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CAPITULO II. Viejos tiempos

- Será mejor si vamos a casa ahora - Dijo Sakura poniéndose de pie. El cielo cada vez se oscurecida más y más, ligeras gotas de agua comenzaron a caer. Volteó a ver al rubio que seguía sentado recargado del árbol sin intenciones de moverse. - ¿No vienes?

- Me quedaré un momento más aquí, este lugar me trae muchos recuerdos - Cerró los ojos y recargo su cabeza del tronco.

Los ojos verdes de su amiga lo veían curiosos, era cierto, aquí era donde él pasaba la mayoría del tiempo cuando era apenas un niño. Siempre estaba solo, en ese entonces ella no sabía que sus padres habían muerto, incluso alguna vez hizo un comentario bobo cuando se enteró. Fue una tonta. Le dolió el corazón solo de recordarlo.

- En ese caso... Me quedaré contigo - Dijo tomando asiento a lado del rubio, este abrió los ojos y posó su mirada en la pelirrosa.

- Pero ya se acerca la tormenta, te vas a mojar, no es necesario que te tomes esa molestia

Sakura solo sonrió, cerro los ojos y recargó su cabeza del hombro de Naruto

- Calla, entiende que ya no estás solo, me tienes a mi.

Las mejillas del ojiazul se tornaron rosadas, quizá esas palabras las había dicho por ser su amiga, pero su corazón salto de alegría es escucharlo. Aún con la mirada fija en su compañera sonrió con nostalgia, deseaba tanto que ella sintiera algo más que una amistad por él.

El viento comenzó a soplar con más fuerza y revoloteó el hermoso cabello de su compañera, se veía tan hermosa, estaba completamente enamorado de ella.

- ¿Qué miras? - Dijo viéndolo por el rabillo del ojo.

No se había dado cuenta que ella lo había descubierto, dió un pequeño brinco por la sorpresa y miro al frente.

- Nada, ya está comenzando a llover - Desvío el tema.

- Sí. - No insistió con lo anterior- Hacía varios días que no había una tormenta por aquí, son tan agradables. - Extendió la mano para que algunas gotas cayeran sobre esta.

- ¿Agradables? - Naruto la miro con confusión - ¿Qué acaso no recuerdas como te quejabas cuando nos sorprendían en alguna misión? ¡Te ponías histérica! - Hizo un ademán con su brazo libre.

Sakura se comenzó a reír descontroladamente. Era cierto, odiaba que una tormenta los tomara por sorpresa en alguna misión, menos mal el capitán Yamato podía hacer sus casitas de madera.

- Eso es solo en misiones, tonto, nos retrasa - comentó al mismo tiempo que se quitaba las lágrimas que habían salido de sus ojos por reír.

El rubio la miró nuevamente, le encantaba verla tan feliz. De repente, otro estruendo los hizo sobresaltar, esta vez la lluvia era intensa, quedaron completamente mojados en poco tiempo. Pero no les importaba, continuaron charlando y recordando misiones y actividades que realizaron juntos.

- Vaya, Naruto, cambiaste mucho. Para bien, claro. Mírate ahora. - Halagó - Eres el soltero más codiciado del momento. Traes a media aldea tras de ti. También deberías darte una oportunidad.

- Lo tendré en mente... - No ers la primera que le hacía el comentario - ¡Achuu! - No pudo evitar el estornudo, su amiga solo sonrió.

- Creo que ahora sí es momento de volver o pescarás un resfriado. - Sugirió.

La pelirosa se levantó y extendió la mano a su amigo, este no dudó y la tomo enseguida. Por un segundo olvidó la fuerza que la pelirrosa tenía, quien sin esfuerzo lo jaló hacia sí y lo llevó casi a rastras por el camino. Tuvo la oportunidad de liberarse en todo momento, pero no lo hizo, haría lo que fuera mientras ella sostuviera su mano.

