Frente al televisor
-¿Así fue? Fue tierno entonces - Estaban reclinados frente al televisor - Mi padre insistía en que escribiera y mantuviera un diario. Le era importante que dejara un registro, alguna clase de dirección. Pero me parecía que un diario así escrito por mi, no sería cierto. No sería real del todo, cuando escribo lo que se me ocurre es entonces un fantasía oficial. Me parece que la única manera de que la fantasía tenga un lugar en la vida real es mientras siga siendo llamada fantasía.
- Esto...que mi padre salga a jugar por las tardes, toca un balón, lo aviente y convenientemente el balón vuelve a él. Y las veces que no, es culpa de mi padre. ¿Qué gracia le encuentras para nombrarlo tierno? - por toda contestación se encogió de hombros y en cambio pregunto:
-¿Qué es eso que difiere el tocar del jugar? Porque cuando es juego hay reglas y esta bien obligar, que te molestes de que el otro juegue sin ganas o de que haga trampa. Esta bien enojarse, aunque sería más agradable si se pudiese jugar sin pleito
-¿La broma es juego? ¿...y el amor? ¿Dónde esta eso que no se puede buscar en casa y que no existe fuera de ella? o cambiando un tanto si no mucho ¿Dónde eso que se busca en la cama, que se persigue en el sueño?
-Es como el cuento que te contaba, tan similar que incluye la fantasía. ¿A que niña le gustaría ser llamada flor? Las flores se arrancan, se llevan en el ojal por una hora o dos y se muren siendo trocadas por otra. Me recuerda la frase de una joven que al escuchara su famélico amante: "No se que sea pero lo dice usted tan bonito!".
-Pero si ese es el caso ¿Qué buscas? - casi se exasperaba - si quieres comunicarte con una puedes hacerlo y si dar vueltas a la imaginación también se puede hacer. Si uno quiere amar a una persona lo hace y si nada más a la mitad también puede. Pero tú parecías buscar algo. -dijo y se detuvo un momento al verle empañados los ojos. ¿Realmente hay algo que buscar? - continuo metiendo a su voz dulzura- No me parece que las palabras escritas puedan retener todo.
Pero empezaba a llorar, apenado intentaba ocultarse y limpiar la sal de su rostro usando la manga de su camisa. El interior de la televisión seguía moviéndose, pero sin sonido.
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