CAPÍTULO XLVII. Despertar
Cuando comenzó a clarecer ambos jóvenes se encontraban aún despiertos. Sakura se notaba por de más agotada y satisfecha, no hacía más que un par de minutos que su último round había finalizado. Naruto por su parte seguía con energía suficiente para no detenerse pero se frenó en cuanto supo que era suficiente para su adorada pelirrosa quién aun tenía leves espasmos.
Recostado sobre su lado izquierdo, su brazo estaba siendo la almohada de la chica mientras con el otro acomodaba mechones de su cabello fuera de su rostro.
Para él había sido una noche maravillosa, la mejor de su vida hasta ese momento, su corazón se regocijó ante lo acontecido. No solo porque había cumplido una de sus grandes fantasías, también había podido sentir esa conexión especial de la que había escuchado hablar. Sí bien había tenido intimidad anteriormente nada se comparaba a lo sucedido en esa cama,
Ella había sido completamente suya. Por primera vez había hecho el amor, había sentimientos y emociones de por medio no solo deseo carnal. Dar y recibir el amor que compartían entre cada beso, cada caricia, cada “te amo” susurrado por ambos entre jadeos y suspiros en el acto le habían hecho olvidar el dolor vivido en el pasado. Estar con la mujer que amaba nunca lo había creído posible, la vida comenzaba a sonreírle de la mejor manera.
Se percató del par de ojos verdes mirándolo, fijó su vista en ellos. Pudo ver un brillo especial, se notaba la alegría en ellos. Ese dato lo hizo sonreír, ella le devolvió una sonrisa tímida pero de más encantadora.
— Naruto… Te amo. — A como pudo se estiró para dar un ligero pico en los labios del Uzumaki con los ojos cerrados.
La apretó con fuerza contra su pecho en un cálido abrazo que rápidamente fue correspondido por ella.
Depositó un beso sobre la corona de su cabeza antes de aflojar su agarre. Una ráfaga de viento frío sopló por el ventanal causando un escalofrío en su chica, y solo entonces fue consiente de no haberlo cerrado ni correr las cortinas.
«Afortunadamente somos los únicos aquí» Pensó.
— Permíteme un segundo, cariño. — Dijo sacando el brazo de debajo de la cabeza de la ojiverde.
Salió de la cama y se puso la ropa interior, fue a la puerta corrediza y la deslizó para bloquear la vista al exterior. Caminó hacia el qué el supuso era el armario, tomándose el atrevimiento de tomar una sábana para cubrirse ambos en la cama. Se giró en su dirección y apreció la grata vista de su novia recostada boca abajo con la cabeza posada sobre sus brazos.
«Ella es tan hermosa» Dijo apreciando sus curvas y blanca piel sonrojada.
Regresó a su posición en la cama y los cubrió con la sábana. La soñolienta Kunoichi se pegó tanto como pudo a su amado. Antes de caer dormida alcanzó a susurrar un dulce “Te amo” robándole otra sonrisa. La sostuvo contra su pecho enredando sus piernas para después sumergirse en un profundo sueño.
[…]
Pasado el medio día, la luz que lograba filtrarse desde el exterior logró incomodar a la pelirrosa. Se removió intentando cambiar de posición pero algo se lo impedía, aplicó un poco más de esfuerzo pero la presión a su alrededor fue mayor. Abrió los ojos para notar que un par de brazos la rodeaban con firmeza contra un duro pecho impidiéndole salir. Dulces besos fueron regándose por su cuello, nuca y espalda mientras una mano recorría su desnuda figura. La lucidez llegó a su cabeza recordando la noche que habían compartido ella y el ojiazul. El calor subió a sus mejillas tiñéndolas de rojo.
Había sido una noche maravillosa, definitivamente recordaría su primera vez con alegría. Naruto había sido tan apasionado sin dejar de ser tierno y delicado. Había cumplido su palabra como siempre. Le había hecho el amor en cuerpo y alma, eclipsando el momento en su memoria. No había duda, era el tipo de chico que ella necesitaba en su vida, la había echo sentir amada. Estaba segura que nadie podía tratarla de ese modo tan especial y darle tanto cariño como él.
A como pudo giró en su lugar para toparse de frente con una profunda mirada color mar.
— Buenos días, linda. —Saludó con cariño rozándole la mejilla con los dedos.— ¿Dormiste bien?
— Buenos días. Sí, muy bien. — Respondió enterrando la cabeza en el cuello del muchacho.
Lo de esa noche fue embriagante, más intenso, más pasional. Había terminado completamente rendida y cuando se durmió ya estaba por amanecer. A pesar del desvelo admitió que había descansado muy bien y se sentía plena.
Se había quedado abrazada del chico cuando su estómago rugió por comida, le subieron mil colores al rostro provocando una risotada del rubio.
— Veo que alguien está hambrienta. —Soltó a modo de burla. Justo en ese momento su estómago también sonó.
— Anda… Sigue riéndote.— Está vez fue ella quien soltó una carcajada.
— Creo que sería bueno si comiéramos algo. —Dijo avergonzado
— Iré a preparar el desayuno — Comentó riendo.
— Espera, dame un momento. — salió de la cama y posteriormente de la habitación dejando a la chica desconcertada.
La pelirrosa se incorporó recostando su espalda de la cabecera, ajustó la sábana a su cuerpo pasándola debajo de sus brazos para cubrir su desnudo pecho.
Un segundo después, Naruto entró con una mesita de servicio llena de comida. Con sumo cuidado la fue dejando en la cama sobre las piernas de la ojiverde. Sakura pestañeó sorprendida. Admiró cada uno de los platillos sobre la mesa, el aroma era exquisito.
Había arroz, pescado con mantequilla y hierbas, sopa miso, brócolis al vapor, yogurt con granola, una manzana en trozos, jugo de naranja y té rojo. ¿En qué momento había preparado todo eso? Todas las porciones eran demasiado grandes para una persona así que supuso que comerían del mismo plato pero extrañamente solo había un par de palillos.
— Vaya… Se ve delicioso. —Murmuró contemplando el menú.
Acercó su nariz para poder oler la comida. «Huele aún mejor…»
Instantáneamente una sonrisa se dibujó en ella. Tomó los palillos dispuesta a tomar un bocado. Algo, o mejor dicho, alguien detuvo su mano en el aire antes de tocar cualquier cosa.
— ¡Espera! Deja que yo lo haga. — Exclamó el Shinobi.
Le quitó de las manos los palillos para posteriormente cortar un trozo del pescado y alzarlo hasta la boca de la pelirrosa. Ella se Inclinó un poco y abrió la boca para facilitarle la tarea a su novio. En cuanto el trozo de carne tocó su paladar el exquisito sabor de la mantequilla condimentada inundó su boca, un ligero gemido de satisfacción sonó desde su garganta, cerró los ojos para disfrutar aún más de tan agradable sabor.
«Dios… Esto está muy bueno.»
El Uzumaki observaba atento los gestos de la médico con orgullo, sabía que era bueno cocinando, el haber estado solo toda su vida lo había hecho independiente y autosuficiente. Aunque a veces le ganaba la flojera y simplemente comía ramen instantáneo. Continuó dándole a probar el resto de los platillos uno por uno alternando entre ella y él cada bocado
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¡Hola!
Aquí llegando con un elegante retraso. 👀
Realmente ayer olvidé que era viernes de actualización pero aquí está, no desesperen. En un momentito mas subo el otro.
¡Los quiero! ꒰⑅ᵕ༚ᵕ꒱˖♡
Z.R. 🌸
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