Estaba tan embobado en la acción que no se había dado cuenta que ese no era el camino a su departamento.

- ¿Qué haces? Mi casa queda en aquella dirección - Señaló el rubio una desviación que habían pasado hace varias cuadras.

- Tu casa queda del otro lado, vamos a la mía. - No pudo evitar sonrojarse con las palabras de la ojiverde.

¿Qué dirían sus padres...? Seguramente lo correrían en cuanto lo vieran. No se habían portado groseros con el nunca, pero la mayoría de las familias eran muy conservadoras, no permitían que algún chico pasara la noche en su casa con su novia antes del matrimonio.

« Pero tú no eres su novio » Dijo interiormente.

Eso era verdad, quizá por esa razón lo llevaba, sus padres lo verían como a un hijo más y no como alguien que fuese a meterse entre las sábanas de su hija. Hubo algo de decepción ahí.

No pasó mucho tiempo hasta que llegaron a una acogedora casa que él no había visto antes. Sakura se detuvo frente a esta y él fue arrastrado hasta la puerta de entrada.

- Sakura-chan, está no es tu casa - Dijo con obviedad.

Miro la estructura del inmueble. Era una casa muy linda por fuera, bastante llamativa y moderna. Estaba seguro que no era la de sus padres, la había ido a visitar en varias ocasiones y claramente no era esa que estaba delante de sus ojos. Es más, el recordaba que su casa estaba cerca de la de Ino, cruzando el centro. Esta se ubicaba en una zona reservada pero relativamente céntrica, las calles eran amplias y las otras casas se veían muy hogareñas pero imponentes, jardines eran amplios por lo que había un gran espacio entre una casa y otra. Esa zona es donde generalmente vivían los altos mandos.

Otro estruendo lo hizo salir de sus pensamientos. Una oleada de aire helado le caló los huesos.

-- Recién compré esta casa. O bueno, algo así. - Explicó acercándose más al pequeño pórtico.

Saco lo que parecía ser la llave, la introdujo en el cerrojo y abrió. Todo en el interior estaba apagado. Ambos se sacaron los zapatos llenos de lodo antes de entrar al recibidor. La casa se encontraba tibia en el interior, eso era reconfortante.

- Está algo vacía - Comenzó- Aún no traigo todas mis cosas, solo tengo lo que he ido adquiriendo estos meses.

Buscó a tientas el interruptor de la luz para iluminar el lugar. Cuando finalmente lo encontró pudo ver el lugar. Se notaba que era una nueva adquisición, ya estaba amueblada pero era evidente el nulo uso en las cosas.

Los recibía una hermosa alfombra color rosa, a la izquierda de la puerta había un mueble de dos puertas con un jarrón, a un costado una base con un par de paraguas, a la derecha un perchero y una base para las llaves, enseguida estaba la sala de estar, un pasillo en el medio dejaba ver las escaleras al fondo que seguro llevaban a la planta alta.

A la izquierda había una puerta, suponía que era una habitación, atrás de este el comedor y dividido por una barra estaba la cocina. Todo era muy armonioso, pulcro y elegante, se notaba la dedicación.

- No he pasado ni una noche aquí - Dijo la ojiverde llamando su atención- Pero es la más cercana, esta será mi primera vez aquí, y bueno, no estaré sola, te quedarás conmigo, ¿cierto? - Lo miró con alegría.

- Lo que me pidas, Sakura-Chan - ¿Cómo iba a negarse? - Es un bonito lugar, ¿tu lo decorate?

- Estoy en eso, apenas tiene un par de semanas que trajeron estas cosas. - Señaló los muebles a la vista mientras exprimía su cabello, se acercó al mueble de la entrada y sacó dos toallas. - Toma, usa esta. - Dijo tendiendole una.

Él la aceptó enseguida, tenía frío. Aparentemente la tormenta venía del norte porque soplaba aire a bajas temperaturas.

