CAPITULO XXVIII. Sinvergüenza
Nada más el rubio se perdió por el pasillo una pelinegra se colaba al interior de la habitación de Sakura. Una vez dentro contempló el lugar.
Sus flores estaban en la basura, frunció el seño ante la acción. El pánico la invadió, había escuchado que Sakura había despertado, quizá ya le había dicho todo a Naruto…
Su corazón comenzó a latir con fuerza. Si le pasaba algo a Sakura en ese momento todos sospecharían de ella, de hecho ya lo hacían. Lo mejor sería intentar persuadir a la pelirrosa, eso sí aún no había abierto la boca… Se acercó hasta la camilla y la contempló con resentimiento.
¿Acaso era su color de cabello tan exótico lo que volvía locos a los chicos por ella? ¿O era el color de sus ojos? Sus finas facciones la hacían lucir bellísima y eso le molestaba. Quizá era que a los chicos les gustaban las chicas que parecían ser tan dulces al exterior. No lo sabía. Miró atentamente su cuerpo, parecía tener más pechos de los que se dejaban notar, al menos ahí solo con la bata lucía un busto aceptable, pero no tan llamativo como el de ella, eso nunca. La única ventaja que tenía era su definida cintura y generosas caderas.
Escuchó un par de comentarios de otros chicos halagando su trasero pero no era para tanto, había chicas más voluptuosas que ella. Entonces, ¿por qué siquiera volteaban a verla y a ella que era de una mejor familia y con un llamativo busto, no? ¿Por qué Naruto solo podía ver a esa ojiverde con tanto amor y admiración?
Había intentado hacerse su amiga en repetidas ocasiones, no le agradaba que a Naruto le gustase pero no se había preocupado porque a ella solo le importaba Sasuke, otros habían hecho el intento pero nadie estaba a la altura del Uchiha, al menos no para ella. Se cotizaba como si fuera la mejor de las chicas cuando realmente solo se estaba arrastrando por el pelinegro al que nunca le importó un comino si estaba viva o muerta. Era patética.
Lo peor de todo es que ahora parecía coquetearle a su Naruto, ¿no sé conformaba con la fila de hombres tras de ella? Siempre la envidió de algún modo. Estuvo en el mismo equipo que el ojiazul, tenía al mejor maestro, era hermosa, la más inteligente y sobresaliente de las chicas en la academia, había sido entrenada por Tsunade, se había convertido en Jounin y lo peor de todo… Tenía el amor de Naruto. Esa chica realmente no merecía nada de eso.
La ira creció en su interior. Si tan solo el sujeto aquel no hubiera fallado… Ella tendría el camino libre, incluso podía haber estado consolando a Naruto en esos momentos. Apretó los puños. Quería acabar con todo de una vez por todas, ojalá nadie sospechara de ella…
Tomó una amplia respiración para controlarse, lo mejor era convencer a Sakura de no decir nada, solo debía fingir arrepentimiento y listo, asunto resuelto. Dudó En despertarla, pero esa era su única oportunidad. Acercó su mano hasta ella, estaba temblando, otro de los escenarios era que Sakura le diera un buen golpe, aunque lo dudaba temía por el resultado. Posó la mano sobre el hombro de la ojiverde y la sacudió levemente.
— Sakura-Sama… Sakura-Sama, despierta, necesito hablar contigo — Dijo acercándose más a la chica para no hablar tan fuerte. — Sakura-Sama, por favor — Insistió hasta que la pelirrosa abrió los ojos con pesadez.
— ¿Hinata…? — Dijo dormitada. Enseguida su expresión cambió a una más severa. — ¿Cómo te atreves a venir a aquí? ¡Largo! — Gritó señalando la puerta.
— Sakura-Sama, por favor, escúchame, necesito hablar contigo — Dijo con una expresión de arrepentimiento fingido. — Yo… Me equivoqué, perdóname, por favor, no tienes idea de lo mucho que me arrepiento de lo que hice, solo estaba asustada, yo nunca haría nada para dañarte, pero en ese momento no sabía que hacer estaba sola y ese sujet-
— ¿Y tú crees que ese sujeto me llevó con él para acudir a una feria? ¿Acaso no tienes idea de lo que iba a hacer conmigo? — La molestia en su voz era más que evidente. — No esperaba eso de ti.
— Por favor, yo no pensé qu- — Fue interrumpida.
— Ese es tu problema, Hinata. Nunca piensas. Sabías que ese hombre iba a matarme y aún así no hiciste nada, al contrario, recuerdo bien tus acciones y palabras. — Expresó secamente la pelirrosa.
— ¡Sakura-Sama, por favor, perdóname! No tienes idea de lo mucho que sufrí cuando te llevaron — Se inclinó al borde de las lágrimas — Todos estábamos tan preocupados por ti. Por favor, perdóname, si los demás se entera pensaran que soy una mala persona.
— ¿Acaso no lo eres? — Pregunta enarcando una ceja— ¿Sigues considerándote una buena persona después de lo que hiciste?
— Yo… Me arrepiento profundamente de lo que hice. ¡Haré cualquier cosa que me pidas! Pero por favor, no le digas a nadie. — Apretó los puños sobre el borde inferior de su sudadera mientras lágrimas se deslizaban por sus mejillas.
— ¿Cualquier cosa, Hinata? — Dijo viéndola con desdén, esas lágrimas eran tan falsas como su bondad — ¿Estás segura?
— Sí, Sakura-Sama, lo que sea — Sabía que la ojiverde no pediría nada descabellado, o al menos no tanto. Si no le gustaba bien podía no hacerlo y fingir que sí.
