, mueren. Si se rehúsan a cooperar, mueren. Fácil y sencillo

- Era muy joven - Le dijo incrédula- Al que mataste era un joven

- Los acólitos mataron niños, los mortifagos de Voldemort mataron niños - Se acerco a ella- ¿Tú crees que un estúpido joven nos va importar si muere? Eres tan ilusa al igual que el resto - Miro a todos- Esto solo son pequeños daños colaterales - Acaricio su mejilla- Son solo bajas necesarias, son solo nada

- ¿Cómo puedes decir algo así? - Le pregunto decepcionada por su nula empatía- Él debe tener familia, amigos, tal vez hasta hijos y lo mataste

- Yo también soy hija de alguien, de alguien que mataron a sangre fría - Apretó su mandíbula- La vida no es justa, más que nadie lo debes saber ¿O me equivoco? - Dejo de acariciar su mejilla para detallar su mandíbula- No pienses en las bajas, piensa en los resultados de ellas, es por el bien de todos, dulzura - Desapareció dejándolos con un mal sabor de boca

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- Me dijeron que mataste a uno de tus acólitos - Le dijo Harry mirando como Astrid miraba la zona

- Daños colaterales necesarios - Le restó importancia- No deberías seguir hablando con ellas, más sabiendo que son mis parejas

- Por lo mismo lo hago - Aclaro- Porque son tus parejas, más que nadie te va a conocer como ellas

- ¿Y no crees que ellas son las mismas que te pueden mentir con facilidad? - Se giro para verlo- ¿Qué nunca te mintieron u omitieron alguna información? - Alzo una ceja

Harry frunció sus labios pensando en sus preguntas, escucharon unos pasos por la zona, Astrid agarro su brazo al mismo tiempo que se hacían invisibles.

- Te juro que los escuche aquí - Hablo un mortifago

- Ya estas delirando - Hablo la mujer- No escuche nada, menos visto algo

- No estoy delirando - Gruñó girándose para verla- Yo sé lo que escuche, Astrid estaba aquí

- Alista la varita - Le susurro Astrid solo para él

Harry empuño mejor su varita, el resto de los aurores estaban bien ocultos por la zona esperando la señal.

- ¡¡AHORA!! - Grito Harry

Todos los aurores aparecieron rodeando a los dos mortifagos sin poder escapar, Astrid hizo que ambos dejaran de ser invisibles.

- Un gusto verlos - Bromeo Astrid- Pero lamentablemente, están arrestados, suelten las varitas y suban las manos

- Te arrepentirás de esto - Le dijo la mortifaga- Tarde o temprano alguno de nosotros te mataremos

- Ahora dilo sin llorar - Sonrió con burla

La mortifaga gruñó molesta mientras los aurores la arrestaban, al mortifago lo habían tumbado al suelo con fuerza por resistirse al arresto, Harry ya había tomado sus varitas, se aparecieron a fuera del ministerio para hacer el proceso necesario para después llevarlos a Azkaban.

- Eres tan ardiente cuando regresas de una misión - Ronroneo Pansy detrás suyo acariciando sus brazos

- Lo sé - La miro sobre su hombro- No deberías estar trabajando en vez de seducirme, aparte que tu prometido puede verte

- Él sabe que soy débil ante ti - Camino hasta quedar enfrente de ella- Lo pone demasiado celoso, pero no puede hacer algo - Acomodo la túnica de Astrid- Y sobre el trabajo, iba justo de salida ¿Te gustaría ir a mi departamento a tomar el té? - Subió su mirada hasta los ojos bicolor de Astrid

- Sabes que no tomo té - Alzo una ceja- O otra cosa que no sea sangre

- Entonces ¿Te gustaría ir a mi departamento a tomar mi sangre? - Le sonrió coquetamente- Extraño tus manos sobre mi cuerpo desnudo

- Eres una descarada - Sonrió de lado- Pero acepto tu propuesta, extraño ver lo fácil que eres conmigo - Rodeo su cintura con su brazo derecho

Pansy las hizo aparecer en la sala de su departamento, Astrid miro la decoración del lugar.

- ¿Te gusta? - Le pregunto quitándose su túnica

- Sé nota que ya vives con un hombre - Señalo las decoraciones de quidditch- Si no te conociera diría que te gusta - La agarro del cuello acercándola a ella- Pero no hay nada que te guste más que te folle sin piedad

Estampo sus labios contra los de Pansy con necesidad y posesividad, se quitó su ropa con ayuda de la castaña que ya estaba más que desesperada por quererla encima suyo. Astrid rompió la ropa de Pansy arriesgándose a que esta la quiera matar por romper su ropa tan costosa.

- Astrid - Gimió sintiendo los colmillos de la rubia pasando por su pechos- Por Merlín, te extrañe

- Estas muy sentimental, dulzura - La cargo para llevarla al costoso sillón donde la acostó

- ¡¡Mhmm!! - Gimió cuando Astrid la embistió sin aviso- No lo recordaba tan grande

- Fue hace mucho que no te follaba - Gruñó excitada- Por Merlín, eres tan cálida y estrecha

Las embestidas de Astrid eran lentas y profundas, las uñas de Pansy estaban arañando la espalda baja de la rubia con fuerza mientras enredaba con firmeza sus piernas en la delgada y fina cintura de esta.

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