- No he traído ropa mía ni nada aún, tendremos que esperar a que se seque la que traemos puesta - Aclaró- Debemos quitárnosla y llevarla a la secadora. Espero que no te moleste. Siéntete como en tu casa.

- Para nada. Gracias por la confianza.

- Por nada - Le sonrió- Ahora cierra los ojos y no los abras hasta que te diga, debo quitarme la ropa mojada.

Naruto cerró los ojos y los cubrió con la mano, no pudo evitar sonrojarse al saber que su amiga se desnudaría frente a él, claro que no con la intención que el quisiera, pero lo haría. Tragó duro cuando escuchó el movimiento.

Sakura se puso de espaldas a él. Primero se quitó la blusa y el sostén, en ese momento el rubio detrás de ella abrió los ojos y separado ligeramente los dedos para ver qué hacía la chica frente a él. Cuando vio su espalda desnuda se puso completamente rojo, dió media vuelta para darle la privacidad que necesitaba y evitar la tentación, si seguía viendo quizá no podría ocultar lo que su instinto le dictaba.

La pelirosa colocó la toalla al rededor de su pecho, bajo sus brazos y prosiguió a quitar el resto de prendas mojadas. Lo hizo rápido para no hacer esperar al rubio.

- ¡Listo! - Exclamó cuando estuvo lista- Date prisa, haz lo mismo que yo. En lo que te desvistes yo iré a encender la secadora, te espero en el cuarto de lavado que está al fondo del pasillo a la izquierda.

El rubio asintió avergonzado sin atreverse a verla a la cara. Pocas veces había visto a su amiga solo con una toalla a su alrededor. Cuando ya no la escucho levanto la mirada para ver por dónde ella se había ido.

⟨⟨Vaya que estuviste tentado⟩⟩

«No ahora, Kurama»

⟨⟨Lo que se ve no se juzga...⟩⟩

Un gruñido de fastidio salió de los labios de Naruto. No perdió más tiempo y prosiguió a quitarse las prendas mojadas. Era muy extraño que esto estuviera pasando, generalmente Sakura no haría este tipo de cosas como quedarse con él ni llevarlo a su casa para pasar la noche.

«Tal vez en realidad sí se sienta mal por lo de Sasuke, después de todo éramos un equipo.» Concluyó.

En cuanto terminó se enrolló la toalla en la cadera y se dirigió a la misma dirección que la pelirrosa. Al verla con el cabello mojado y solo metida en una toallas hizo que cientos de fantasías cruzaran por su mente. La secadora sobre la que estaba recatgada solo empeoraba las cosas...

- ¿Puedo? - Tocó ligeramente la puerta aunque esta se encontraba abierta.

- Claro, adelante. - Volteo a verlo. Se ruborizó en cuanto lo vio.

Sakura señaló la secadora delante de ella, no sé atrevió a mirarlo a los ojos, sus mejillas estaban rojas, nunca habían tenido un momento tan íntimo como este, su corazón estaba acelerado y sus manos temblaban ligeramente, no sabía si era por el frío o por la cercanía del Uzumaki, necesitaba poner distancia de por medio. Verlo ahí con solo una toalla en la cintura la hacía pensar en cosas impropias de una dama.

- ¿Qué te parece si esperamos en la cocina? Esto todavía va a tardar un rato- Sugirió ella ya que en ese lugar sus cuerpos casi se tocaban - ¿Te gustaría tomar una taza de té? - Su mirada seguía clavada en el piso

- Claro, me encantaría. - Sonrió ante su vergüenza. Al menos no era el único.

Se dirigieron a la cocina. Sakura iba por delante ofreciéndole una espléndida vista de su trasero. En cuanto llegaron al lugar la pelirrosa se adentró para tomar la tetera eléctrica que estaba en uno de sus estantes, la enjuagó en el lavaplatos para posteriormente colocarla sobre la superficie de la cocina y encenderla.

