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- Míralos, como se creen toda esa mierda - Dijo Jon entre risas- Son tan ingenuos, no ven la realidad de todo

- Son como niños pequeños que puedes engañar con un dulce - Le dijo Astrid complacida con su trabajo- Cuando menos lo esperen pasara

- Por el bien de todos - Le dijo Jon doblando el periódico

- Por el bien de todos, hermano - Sonrió con malicia- Padre estaría orgullo de todo lo que hemos logrado

- Y madre con tu perfecta actuación en el ministerio - Señalo sonriendo de la misma manera- Nadie puede actuar tan bien como tú

- Soy una Grindelwald Rosier - Alzo una ceja- El ser linda y encantadora, es un comodín

Ambos se rieron, Astrid se despidió de su hermano para aparecer en la casa de los Cullen a la misma hora y en el mismo sillón.

- ¿Me puedes explicar esta mierda? - Le pregunto entre gruñidos Rosalie mientras le aventó el periódico en sus piernas

- Solo me uní a la causa - Le contesto con inocencia- No veo el problema

- No hablo de eso - Gruñó furiosa- Hablo de tu mano en la cintura de esa niña - Señalo la foto

Miro la foto del profeta, se veía claramente su mano pálida bien posada en la cintura de Pansy mientras que esta parecía desnudarla con la mirada.

- Solo la abrazaba - Le restó importancia- No veo lo malo - Empezó a leer el periódico- Me veo perfecta en las fotos, eso te debe de importar

Todas gruñeron muy celosas y molestas ante el descaro de Astrid y su acercamiento hacia aquella niña, porque eso era a comparación a ellas, excepto Bella que era menor.

- No puedes estar abrazando a niñas de esa forma - Le dijo Kate muy molesta- Es más, no puedes acercarte a ninguna mujer

- Mi madre jamás me lo prohibió, menos tú lo harás ahora - La miro- Así que ahórrate tus cuentos - Regreso su mirada al periódico- Nada de lo que digan o me pidan, lo acatare, así que pierden su tiempo con ello

- ¡¡Eres nuestra!! - Gruñó Irina- Debes hacernos caso

Astrid se encogió de hombros restándole importancia sin dejar de leer el periódico, por dentro se estaba riendo de sus dramas sin sentidos, ellas sabían que eran parejas y tenían miedo de una niña.

Las más calmadas eran Esme y Carmen, estaban en silencio mirándola con intensidad agradeciendo que Renesmee no estaba en casa escuchándolas, las demás estaban despotricadas soltando maldiciones y reclamándole sobre su mano en la cintura de aquella bruja.

- ¡¡Silencio!! - Les dijo con la voz amplificada callándolas de golpe- Dejen de molestar mi paz y vayan a drenar a algún animalito, no hagan que pierda mi poca paciencia - Gruñó molesta para volver al periódico

Todas salieron molestas de la casa seguidos por sus respectivas parejas, Irina era la única que se había quedado, se acercó a Astrid para agarrarla del brazo y la jaló hacia ella con fuerza parándola del sillón.

- ¿Cómo...? - Se quedo callada cuando los labios carnosos y suaves de Irina chocaron contra los suyos

Irina la estaba besando con tanta posesividad e intensidad que Astrid no pudo evitar seguirle el beso, las manos de Irina bajaron a su cintura apegándola a ella todo lo que pudiera, las manos de Astrid se fueron a los hombros de Irina alejándola de golpe.

- No vuelvas a tocarme sin mi consentimiento - Gruñó molesta terminando de alejarse ella- Mantente alejada de mí como el resto

Irina la miro dolida, la presencia de Jacob y de Renesmee llegando hizo que no pudiera decirle nada, cuando llegaron a la sala Renesmee salió corriendo hacia Astrid.

- Diego - Lo llamo abrazándola por su cintura

- Hola bodoque - Acaricio su melena castaña- ¿Cómo la pasaste con las mascotas de la reserva?

- Jake me llevo a la Push - Astrid se puso en cuclillas para quedar a su altura- Vimos como Sam y los demás se tiraron desde el acantilado, y jugamos futbol todos juntos

- Que bien bodoque - Acaricio su mejilla- ¿Tienes hambre? Puedo prepararte unos pastelillos de calabaza muy deliciosos

- ¡Sí! - La abrazo por el cuello

Astrid la alzo y miro a Irina - Es mejor que vayas con el resto a cazar y tú regresar a tu lado del tratado - Miro con desdén a Jacob

Ambos vieron como desaparecieron de la casa, Astrid hizo que aparecieran en la cocina de su casa, bajo a Renesmee y tomar su pequeña mano.

- Bienvenida a mi casa, bodoque - Le dijo señalando el lugar- Primero prepararemos esos pastelillos y después de mostrare el resto de mi casa

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Bella y Edward estaban preocupados por Renesmee, se había ido con Astrid hace unas horas atrás, la noche ya había llegado y no había señales de ninguna de las dos.

- ¿Cuánto tiempo más tardaran? - Le pregunto preocupado a Alice

- No veo nada con respecto a ella - Le contesto molesta- Eso ya lo sabes, no sé para qué me preguntas a mí

Todas habían estado de muy malhumor desde que vieron el periódico y Astrid las había mandado a volar... Nuevamente.

Astrid apareció con Renesmee en brazos, ambas estaban manchadas de la cara de pintura al igual que sus ropas.

- Hemos llegado, bodoque - Le aviso intentando bajarla

- No, regresemos - Se aferro al cuello de la rubia- Quiero seguir jugando

- Te regalare una pelota para que juguemos aquí - Le propuso haciendo que Renesmee la vea

- ¿Lo prometes? - Alzo su meñique

- Lo prometo, cariño - Entre lazo su meñique con el de ella- Ahora abajo, tienes que bañarte y cambiarte, estamos muy manchadas

A regañadientes de bajo de Astrid, beso su mejilla y corrió hacia sus padres, la rubia se enderezo mejor y miro a todos.

- Lamento la hora, se nos fueron las horas volando - Les dijo a Edward y a Bella- Lleve a la niña a mi casa para prepararle unos pastelillos de calabaza y después nos pusimos a jugar con una pelota mágica de mi infancia

- Para la otra deberías de avisar - Le dijo Bella seria- Estábamos preocupados

Astrid rodo los ojos y le restó importancia con un movimiento de mano, miro a Renesmee.

- Mañana por la tarde te traigo tu pelota - Le indico suavemente- Y unos pastelillos - Miro a todos para desaparecer sin decir más

- Su casa es gran y bonita - Le dijo al ver la cara de su madre curiosa- Pero muy silenciosa, da algo de miedo.

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