— En cuanto lleguemos a Konoha quiero que organices un banquete en mi honor, para que los demás vean cuánto te preocupas por mí, que les digas que somos las mejores amigas, si es necesario que inventes anécdotas para que se vea más creíble, hazlo. — Comenzó la pelirrosa — Los Hyuga poseen los recursos suficiente para hacer algo realmente llamativo, ¿no?
— ¿Un banquete? — ¿Solo eso quería? ¡Ja! Hasta para eso era una estúpida. — Por supuesto, Sakura-Sama. ¡Haré que sea espectacular! — Era tan fácil convencer a esa chica.
— Ah, casi lo olvido. — Volvió a decir la ojiverde— ¿Te gustaría estar a solas con Naruto? ¿Quieres algo de intimidad con él? Pues bien. Reserva una casa de descanso para dos, la más cara y lujosa que puedas conseguir. Pide que decoren todo de una manera muy romántica, como si fuese para recién casados. A él le gustan esos lugares.
La ojiblanca la miró como si tuviera tres cabezas. ¿Hablaba en serio? Seguramente había quedado loca después del secuestro. Contuvo una risa burlona. Pensó que iba a pedirle cosas que la dañaran no que cumpliera alguna de sus fantasías.
— Pero… Sakura-Sama… ¿Cómo haré que él vaya? — Preguntó.
— Tú no te preocupes por eso, solo reserva a su nombre y yo lo convenceré de ir, ya lo verás, aceptará a la primera.
— ¡Gracias, Sakura-Sama! Sabía que entenderías, eres una gran persona. — Expresó tomando las manos de la chica.
— Una cosa más, Hinata… — Su semblante cambió. — Si vuelves a atentar contra mí, de cualquier modo. No dudaré en decir lo que hiciste… O mejor aún, yo misma trataré de saldar la deuda.
Un escalofrío recorrió la columna de la Hyuga. Sakura era mejor que ella en el campo de batalla, combatir en su contra sería una locura. Sintió algo de pánico pero pudo controlarlo lo suficiente para fingir una sonrisa.
— No volverá a pasar, Sakura-Sama. Nadie te ponga una sola mano encima nunca más mientras esté presente. Lo prometo. Mucho menos si te preocupas tanto por mi. — Volvió a tomar sus manos entre las suyas. Podía ser tan hipócrita como quisiera. — Gracias por ser tan generosa.
En ese momento se abre la puerta de la habitación dando paso a un rubio bastante cargado con bolsas de compras.
— Sakura-Chan, traje cosas que se que te van a encantar — Dijo dirigiéndose a su novia.
Ni siquiera notó la presencia de la otra chica a pesar de haberla tenido enfrente.
— Naruto-Kun… — Habló la pelinegra para llamar la atención del chico.
— ¿Hinata? ¿Ya estabas aquí? — Se detuvo sorprendido y algo asustado.
— Vine a ver cómo estaba Sakura-Sama, me tenía preocupada. — Mintió descaradamente.
— Ah bueno… ¡Sakura-Chan, prueba esto! — Sacó de una de las bolsas un contenedor transparente que dejaba a la vista lo que parecía se un pastel de queso con fresas. — Te encantará.
Se acercó a la pelirrosa ante la atenta mirada de Hinata. Cuando estuvo del otro lado cortó un pedazo con el tenedor y lo llevó hasta la boca de su chica.
— Di “Ah” — Pidió con gracia como si tratase con una niña pequeña.
Sakura obedientemente hizo lo que él le pedía. Disfrutó la cremosidad del bocado que degustaba.
— ¡Está delicioso! — Exclamó Sakura fascinada. — ¿Trajiste algo de chocolate? Quedaría muy bien con esto.
El rubio dudó, recordó los dulces que la ojiblanca le había dado los días anteriores. Buscó en uno de los bolsos de su cinturón y ahí estaban un par de barras de chocolate.
— Solo tengo estos, los estaba guardando para ti — Se los extendió.
La Hyuga apretó la mandíbula ante la molestia. Había reconocido esos dulces, ella se los había dado a él.
La pelirrosa abrió uno y dio un mordisco. Ese era un chocolate realmente bueno, ¿dónde lo había comprado?
— ¿De dónde lo trajiste? Es el mejor que he probado hasta ahora — Preguntó saboreando otro trozo.
— Ayer me los trajo Hinata, supuse que te gustaría así que los guardé para ti— Respondió con ternura.
— Vaya, Hinata. Tienes muy buenos gustos… Hasta con los chocolates — Dijo provocándola, obviamente la otra chica captó la indirecta. Sabía que lo decía por Naruto.
— Que bueno que también te guste lo que a mí. — Respondió fingiendo una sonrisa que claramente no le llegaba a los ojos. — Es bueno que sea yo la que ponga primero los ojos en esas cosas. Ya sabes, para darle el visto bueno antes que los demás.
Ese comentario hizo que Sakura se tensara en su lugar. Le había molestado mucho ese comentario, claramente lo decía porque a ella le había gustado Naruto desde el principio.
— Tienes razón… Aunque al final sea yo quien se lo coma — Metió a su boca lo que restaba del chocolate sin apartar la mirada de la pelinegra.
— ¿A qué te refieres…? — Apretó sus al tiempo que fruncía el celo con enfado.
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¡Hola!
Hoy me adelanté con el capítulo, tengo un asunto que creo me va a tomar toda la tarde y quizá la noche así que mejor publico de una vez. 🤭
¡Los quiero! ꒰⑅ᵕ༚ᵕ꒱˖♡
Z.R. 🌸
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