No quería darle la cara a su amigo así que después de agregar lo necesario y tener las tasas listas buscaba cualquier cosa en la encimera para entretenerse, incluso fingía organizar los utensilios que ya estaban más que acomodados en su respectivo lugar. Naruto por su parte se sentó en una de las sillas altas del desayunador observando la actitud nerviosa de la pelirrosa.

- Sakura-Chan...

Esta vez no pudría evitar voltear a velo, cerro los ojos con fuerza para agarrar valor, suspiro profundamente y se dió la vuelta con una sonrisa en su rostro.

- Dime, ¿necesitas algo?

- Eh... A decir verdad no, solo que... Esto... Yo... - Se rascaba nerviosamente la nuca mientras volteaba hacia otro lado para evitar ver la figura de su amiga.

- Solo dilo - Sakura se estaba desesperado.

- ¿Realmente no te molesta que me quede contigo esta noche? - Aún dudaba.

A decir verdad él esperaba que no fuera así, le encantaría pasar una noche más con ella, desde que sus misiones habían terminado ya no habían tenido esa oportunidad. Solía ser agradable porque compartían sueños y charlas sobre ellos y su futuro, extrañaba esos tiempos, estaban justos siempre, la extrañaba a ella...

- ¿De qué hablas? ¿Por qué me molestaría? - Frunció el entrecejo mientras lo miraba expectante - ¿O es que te sientes incómodo a mi lado?

- ¿Qué? ¡No! Claro que no, no lo mal entiendas, solo que ya no somos unos niños, alguien puede mal interpretar las cosas si me ven salir por la mañana de aquí... Y... Bueno... - No se quería ir, pero tampoco quería generar chismes que la afectarán a ella.

- Como tú lo has dicho, Naruto. - Comenzó a hablar- No somos niños, lo que yo haga con mi vida no debe importarle a nadie. - Respondió con cierta molestia - Puedo hacer lo que que quiera con quién quiera, soy una adulta, autosuficiente e independiente. Lo que digan de mi me da igual, las personas deberían estar al pendiente de sus vidas y no de la de los demás, si hablan mal de mi es porque seguramente sus vida son mediocres y la mía no. Me preocuparía que no hablaran de mi, significa que no me envidian en nada. No puedo vivir a la sombra de lo que quieren que sea, debo hacerme feliz a mi, no a los demás. Y bueno... - Sus mejillas sé tiñieron nuevamente. - Quiero que te quedes conmigo.

La decisión y el coraje con el que habló lo hizo sorprenderse, ya sabía que ella era así pero nunca lo había aceptado de una manera tan abierta. Por eso le gustaba, ese carácter fuerte que en realidad resguardaba a una chica dulce y gentil lo hizo enamorarse perdidamente de ella.

Todo fué más intenso cuando logró conocerla más a fondo. Pero de todo lo que dijo, esa última frase lo hizo cuestionarse si era solo por esa noche o lo había dicho con otra intención.

«No, es imposible que ella quiera algo conmigo» pensó el rubio.

- Tan orgullosa como siempre, me gusta - Asintió.

- También me gusta la persona en la que te has convertido, Naruto. Ya no eres ese niño bobo que hacía travesuras en la aldea. - Le extendió a su amigo la traza de té.

- Gracias. - Sostuvo la taza aprisionando las manos de ella entre las suyas.

- P-Por nada - Le sorprendió la acción.

En cuanto la liberó se sentó en una silla alta del otro lado de la barra, quedando así frente a él.

- ¿Puedo preguntarte algo? Es... Personal.

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¡Hola chicos!

Bueno, aquí está el segundo capítulo, espero que les guste, ayer no tuve mucho tiempo por eso tarde en escribir, espero subir otro hoy mismo para compensar (y es doble).
Cualquier duda que tengan pueden preguntar en los comentarios.

¡Gracias por leer, los quiero! ꒰⑅ᵕ༚ᵕ꒱˖♡

Z.R. 🌸

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